Los rostros del corredor de la muerte
Antiguos condenados a la pena capital, pol¨ªticos y un ex jefe de ejecuciones de EE UU se dan cita en Madrid para pedir el fin de las ejecuciones
Los Estados de Texas y Florida ejecutaron el mi¨¦rcoles a dos reclusos del corredor de la muerte, aparentemente ajenos al clamor del movimiento abolicionista reunido esta semana en Madrid. Exconvictos, verdugos, activistas, pol¨ªticos y abogados han pedido el fin de la pena capital, que todav¨ªa se aplica en 21 pa¨ªses del mundo. El a?o pasado, 682 personas murieron legalmente ejecutadas. Ir¨¢n es el pa¨ªs con m¨¢s casos per c¨¢pita. China, en el que m¨¢s ciudadanos mueren a manos del Estado, pero tambi¨¦n el que mantiene en secreto las cifras de condenados a muerte. Los datos oficiosos hablan de miles de ejecutados. En Estados Unidos, una treintena de Estados aplican todav¨ªa la pena capital. En total, 23.286 personas se encuentran en estos momentos en el corredor de la muerte. ¡°A veces era dif¨ªcil. A veces tardaba una semana en recuperarme, a veces diez d¨ªas¡±, recuerda Jerry Givens, exejecutor en Virginia durante 17 a?os. ¡°He matado a 62 personas¡±, informa.
Las primaveras ¨¢rabes, dicen los expertos, han abierto al menos la posibilidad de poner sobre la mesa el tema de la pena capital en pa¨ªses en los que hasta ahora la libertad de expresi¨®n era poco m¨¢s que una fantas¨ªa. En Ir¨¢n, un pa¨ªs que hoy celebra elecciones cuatro a?os despu¨¦s de que el r¨¦gimen aplastara una oleada de revueltas prodemocr¨¢ticas, el n¨²mero de ejecuciones se ha disparado, tambi¨¦n las p¨²blicas. El a?o pasado, al menos 314 personas murieron ejecutadas en Ir¨¢n, seg¨²n Amnist¨ªa Internacional. El n¨²mero de casos no confirmados podr¨ªa ser mucho mayor, seg¨²n indican los defensores de derechos humanos. ¡°A medida que pierde legitimidad, los l¨ªderes sienten la necesidad de generar miedo entre la poblaci¨®n. Por eso los cuelgan en la calle, para que todos, incluso los ni?os lo vean¡±, indica Mahmud Amiry-Moghaddam, un disidente iran¨ª exiliado en Noruega.
Una de las conclusiones a las que han llegado sin embargo los participantes de la cita en Madrid es que los c¨®digos penales del planeta se mueven claramente hacia la erradicaci¨®n de la pena de muerte. Cada vez m¨¢s pa¨ªses optan por abolir, ya sea de hecho o de derecho, la pena de muerte. M¨¢s y m¨¢s pa¨ªses llegan al convencimiento de que un sistema penal no puede matar en nombre de la defensa de la vida.
JERRY GIVENS: ¡°Ejecut¨¦ a 62 personas¡±
Givens comenz¨® su carrera profesional en 1974 en el departamento penitenciario en Virginia. Diez a?os m¨¢s tarde se convirti¨® en el jefe de las ejecuciones; un puesto en el que se mantuvo durante 17 a?os. ¡°Ejecut¨¦ a 62 personas¡±, informa. Dice Givens que de algunos de los casos se acuerda, pero que de otros, no. A la mayor¨ªa les aplic¨® corrientes de alto y bajo voltaje durante minuto y medio. ¡°S¨¦ exactamente qu¨¦ corriente necesita cada preso, dependiendo de la estatura ¡±. A partir de 1996, a los reos se les dejaba que eligieran morir en la silla el¨¦ctrica o por inyecci¨®n letal.
¡°A veces era dif¨ªcil. A veces tardaba una semana en recuperarme, a veces diez d¨ªas¡±, recuerda este hombre que nunca ofreci¨® ning¨²n detalle a su familia sobre sus actividades. Givens dice que cuando ejecutaba, se dec¨ªa a s¨ª mismo que solo cumpl¨ªa la ley que la gente hab¨ªa votado. Pero ahora, a sus 60 a?os, es de los que cree ahora que hay que volcarse en medidas preventivas y se rebela contra su pasado. ¡°El estado de Virginia se lleva por delante vidas para demostrar que no se debe matar. ?Qu¨¦ sentido tiene eso? ?Y si la persona luego resulta inocente?¡±, se pregunta.
En 1996, la vida de Givens dio un vuelco. Le acusaron de lavado de dinero y de perjurio en un caso en el que ¨¦l se declara inocente, pero que le cost¨® una condena de 57 meses. ¡°Yo pens¨¦ que esa era la manera que Dios ten¨ªa de sacarme de ese trabajo¡±. Cuenta que su proceso judicial, que considera plagado de irregularidades, le hizo reflexionar sobre la suerte de algunos de los hombres a los que ejecut¨®. ¡°?Y si fueron tratados injustamente como yo?¡±, se pregunta Givens. ¡°Nunca me hubiera imaginado que acabar¨ªa matando a 62 personas, pero sucedi¨®¡±.
