Los suyos
Cada vez que los dos grandes partidos europeos deciden mirar a otro lado ante desmanes de los suyos, se desmonta su discurso de valores compartidos
La cita electoral europea de mayo de 2014 ser¨¢ un reto formidable para los partidos tradicionales y para la legitimidad de toda la integraci¨®n europea. Los partidos a escala europea se preparan para presentar a los electores un candidato propio a presidir la Comisi¨®n. Pronto empezar¨¢n a redactar programas electorales y a poner en marcha estrategias compartidas. Sin embargo, los ciudadanos votaremos, como en las ocasiones anteriores, seg¨²n nuestras preferencias por las siglas en cada pa¨ªs porque los partidos europeos no tienen credibilidad propia. No la podr¨¢n tener mientras sigan siendo incapaces de criticar a partidos miembros o de empujarles a cambiar cuando su actuaci¨®n, en particular en el gobierno, es manifiestamente opuesta a los valores que les definen.
Por vez primera el Partido Socialista Europeo aprob¨® el pasado s¨¢bado un Programa Fundamental, las bases comunes que identifican a la familia socialdem¨®crata europea. Tuvo el poco acierto de hacerlo en Sof¨ªa, d¨®nde gobiernan los socialistas gracias al apoyo parlamentario del partido ultranacionalista Ataka, en medio de las protestas contra el nuevo gobierno. Este gobierno fue presentado como 't¨¦cnico' pero lleg¨® a incluir a figuras de tan poco talla moral como Delyan Peevski, un magnate de los medios de comunicaci¨®n manchado por alegaciones de corrupci¨®n, al que el gobierno tuvo que retirar como jefe de la Agencia de Seguridad Nacional por las protestas. El Partido Socialista Europeo no quiso levantar su voz contra los suyos en Bulgaria, como tampoco lo hizo anteriormente ante la evidencia de corrupci¨®n generalizada del PASOK en Grecia ni lo est¨¢ haciendo frente a la deriva nacional-populista de los gobiernos dirigidos por partidos de su familia pol¨ªtica en Eslovaquia y Ruman¨ªa. Con la excusa de que ¡°los otros son peores¡±, el Partido Socialista Europeo contribuye al euroescepticismo de los ciudadanos de estos pa¨ªses al evitar la cr¨ªtica o la presi¨®n a unos partidos miembros que empa?an los valores contenidos en su reci¨¦n estrenado Programa Fundamental.
El Partido Socialista Europeo contribuye al euroescepticismo? al evitar la cr¨ªtica o la presi¨®n a sus partidos miembros que empa?an los valores de la uni¨®n
Estas debilidades sirven de coartada perfecta al esc¨¢ndalo que ha supuesto en los ¨²ltimos cuatro a?os el silencio c¨®mplice y la cobertura institucional que le ha proporcionado el Partido Popular Europeo a Fidesz, el grupo pol¨ªtico gobernante en Hungr¨ªa. Gracias a este apoyo, el gobierno de Viktor Orban ha sorteado la sanci¨®n de las instituciones europeas por abusar de su mayor¨ªa parlamentaria de dos tercios para laminar todo atisbo de separaci¨®n de poderes modificando compulsivamente la Constituci¨®n (diez cambios a la constituci¨®n existente en el primer a?o para acabar aprobando una nueva en 2011, que a su vez lleva ya cuatro enmiendas). Incluso sus principales valedores en el Partido Popular Europeo han empezado a mostrar su descontento, por ejemplo con el desplante de la Presidenta del Parlamento b¨¢varo a su hom¨®logo h¨²ngaro en visita oficial a M¨²nich o las primeras t¨ªmidas cr¨ªticas de los conservadores austr¨ªacos. No es gran cosa, pero hay que recordar que el Partido Popular Europeo nunca tuvo una palabra de cr¨ªtica al abuso del poder para fines privados de Berlusconi ni la tiene ahora para las derivas autoritarias de gobiernos de su color en Turqu¨ªa, Macedonia o, hasta este fin de semana, Albania.
Los conservadores brit¨¢nicos parecen determinados a hacer bueno al Partido Popular Europeo, del que decidieron salirse. Su alianza euroesc¨¦ptica en el Parlamento Europeo con el polaco Ley y Justicia (partido cat¨®lico, hom¨®fobo y ultra-conservador de los gemelos Kaczynski) o con el checo ODS (de Vaclav Klaus, quien defiende que el Cambio Clim¨¢tico es una conspiraci¨®n comunista) ya levant¨® m¨¢s de una suspicacia. Pero su decisi¨®n de formar grupo en la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa con Rusia Unida, el partido de Vlad¨ªmir Putin, y con Nuevo Azerbaiy¨¢n, del dictador din¨¢stico Ilham Aliyev, demuestra una total despreocupaci¨®n por los valores b¨¢sicos de la democracia y les autoelimina del juego democr¨¢tico europeo.
Cada vez que los dos grandes partidos a escala europea, populares y socialistas, deciden mirar a otro lado ante desmanes de los suyos, se desmonta su discurso de valores compartidos. La solidaridad que aplican no es entre pueblos o entre estados, sino un esp¨ªritu casi de clan de defender a los correligionarios, hagan lo que hagan. De este modo los partidos europeos integran lo peor de los partidos nacionales: lealtad acr¨ªtica y obsesi¨®n por cerrar filas, a¨²n a coste de la integridad ¨¦tica o la coherencia en ideas. Tienen suerte de que sus votantes no echan cuenta de su vaga ret¨®rica de unidad a escala europea. Si lo hiciesen, si supiesen a quienes sus diputados consideran compa?eros de filas en otros pa¨ªses, muchos electores se replantear¨ªan qui¨¦nes son los suyos a los que votar.
S¨ªgueme en @jordivaquer
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.