La UE exige explicaciones a EE UU por el espionaje
Reding indica que "el Parlamento evaluar¨¢ toda la relaci¨®n transatl¨¢ntica seg¨²n sus respuestas"
Amenaza velada de Bruselas a Washington por el caso de espionaje masivo de datos. La comisaria europea de Justicia, Viviane Reding, ha querido dejar las cosas claras al fiscal general estadounidense, Eric Holder. Reding ha enviado una carta inusualmente dura a Holder para pedir explicaciones sobre el espionaje orquestado desde el Gobierno de Barack Obama y advertirle de que el asunto puede afectar gravemente a las relaciones entre la Uni¨®n y Estados Unidos, en plenas negociaciones por el tratado de libre comercio entre las dos potencias.
La responsable de Justicia europea, que viajar¨¢ el jueves a Dubl¨ªn para participar en el encuentro bilateral entre las dos potencias, envi¨® el pasado lunes una carta de dos folios y medio al fiscal general en la que exige explicaciones detalladas por este esc¨¢ndalo. Y deja para el final la advertencia m¨¢s contundente: ¡°Dada la gravedad de la situaci¨®n y la seria preocupaci¨®n que ha expresado la opini¨®n p¨²blica a este lado del Atl¨¢ntico, entender¨¢ usted que espere respuestas r¨¢pidas y concretas el viernes. La Comisi¨®n Europea rinde cuentas ante el Parlamento Europeo, que probablemente evaluar¨¢ toda la relaci¨®n transatl¨¢ntica a la luz de sus respuestas¡±, concluye la misiva.
La luxemburguesa Reding avisa as¨ª a EE UU de que la representaci¨®n m¨¢s directa de los ciudadanos en las instituciones comunitarias, el Europarlamento, puede querer revisar todos los acuerdos de cooperaci¨®n que existen entre ambas partes y que benefician en gran medida a EE UU. No es una f¨®rmula habitual en Bruselas, poco dada a las guerras comerciales y las amenazas. Un portavoz del presidente de la Euroc¨¢mara, Martin Schulz, advirti¨® el jueves de que todo el arco parlamentario, incluidos los conservadores, ha mostrado un inusual grado de dureza en los ¨²ltimos debates con la postura de Washington. ¡°Hay dos dossieres que est¨¢n en peligro: el tratado de libre comercio entre la UE y EE UU, y la propuesta de protecci¨®n de datos reforzada, que implica intercambio de datos con los norteamericanos y puede generar grandes recelos si no hay explicaciones convincentes en Washington¡±, seg¨²n el portavoz.
Los pa¨ªses comunitarios ya entregan, por ejemplo, informaci¨®n sobre movimientos de capitales y sobre pasajeros a¨¦reos de todos los vuelos que tengan como origen o destino EE UU. Se da la paradoja de que los Veintisiete a¨²n no comparten esa informaci¨®n entre s¨ª ¡ªllevan meses intentando sacar adelante esta regulaci¨®n¡ª pero s¨ª se la suministran a Washington con el objetivo de luchar contra el terrorismo.
Antes de lanzar esa amenaza, Reding ¡ªque suele plantear los asuntos de forma clara, alejada del eufem¨ªstico lenguaje comunitario¡ª muestra inquietud por las ¡°adversas consecuencias [del programa de vigilancia de datos] para los derechos fundamentales de los ciudadanos europeos¡±. La comisaria recuerda a Holder que hace un a?o los dos coincidieron en la necesidad de ofrecer a los ciudadanos ¡°un alto nivel de protecci¨®n para su privacidad¡±.
Los pa?os calientes han corrido a cargo de Espa?a y Francia. Los ministros de Exteriores de esos dos pa¨ªses, Jos¨¦ Manuel Garc¨ªa-Margallo y Laurent Fabius, pidieron ¡°prudencia¡± para que las relaciones entre las dos potencias no descarrilen en un momento clave. Frente a ese llamamiento, Reding dej¨® clara la postura de Bruselas: subray¨® que el acceso directo de las fuerzas de seguridad estadounidenses a los datos personales de ciudadanos europeos almacenados en servidores de compa?¨ªas estadounidenses ¡°deben quedar excluidos salvo en situaciones concretas, excepcionales y revisables judicialmente¡±. Lejos de quedar en generalidades, Reding present¨® una lista con siete preguntas que exigen respuesta de Holder.
Lo primero que le interesa a la comisaria es saber si el programa de espionaje afecta principalmente a ciudadanos que no sean estadounidenses y, en concreto, a europeos. Adem¨¢s, pregunta si el acceso a esos datos personales se limita a casos concretos y cu¨¢les son los criterios empleados para el seguimiento. E inquiere sobre el caso contrario: si la informaci¨®n se recoge de forma masiva, ¡°sin justificaci¨®n relativa a casos concretos¡±, y si esas pr¨¢cticas son regulares u ocasionales.
En cuanto a los objetivos, la titular de Justicia pide aclaraciones sobre si se utiliza con fines de seguridad nacional, de inteligencia relacionada con el exterior y c¨®mo se definen ambos conceptos. Y le pregunta qu¨¦ v¨ªas administrativas o judiciales tienen a su alcance las empresas en Europa o EE UU para el acceso, la recogida y el procesamiento de datos bajo programas como el de vigilancia de datos. Casi de forma ret¨®rica ¡ªporque conoce la respuesta¡ª le pide informaci¨®n sobre los procedimientos por los que un ciudadano europeo puede informarse de si est¨¢ afectados por alguno de estos programas de espionaje. M¨¢s claramente, le pide una comparaci¨®n entre los procedimientos disponibles para los estadounidenses y los residentes (aunque no sean estadounidenses).
El trasfondo de esas preguntas es el profundo malestar que la UE lleva tiempo arrastrando sobre las diferencias de trato a los europeos en EE UU respecto a lo que sucede con los estadounidenses en territorio comunitario. Uno de los elementos que paralizan el acuerdo global de protecci¨®n de datos que negocian desde 2011 las dos potencias reside en que un norteamericano puede recurrir ante las autoridades europeas si siente que su informaci¨®n personal ha sido violada y, en cambio, un europeo no puede hacer lo mismo en EE UU. La gota que colma el vaso son esas informaciones que se?alan que la Agencia Nacional de Seguridad estadounidense tiene acceso a los registros de llamadas de Verizon, At&T y Sprint, las mayores teleoperadoras norteamericanas, y que entre 2007 y 2011 las webs de Microsoft, Google, Yahoo!, Facebook, YouTube, Skype, AOL y Apple se integraron en un programa secreto que ha sido defendido por el presidente estadounidense, Barack Obama.
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