El desquite chavista
La operaci¨®n de acoso y derribo de los principales medios de comunicaci¨®n opositores en Venezuela concluy¨® con el reciente cambio de titularidad en la Cadena Capriles y la venta de Globovisi¨®n a empresarios amigados con el gobierno de Nicol¨¢s Maduro, pero hab¨ªa comenzado poco despu¨¦s del fallido golpe del 11 de abril de 2002 contra Hugo Ch¨¢vez. Aquel d¨ªa, mientras los militares proced¨ªan a la detenci¨®n del fallecido caudillo, el vicealmirante V¨ªctor Ram¨ªrez P¨¦rez, admit¨ªa que el golpe hab¨ªa triunfado porque cont¨® en su arsenal ¡°con un arma mort¨ªfera: la prensa¡±. La inesperada sublevaci¨®n de la 42? Divisi¨®n de Paracaidistas de Maracay trunc¨® los planes de las autoridades de facto, rescat¨® a Ch¨¢vez de su arresto en la isla La Orchila, y a partir de su reinstauraci¨®n en el Palacio de Miraflores, se agolparon las convocatorias oficialistas al desquite
La revancha ha sido progresiva pero implacable contra las cadenas de televisi¨®n y las emisoras de radio que llegan a la mayor¨ªa de los venezolanos con un mensaje ajeno a los dogmas revolucionarios. La censura oficial desembarc¨® en la emblem¨¢tica Globovisi¨®n, llev¨¢ndose por delante a dos conocidos conductores. Los peri¨®dicos y revistas no importaron tanto, porque su penetraci¨®n e influencia en los bastiones chavistas es limitada, pero la entrada del oficialismo en la cadena Capriles, significa el control de Ultimas Noticias, el diario de mayor difusi¨®n. Las empresas period¨ªsticas m¨¢s asociadas al golpe petrolero de hace doce a?os fueron progresivamente liquidadas, anuladas o vendidas a empresarios de confianza, pues buena parte de sus negocios dependen de la administraci¨®n. A partir del 2002, las mayor¨ªas electorales del gobierno promulgaron leyes y sancionaron normas sobre contenidos y frecuencias radiales para forzar su claudicaci¨®n o cierre.
Ni perd¨®n, ni olvido. La consigna fue demoler desde sus cimientos el activismo de la prensa opositora del 2002, y sustituirlo por el activismo gubernamental desde las trincheras asaltadas y desalojadas: estudios mantenidos a flote pero bajo control pol¨ªtico. La correlaci¨®n de fuerzas en la prensa es hoy diametralmente opuesta a la observada por este periodista en Caracas durante las v¨ªsperas y desarrollo del golpe de Estado contra Ch¨¢vez. Entonces, el grueso de los los medios de comunicaci¨®n hab¨ªan asumido el papel de los partidos de oposici¨®n, lastrados por luchas facciosas y por carcamales de Acci¨®n Democr¨¢tica y COPEI, incapaces de renunciar a los vicios de un bipartidismo de cuatro decenios carcomido por la corrupci¨®n y la arbitrariedad en la distribuci¨®n del man¨¢ petrolero.
¡°?A tomar las calles!¡±, ¡°Ni un paso atr¨¢s¡±, eran algunos de los golpistas titulares de prensa. Un columnista encabez¨® sin ambages: ¡°tiempo para derrocar este gobierno¡±. En las v¨ªsperas del fugaz derrocamiento de Ch¨¢vez, el ariete antigubernamental estaba a formado por una constelaci¨®n de fuerzas hermanadas contra el fallecido mandatario, los cinco principales canales privados, (Venevisi¨°n, Radio Caracas Televisi¨®n, y Canal Metropolitano Televisi¨®n y Globovisi¨®n) y nueve de los diez peri¨®dicos m¨¢s importantes del pa¨ªs. Con m¨¢s prisas que pausas, el Gobierno ha construido su propio imperio medi¨¢tico en prensa escrita, radio y televisi¨®n para magnificar sus pol¨ªticas y arrinconar a la oposici¨®n. La prensa antigubernamental tampoco fue muy generosa en la Venezuela de las dos trincheras cuando controlaba programaciones y consignas pues siempre consider¨® que la permanencia de autoritario mandatario de la boina colorada era un peligro para la democracia. El chavismo reaccionaba entonces con encadenamientos obligatorios a los mon¨®logos de Ch¨¢vez en su programa ¡®Al¨® presidente¡¯.
Con la fallida designaci¨®n de Vladimir Villegas como director de Globovisi¨®n, a mediados de mayo, el ejecutivo quiso negar el denunciado totalitarismo medi¨¢tico en ciernes, pues aunque el periodista ocup¨® cargos en la administraci¨®n chavista y es hermano del actual ministro de Informaci¨®n, milita en la oposici¨®n desde el 2007. Abandon¨® el oficialismo, pero sin portazos. Sus explicaciones para rechazar la direcci¨®n de la cadena, ¡°el periodismo con el que sue?o es libre, aut¨®nomo¡±, limitan con la ingenuidad o el cinismo. Villegas y los dos conductores posteriormente censurados, Kiko Bautista e Ismael Garc¨ªa, sab¨ªan perfectamente que el gobierno de Nicol¨¢s Maduro no promover¨¢ la equidistancia y la pluralidad en Globovisi¨®n porque necesita la cadena a plena dedicaci¨®n, como herramienta propagand¨ªstica y pol¨ªtica. La necesita para anunciarse y salir al paso de quienes siguen denunciando fraude en las elecciones del 14 de abril y anticipan el fracaso de su presidencia a caballo de las disputas internas, el desabastecimiento y la carest¨ªa.
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