EE UU conf¨ªa en que su ayuda militar cambiar¨¢ el curso de la guerra en Siria
La Casa Blanca no precisa el tipo de armas que la CIA entregar¨¢ a los rebeldes. Por el momento, no se aplicar¨¢ una zona de exclusi¨®n a¨¦rea
Estados Unidos cree que las armas que pondr¨¢ en los pr¨®ximos d¨ªas en manos de los rebeldes sirios ser¨¢n capaces de incrementar su poder de combate hasta el punto de revertir la actual situaci¨®n militar y favorecer una posterior soluci¨®n pol¨ªtica del conflicto. Al mismo tiempo que la CIA canaliza ya los env¨ªos de ese armamento, Barack Obama discutir¨¢ la pr¨®xima semana con sus aliados europeos y con Rusia otras alternativas para acabar con el r¨¦gimen de Bachar el Asad.
¡°Creemos que podemos cambiar las cosas¡±, afirm¨® este viernes Ben Rhodes, viceconsejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca en relaci¨®n con los efectos que puede tener la decisi¨®n de la Administraci¨®n norteamericana de proveer ayuda militar a la oposici¨®n despu¨¦s de haber certificado que el Gobierno de Siria ha usado armas qu¨ªmicas a peque?a escala contra sus rivales.
La Casa Blanca no ha precisado el tipo de armas que ser¨¢n entregadas ni qu¨¦ otro tipo de asistencia militar se contempla, pero Rhodes vaticin¨® que la implicaci¨®n de EE UU, a la que se sumar¨¢n otros pa¨ªses de la regi¨®n ¡ªmencion¨® Catar, Emiratos ?rabes Unidos y Turqu¨ªa¡ª, permitir¨¢ a los rebeldes ¡°aumentar su capacidad militar y su eficacia¡±.
La oposici¨®n siria ha sufrido en las ¨²ltimas semanas varios reveses significativos en el campo de batalla y tiene actualmente dificultades para mantener bajo su control la ciudad de Alepo ante el empuje del Ej¨¦rcito de Asad, apoyado por milicianos de Hezbolah y por Ir¨¢n.
La Administraci¨®n norteamericana no ha tomado a¨²n una decisi¨®n sobre si proceder a la imposici¨®n de una zona de exclusi¨®n a¨¦rea sobre Siria para impedir el vuelo de la aviaci¨®n del Gobierno, una opci¨®n que, sin embargo, se mantiene sobre la mesa y que cuenta con el apoyo de influyentes congresistas, como el senador John McCain.
Rhodes advirti¨® que una zona de exclusi¨®n a¨¦rea sobre Siria ser¨ªa ¡°mucho m¨¢s dif¨ªcil y peligrosa¡± que la que en su d¨ªa se aplic¨® en Libia, debido a la dispersi¨®n del territorio sobre el que en estos momentos se libra la guerra. El viceconsejero de Seguridad Nacional manifest¨® que su pa¨ªs dar¨¢ ese paso en funci¨®n de sus propios intereses nacionales y que, en estos momentos, no est¨¢ claro que la imposici¨®n de un ¨¢rea de prohibici¨®n de vuelos no exigiese un desproporcionado esfuerzo militar de parte de EE UU.
En todo caso, el Gobierno norteamericano no ha descartado a¨²n esa posibilidad, y est¨¢ dispuesto a discutirla con sus aliados. Una de las dificultades para esa medida es que algunos de los pa¨ªses con los que Washington busca la colaboraci¨®n, como Francia, pretenden que cualquier actuaci¨®n militar en Siria sea refrendada por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, lo que supone condenarla de antemano al fracaso puesto que Rusia ha anunciado su veto.
EE UU intenta tambi¨¦n involucrar a la ONU, y hoy mismo, la embajadora norteamericana, Susan Rice, entreg¨® al secretario general, Ban Ki-moon, las pruebas sobre el uso de armas qu¨ªmicas en Siria con el objeto de conseguir la movilizaci¨®n de esa organizaci¨®n. Pero EE UU no va a condicionar su actuaci¨®n a una votaci¨®n del Consejo de Seguridad.
Rhodes inform¨® que existen ya canales para la introducci¨®n de armamento en Siria. No quiso mencionar los plazos en los que esas armas puedan estar en manos de los rebeldes, pero expres¨® su confianza en que no sea tarde para impedir la victoria del r¨¦gimen.
La Administraci¨®n de Obama, que ha sido criticada por la oposici¨®n y por otros pa¨ªses por haber reaccionado con demasiado retraso, sostiene que, hasta hace poco, la insurgencia siria era una fuerza demasiado dividida y confusa como para asumir el riesgo de armarla.
La Casa Blanca ha asegurado que ahora se dar¨¢ satisfacci¨®n pr¨¢cticamente a todas las peticiones de armas presentadas por los rebeldes. Sin embargo, fuentes oficiales citadas por la prensa estadounidense afirman que se les entregar¨¢n ¨²nicamente armas ligeras y municiones y, tal vez, misiles antitanque, pero que se ha descartado inicialmente el env¨ªo de misiles antia¨¦reos que los insurgentes han reclamado ansiosamente.
Sin aceptarlo abiertamente as¨ª, Obama parece haber puesto en marcha una estrategia cuyo objetivo no es que los rebeldes ganen la guerra, sino que recuperen la iniciativa militar para que puedan sentarse en mejor posici¨®n en una futura mesa de negociaci¨®n. En las condiciones actuales, la celebraci¨®n de la conferencia de paz de Ginebra, acordada entre Washington y Mosc¨², podr¨ªa resultar m¨¢s ¨²til para El Asad que para sus enemigos.
EE UU, que sigue sosteniendo que El Asad no puede ser parte de ninguna soluci¨®n pol¨ªtica, necesita debilitar al dictador sirio tanto como para que acepte ¡ª¨¦l y Rusia¡ª su salida, pero sin fortalecer tanto a los rebeldes como para que se conviertan en una fuerza fuera de control. Las experiencias de Afganist¨¢n e Irak est¨¢n contando a la hora de actuar en Siria.
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