Los servicios secretos brasile?os comienzan a vigilar las redes sociales
Las protestas masivas alcanzan a 80 ciudades, entre ellas S?o Paulo y R¨ªo de Janeiro
A la presidencia de Brasil le cogi¨® por sorpresa la explosi¨®n de la protesta popular sin que la Agencia Brasile?a de Inteligencia (Abin) hubiesen alertado al Gobierno ni al Congreso.
Preocupado por el desarrollo de la protesta que este jueves alcanz¨® a 80 ciudades, entre ellas de nuevo a S?o Paulo y R¨ªo, el Gobierno ha designado a agentes de los servicios secretos para seguir por medio de Facebook, Twitter, Instagram y WhatsApp las movilizaciones.
La decisi¨®n fue tomada, seg¨²n han informado varios medios de comunicaci¨®n, tras una crisis entre asesores civiles de la presidenta Dilma Rousseff y el Gabinete de Seguridad Institucional (GSI), que no habr¨ªa alertado a la presidencia de las manifestaciones que sorprendieron a todo el mundo pol¨ªtico. Los agentes de la Abin y otros ¨®rganos de inteligencia se hab¨ªan concentrado los meses pasados en la seguridad de la Copa de las Confederaciones, dejando desprotegidas otras ¨¢reas, entre ellas la de la protesta callejera.
Tras la explosi¨®n de la crisis no anunciada ni esperada, tanto la presidenta como el Congreso y el Partido de los Trabajadores (PT) tuvieron que improvisar una estrategia para saber c¨®mo actuar. La mandataria tom¨® el avi¨®n y fue a consultar a su antecesor y pupilo el expresidente Lula da Silva, el cual, a su vez, se reuni¨® con representantes de cuatro sindicatos.
El Partido de los Trabajadores, sorprendido con el resucitar de un movimiento popular por primera vez no controlado por ¨¦l ni por los movimientos sociales de izquierdas, en un primer momento, al igual que?Rousseff, apoy¨® las protestas como leg¨ªtimas, pero organizaron una manifestaci¨®n paralela en S?o Paulo en apoyo a la presidenta, a pocos metros del lugar de la concentraci¨®n de la protesta.
En la ¨²ltima manifestaci¨®n de Brasilia, el Gobierno y el Congreso se vieron sorprendidos y no llegaron a prever la posibilidad de que los manifestantes pudieran llegar a ocupar el Congreso, como ocurri¨® en parte. Este jueves, ante la anunciada manifestaci¨®n en Brasilia, que ha a?adido a sus reivindicaciones la retirada del proyecto de ley que intenta despojar a la Fiscal¨ªa el poder de investigaci¨®n para dejarlo en manos de la polic¨ªa, todos los edificios oficiales en la capital federal, como el Palacio del Planalto y el Congreso, han sido reforzados.
En torno al palacio presidencial han sido colocadas rejas dobles para reforzar su seguridad.?En R¨ªo, despu¨¦s de las cr¨ªticas al gobernador S¨¦rgio Cabral, considerado ausente durante las protestas, se ha dispuesto un especial aparato de seguridad en el Palacio de Guanabara, para evitar que, como en la vez anterior, la sede del gobierno municipal acabe medio destruida.
Una de las quejas de la gente es que mientras las calles se llenan de cientos de miles de ciudadanos pidiendo mejoras en los servicios p¨²blicos, los pol¨ªticos, tanto del gobierno como de la oposici¨®n, dan la impresi¨®n de haberse escondido. ¡°Aparecen s¨®lo para pedir votos. Ahora son invisibles¡±, dec¨ªa una pancarta en R¨ªo.
El a?o pr¨®ximo habr¨¢ elecciones presidenciales y para elegir gobernadores, senadores y diputados. El temor ahora es que si las manifestaciones se alargan hasta entonces, les va a ser muy dif¨ªcil a los candidatos, desde a la presidenta hasta los dem¨¢s, aparecer pidiendo votos.
Mientras tanto, los ciudadanos de a pie se sienten honrados de que en el exterior, por primera vez se hable de los brasile?os "no por el f¨²tbol sino porque quieren mejores transportes, hospitales y escuelas".
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