Las disputas entre las facciones del r¨¦gimen iran¨ª marcan las presidenciales
Los candidatos conservadores se presentan divididos frente al cl¨¦rigo reformista Rohan¨ª
¡°Estoy terminando de montar un documental, pero el estreno depende de las elecciones. Si sale Rohan¨ª, me lanzo. Con los dem¨¢s, me lo pensar¨¦. No quiero arriesgarme a no poder vivir aqu¨ª por una pel¨ªcula¡±, conf¨ªa una joven cineasta iran¨ª. El mundo ve la Rep¨²blica Isl¨¢mica como un sistema monol¨ªtico y autoritario sin remedio. Para los iran¨ªes, sin embargo, los matices de gris son importantes. Del presidente que salga de las urnas este viernes (o el pr¨®ximo, en la segunda vuelta) depende que puedan poner remedio a los ocho a?os de gobierno de Mahmud Ahmadineyad, que una amplia mayor¨ªa tacha de nefastos.
Abbas Abd¨ª es uno de los hombres que cree que hay diferencia entre que salga uno u otro candidato. Por eso respalda la alianza de los reformistas con el expresidente Ali Akbar Hachem¨ª Rafsanyan¨ª en apoyo de Hasan Rohan¨ª. Buscan animar a los desencantados tras la reelecci¨®n de Ahmadineyad en 2009. A sus impecables credenciales revolucionarias (estuvo entre los estudiantes que tomaron la Embajada de Estados Unidos), une el haber sido uno de los ide¨®logos del movimiento reformista que llev¨® al poder a Mohamed Jatam¨ª en 1997.
¡°Soy reformista y apoyo a Rafsanyan¨ª¡±, confirma. ?No es contradictorio? ¡°No hay dos verdes iguales¡±, responde se?alando un par de plantas de su despacho, ¡°pero frente al rojo, ambas son verdes¡±.
Cuando los reformistas dominaban la presidencia y el Parlamento, pol¨ªticos como Rafsanyan¨ª y Rohan¨ª eran m¨¢s bien rivales que aliados. Que ahora se perciba a este ¨²ltimo como un candidato reformista da una idea de lo que se ha reducido el marco de debate.
Los aspirantes del n¨²cleo duro del r¨¦gimen compiten por el favor del l¨ªder supremo de la revoluci¨®n, Al¨ª Jamene¨ª
Abd¨ª, ingeniero qu¨ªmico de formaci¨®n y soci¨®logo autodidacta, culpa de ello a los errores de los l¨ªderes reformistas. No obstante, asegura que esa tendencia pol¨ªtica cuenta con el respaldo de una parte importante de la sociedad y, en consecuencia, debe estar representada en el poder, al igual que lo est¨¢n los conservadores.
Pero las luchas entre facciones, una constante desde la revoluci¨®n de 1979, no se limita al binomio reformista-conservador. Dentro de este ¨²ltimo sector hay tambi¨¦n una intensa competici¨®n por el favor del l¨ªder supremo, el ayatol¨¢ Ali Jamene¨ª, entre distintos grupos de poder. La negativa de los candidatos conservadores que a¨²n quedan en liza a retirarse a favor de uno de ellos indica importantes diferencias (si no en la estrategia, al menos en las t¨¢cticas) que las elecciones magnifican.
Dentro del espectro pol¨ªtico conservador, o principalista, Said Yalil¨ª, el actual jefe negociador nuclear, es quien parece estar m¨¢s cerca de la visi¨®n del mundo de Jamene¨ª, seg¨²n se desprende de sus esl¨®ganes electorales. Durante la campa?a ha predicado principios isl¨¢micos, junto a la resistencia econ¨®mica y pol¨ªtica a Estados Unidos y Occidente. Compitiendo por los mismos votantes, el exministro de Exteriores Ali Akbar Velayat¨ª, en la actualidad consejero del l¨ªder, ofrece una imagen m¨¢s urbana.
Mohamed Qalibaf, el alcalde de Teher¨¢n, tambi¨¦n se presenta como principalista y rinde tributo de boquilla a Jamene¨ª y los valores revolucionarios. Sin embargo, su principal objetivo es proyectarse como un buen gestor capaz de sacar al pa¨ªs de la depresi¨®n econ¨®mica en que le han sumido las sanciones y las desastrosas pol¨ªticas de Ahmadineyad (otro principalista). Esa imagen le ha granjeado el apoyo de algunos iran¨ªes urbanos que en el pasado votaron por los reformistas. El mensaje de Mohsen Reza¨ª, un antiguo jefe de los Pasdar¨¢n, es muy similar al de Qalibaf, pero como en el caso de Velayat¨ª, trata de mostrar imagen de hombre de estado con experiencia.