JOAQU?N JOS? MART?NEZ: ¡°Estaba a favor de la pena de muerte¡±
¡°El 7 de junio cumpl¨ª 12 a?os desde que sal¨ª. Ten¨ªa este traje y otro en los juicios. Me lo pongo en ocasiones como esta para acordarme de aquellos d¨ªas¡±, explica Joaqu¨ªn Jos¨¦ Mart¨ªnez, excondenado a muerte en Florida (EE UU). Su exmujer le acus¨® de doble homicidio y le declararon culpable. Estuvo cinco a?os en la c¨¢rcel de Orient Road (Tampa) de los cuales tres y medio los pas¨® en el corredor de la muerte. Mart¨ªnez estima que la pena de muerte ha cambiado mucho: ¡°Hemos llegado muy lejos. Lo que es hoy y lo que era cuando yo sal¨ª en 1997 es muy distinto. Es todav¨ªa un proceso lento, pero vamos claramente a mejor¡±. Para Mart¨ªnez, esto se debe a la concienciaci¨®n de muchos gobiernos, ONG y medios de comunicaci¨®n. Educar a la poblaci¨®n es fundamental: ¡°Yo estaba a favor de la pena de muerte porque pensaba que frenaba los delitos. Sin embargo, de los m¨¢s de 400 condenados a muerte que conoc¨ª, ninguno hab¨ªa pensado en las consecuencias¡±.
Joaqu¨ªn Jos¨¦ ha rehecho su vida. Vive en Valencia con su mujer, embarazada ahora de gemelos. Se gana la vida como inform¨¢tico, y es un activista contra la pena capital: ¡°Nunca olvidar¨¦ el corredor de la muerte. Recuerdo a las familias de los 13 compa?eros que hab¨ªa en el corredor. Imagino c¨®mo estar¨¢n ahora. Todos los presos salvo yo y Juan Mel¨¦ndez (tambi¨¦n declarado inocente) est¨¢n muertos¡±.
TANYA Y C?NDIDO IBAR: ¡°Est¨¢ bien por el apoyo de la gente¡±
Pablo Ibar lleva 19 a?os encarcelado en Florida, 13 de ellos en el corredor de la muerte, acusado de un triple homicidio. La investigaci¨®n policial llev¨® hasta dos personas, Ibar y Seth Pe?alver, condenadas a muerte.
Pe?alver sali¨® libre el pasado diciembre porque las pruebas de ADN y las huellas no correspond¨ªan con las de los asesinos. En el caso de Ibar, tampoco. Los jueces, sin embargo, podr¨ªan seguir dando credibilidad al v¨ªdeo, donde una persona tiene alg¨²n parecido a Pablo.
¡°"Hemos aprendido a no ser ni optimistas ni pesimistas. Solo tenemos una idea en mente: nuestra determinaci¨®n por demostrar su inocencia¡±, asegura C¨¢ndido, el padre del reo. Dentro de 5 o 6 meses, el Supremo de Florida decidir¨¢ si conceden la repetici¨®n del juicio a Ibar.
Pablo, mientras tanto, espera. ¡°No s¨¦ c¨®mo se las arregla pero est¨¢ bien. Gracias a la familia, a los amigos y al apoyo de la gente, est¨¢ bien¡±, asegura Tanya, su mujer, que se cas¨® con Pablo cuando este ya estaba en el corredor.
AHMED HAOU: ¡°Hab¨ªa inocentes y enfermos mentales¡±
Haou pas¨® 15 a?os en el corredor de la muerte en Marruecos. Metido en una celda de un metro y medio cuadrado. Convivi¨® con las ratas, con las heces de sus compa?eros de celda, con una bombilla encendida d¨ªa y noche y sobre todo con la omnipresencia de la muerte. ¡°Viv¨ª junto a la muerte cada instante. Cada vez que o¨ªa la bota de un guardi¨¢n pensaba ¡®ya est¨¢, ya vienen a llevarse mi vida¡¯.
Este defensor de los derechos humanos marroqu¨ª de 53 a?os acab¨® en la c¨¢rcel de Casablanca en los a?os ochenta por hacer una pintada contra la carest¨ªa de la vida y la represi¨®n de Hassan II. Un juicio que ¨¦l considera ¡°una pantomima¡± dict¨® su sentencia de muerte. Ten¨ªa 19 a?os y le acusaron de atentar contra la seguridad del Estado. Le rasuraron la cabeza a golpe de cortes en el cr¨¢neo y comenzaron los abusos. ¡°Cada d¨ªa me torturaban¡±. Cuenta que muchos presos escrib¨ªan cartas en las que ped¨ªan formalmente que les mataran.
En su c¨¢rcel hab¨ªa otros 80 condenados a muerte. ¡°Eran gente pobre. Si hubieran tenido dinero no estar¨ªan all¨ª. Hab¨ªa gente inocente, enfermos mentales¡ no ten¨ªamos derechos a que nos visitara nuestra familia, ni a un m¨¦dico, ni a estudiar. No ten¨ªamos derecho a nada. Estuve as¨ª diez a?os¡±.
El calvario de Haou termin¨® gracias a la presi¨®n de las organizaciones de derechos humanos. ¡°Muchas ONG nacionales e internacionales me adoptaron como preso de conciencia y al final conmutaron mi pena por una cadena perpetua. En 1998 Ahmed Haou fue puesto en libertad en el marco de una amnist¨ªa general. ¡°La alegr¨ªa fue inimaginable cuando escuch¨¦ el port¨®n de la c¨¢rcel cerrarse detr¨¢s de m¨ª¡±.
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