Los ¡°viejitos¡± plantan cara a Daniel Ortega
El Gobierno sandinista reprime una protesta pac¨ªfica de un grupo de ancianos que demandan una pensi¨®n de 50 d¨®lares al mes
Un grupo de ancianos se ha convertido en el s¨ªmbolo de la reivindicaci¨®n social en Nicaragua, al plantar cara al Gobierno de Daniel Ortega y tomar las instalaciones del Instituto de Seguridad Social (INSS), un edificio de cristal en el viejo coraz¨®n de Managua, escenario de una protesta pac¨ªfica que desde hac¨ªa a?os no se ve¨ªa en este pa¨ªs, y que fue reprimida con fuerza por la Polic¨ªa Nacional.
Aglutinados en la Uni¨®n Nacional del Adulto Mayor (UNAM), unos cinco mil ancianos exigen al Gobierno de Ortega la entrega de una pensi¨®n m¨ªnima por toda una vida de trabajo. El monto que demandan es irrisorio, unos 50 d¨®lares al mes, m¨¢s ayudas en medicinas y equipo como sillas de ruedas. Hasta ahora el Gobierno se ha mostrado indolente a estas demandas y el mi¨¦rcoles mostr¨® su cara m¨¢s represiva al enviar a decenas de polic¨ªas con la orden de desalojar a la fuerza las instalaciones del INSS.
¡°No les importa lo que nos pase¡±, repet¨ªan los ancianos a los periodistas que intentaban dar cobertura a su manifestaci¨®n, un trabajo impedido por la Polic¨ªa Nacional, que golpe¨® a varios reporteros. ¡°Van a terminar mat¨¢ndolos¡±, dijo Rosa, una mujer delgada que culpaba directamente a Daniel Ortega de la represi¨®n. ¡°?D¨®nde est¨¢ Aminta Granera?¡±, se preguntaba, en referencia a la jefa de la Polic¨ªa Nacional de Nicaragua.
Desde su llegada al poder en enero de 2007, Daniel Ortega ha mantenido un discurso populista cuyo lema oficial canta en pancartas y enormes carteles plantados por toda Managua: ¡°Arriba los pobres del mundo¡±. La protesta de los ancianos, sin embargo, es un duro golpe a ese discurso oficial, al desnudar la indolencia del Gobierno hacia un grupo vulnerable. La protesta, bautizada en las redes sociales como OcupaINSS, ha calado profundamente entre los nicarag¨¹enses, por lo general reacios a participar en manifestaciones.
Desde que el lunes pasado los ancianos lograron entrar al edificio del INSS, j¨®venes y organizaciones civiles han organizado colectas de dinero, agua y v¨ªveres para entregar a quienes aqu¨ª llaman con cari?o ¡°los viejitos¡±. Esta movilizaci¨®n ha cabreado al Gobierno, que orden¨® aplastar la manifestaci¨®n y desalojar a la fuerza a los ancianos. Las escenas en las inmediaciones del INSS eran conmovedoras: se?oras de la tercera edad enfrent¨¢ndose a j¨®venes polic¨ªas que sin mayores dificultades las arrastraban; se?ores con muletas siendo golpeados por los polic¨ªas; la mayor¨ªa, sitiados dentro del edificio, con el agua cortada y sin la posibilidad de recibir comida. Vecinos del inmueble intentaron entregar alimentos a trav¨¦s de los techos de las casas, pero la orden oficial fue subir a los polic¨ªas a los tejados para evitar el avituallamiento.
Las denuncias de abusos se regaron por las redes sociales y creci¨® una convocatoria que cuaj¨® con j¨®venes moviliz¨¢ndose hasta las cercan¨ªas del INSS, donde forcejearon con los cordones policiales para romper el cerco y dar agua a los ancianos. La polic¨ªa respondi¨® con gases lacrim¨®genos y golpeando a los manifestantes. Varios fueron apresados. La noche del mi¨¦rcoles, decenas de personas realizaron una vigilia en el lugar, entre ellos Zoilam¨¦rica Narv¨¢ez, hijastra de Ortega y quien lo acus¨® en 1998 de abusar sexualmente de ella desde que era una ni?a. Narv¨¢ez hab¨ªa guardado silencio por a?os, hasta hace unas semanas que apareci¨® p¨²blicamente denunciando que el Gobierno, por orden de Ortega, hab¨ªa presionado a pa¨ªses cooperantes como Noruega para que dejen de ayudar financieramente a la ONG de Narv¨¢ez. Ayer, sentada en una acera, la mujer compart¨ªa la indignaci¨®n de un grupo cada vez mayor de nicarag¨¹enses por el maltrato gubernamental a los ancianos. ¡°Ortega lo que quiere es m¨¢s represi¨®n. ?No es cobard¨ªa que a mi edad tengan miedo y me manden polic¨ªas a callarme?", dijo Vilma N¨²?ez, presidenta del Centro Nicarag¨¹ense de Derechos Humanos (CENIDH).
La madrugada del jueves, mientras muchos de los que apoyaban a los ancianos se hab¨ªan retirado, oficiales de la Polic¨ªa entraron al edificio del INSS, cargaron contra los ancianos que se encontraban dentro y los metieron a la fuerza en autobuses. Algunos fueron trasladados a hospitales de la capital, pero otro grupo decidi¨® regresar al s¨ªmbolo de su protesta y continuar demandando el derecho a su m¨ªsera pensi¨®n de 50 d¨®lares. De paso, despiertan a todo un pa¨ªs. ¡°Lo que ha sucedido ahora es algo in¨¦dito. Los viejitos locos que andaban por las calles ya no lo son m¨¢s. A fuerza de perseverancia y dolor, se ganaron el respeto y la admiraci¨®n de todos y han provocado una de las olas de solidaridad m¨¢s grandes que protesta alguna haya despertado en el pa¨ªs¡±, escribi¨® el periodista Fabi¨¢n Medina.
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