El descontento con los ocho a?os de gesti¨®n de Ahmadineyad se ha hecho evidente durante la campa?a electoral
¡°En contra de la extendida versi¨®n de que el l¨ªder respalda a uno de ellos, yo creo que espera a ver cu¨¢l tiene m¨¢s tir¨®n popular y una vez elegido, lo convierte en su candidato¡±, explica un analista europeo de visita en Ir¨¢n para seguir de cerca el proceso electoral. ¡°La ¨²nica vez que mostr¨® su respaldo expl¨ªcito [a Ahmadineyad en 2009], tuvo un gran coste para su prestigio y aunque no pueda reconocerlo en p¨²blico, debe de ser consciente de ello¡±, a?ade.
El descontento con la gesti¨®n de Ahmadineyad se ha hecho evidente durante los recientes debates electorales. Los ocho candidatos se sintieron lo suficientemente seguros para criticar sus pol¨ªticas, aunque Yalil¨ª termin¨® diciendo que no todo era culpa suya. Significativamente, todos los potenciales votantes de Yalil¨ª que esta corresponsal ha entrevistado en los ¨²ltimos d¨ªas declararon haber votado por Ahmadineyad en las elecciones anteriores.
¡°No deja nada como no sea la ruina¡±, responde Abd¨ª cuando le pregunto por el legado del presidente saliente. ¡°Lo importante no es lo que ¨¦l hizo o dej¨® de hacer, sino lo que cada uno de nosotros debe de hacer porque el destino de este pa¨ªs est¨¢ en nuestras manos¡±, subraya. ¡°Ahmadineyad fue posible por los errores de los reformistas; si queremos evitar otro Ahmadineyad, tenemos que hacer lo mejor que podamos¡±.
Y eso, en su opini¨®n, incluye cerrar el cap¨ªtulo de 2009 y seguir las reglas ¡°como ha hecho Rafsanyan¨ª¡±. Abd¨ª, que siempre ha aspirado a un sistema democr¨¢tico para su pa¨ªs, no oculta que los sucesos en Siria han pesado en la evoluci¨®n de su forma de pensar.
¡°En todo el mundo est¨¢ muriendo mucha gente, cuanta menos sea, mejor. Si no podemos alcanzar nuestros derechos de forma inmediata, tendremos que esperar¡±. En cualquier caso, Abd¨ª se muestra convencido de que ¡°los reformistas son el futuro de Ir¨¢n¡±.
Los seis contendientes
? Said Yalil¨ª (Mashhad, 1967) es el favorito del entorno del l¨ªder supremo a pesar de ser el candidato m¨¢s joven. Desde 2007 es el jefe del equipo negociador del programa nuclear iran¨ª con las grandes potencias. La firmeza de su postura es aplaudida por los ultraconservadores. Perdi¨® la pierna derecha en la guerra contra Irak.
? Mohamed Baqer Qalibaf (Torqabeh, 1961) ya se present¨® a las presidenciales en 2005, sin ¨¦xito. Fue recompensado con la alcald¨ªa de Teher¨¢n, donde se gan¨® fama de buen gestor, aunque su actuaci¨®n en la represi¨®n de las protestas contra Jatam¨ª de 1999 y 2003 le rest¨® popularidad. Fue tambi¨¦n jefe de los Pasdar¨¢n y antiguo responsable policial.
? Ali Akbar Velayat¨ª (Teher¨¢n, 1945) est¨¢ considerado uno de los confidentes del ayatol¨¢ Ali Jamenei. M¨¦dico pediatra formado en EE UU, estuvo al frente de la diplomacia iran¨ª durante 16 a?os. En 1997, tras el triunfo de Jatam¨ª, pas¨® a asesorar al l¨ªder supremo en asuntos Internacionales. A pesar de su gran experiencia y arraigo dentro del r¨¦gimen, existe la convicci¨®n de que su candidatura es solo un gesto.
? Hasan Rohan¨ª (Sorje, 1948) es el ¨²nico cl¨¦rigo entre los seis contendientes. Se ha convertido en el candidato de consenso del sector reformista moderado del r¨¦gimen. Pragm¨¢tico cercano al expresidente Ali Akbar Rafsanyani, tambi¨¦n tiene buena relaci¨®n con el l¨ªder supremo. Exiliado entre 1977 y 1979 ¡ªa?o del triunfo de la revoluci¨®n isl¨¢mica¡ª, de 2003 a 2005 fue jefe del equipo negociador nuclear.
? Los otros dos candidatos son Mohsen Reza¨ª, excomandante de los Guardianes de la Revoluci¨®n y actual interlocutor entre el Parlamento y el Consejo de los Pasdar¨¢n; y Mohamad Gazari, una figura independiente y moderada, cercano a Occidente pero no del todo definido. Otros dos aspirantes, el reformista Mohamad Reza Aref y el conservador Gholam Ali Haddad-Adel, se han retirado.
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