Sirve una coctelera, una caja forrada de tela met¨¢lica o un refrigerador. Las ondas electromagn¨¦ticas no pasan, como sucede con el rel¨¢mpago que da en un avi¨®n en pleno vuelo. Es la caja de Faraday, un efecto electrof¨ªsico descrito por el cient¨ªtico ingl¨¦s del mismo nombre. Estos d¨ªas se ha puesto de moda porque sirve para evitar que funcionen los tel¨¦fonos m¨®viles o las se?ales digitales. Edward Snowden, antes de reunirse con sus abogados en su hotel de Hong Kong, les pidi¨® que metieran sus tel¨¦fonos m¨®viles en la nevera, seg¨²n ha comentado con sorna Heather Murphy en el blogThe Lede del New York Times.
Es la era de los esp¨ªas. Como en la guerra fr¨ªa, pero con una tecnolog¨ªa de alcance perturbador, que destruye la vida privada, una de las grandes conquistas de la era burguesa que ahora agoniza. Las libertades individuales, el derecho de prensa e imprenta y la misma democracia se asientan en la noci¨®n de que hay una vida p¨²blica que a todos nos concierne y otra privada que es cuesti¨®n de los individuos y en la que nadie puede inmiscuirse.
Lo m¨¢s prodigioso es que la brillante idea de convertir las vidas privadas en objeto de un control exhaustivo no fue de un depravado ingeniero social, un totalitario de la mente, sino de uno de estos j¨®venes emprendedores, liberales e incluso ¨¢cratas, que est¨¢n en el origen de las redes sociales, negocios fabulosos para quienes los conciben. Mark Zuckerber, el creador de Facebook, fue el primero en confesar que el contenido de su negocio era la vida privada de la gente.
Las redes son maravillosos difusores del poder social. Quienes las usan pueden utilizarlas para organizar revueltas sociales como en Turqu¨ªa y en Brasil o entregar su vida privada a quienes negocian con esos datos al parecer tan valiosos. Aunque Edward Snowden haya evitado de momento la detenci¨®n y provocado una crisis diplom¨¢tica entre Washington y tres capitales (Mosc¨², Pek¨ªn y Quito), sus revelaciones se?alan bien a las claras quien lleva la delantera en la carrera entre la libertad y el control en el ciberespacio.
Obama no es el presidente que continua el Estado de excepci¨®n implantado por Bush con la guerra global contra el terror, tal como le pintan maliciosamente sus adversarios, sino el l¨ªder con el que entramos en una nueva y temible era del control de la informaci¨®n, gracias a la estrecha colaboraci¨®n entre las multinacionales punteras de la tecnolog¨ªa y los servicios militares y de espionaje.
Por fortuna no es un combate lineal. Nunca se puede dar todo por perdido. Lleva ventaja el control por parte del consorcio p¨²blico-privado de la informaci¨®n digital, aut¨¦ntico heredero del todopoderoso complejo militar industrial que denunci¨® Eisenhower al dejar su presidencia. Pero el precio que est¨¢n pagando las empresas y la diplomacia estadounidenses en imagen y en influencia global es realmente oneroso. El desgaste afecta incluso al nuevo secretario de Estado, John Kerry, que ha hecho declaraciones contra China y Rusia de una ingenuidad impropia de su prestigio y veteran¨ªa. As¨ª es el nuevo mundo multipolar, en el que Washington tiene menos palancas y mayores dificultades para encontrar aliados cuando le pillan con el carrito de los helados.
El chiste que suscit¨® hace ya muchos a?os la China de Deng Xiaoping, que hab¨ªa sintetizado lo peor de los dos sistemas, se est¨¢ haciendo realidad tambi¨¦n para el conjunto del planeta; ¨¦ste es el nuevo modelo global: mercado capitalista y control totalitario de los individuos. Nada ser¨¢ gratis en esta nueva era. Quien quiera derechos, que se los pague. Solo la fracci¨®n ¨ªnfima de los muy ricos podr¨¢n pagar por los nuevos derechos privatizados. A las nuevas clases medias emergentes se les ha lanzado un se?uelo y luego se las va a desposeer. Quien quiera privacidad deber¨¢ contar con dinero y medios para construirse la jaula de Faraday que le mantenga a resguardo de los nuevos y todopoderosos fisgones.
Comentarios
Tener privacidad ser¨¢ en un futuro muy pr¨®cimo un lujo al aclance de muy pocos, pero lo peor de todo es que los m¨¢s j¨®venes son adictos a las redes sociales - como muchos adultos - con la particularidad de que se han criado publicando sus fotos y datos en tuenti, facebook y sus clones y ven como algo normal hacer p¨²blica su vida privada. ?porqu¨¦ van a protestar por ello? Ya nos controlan tanto que solo les falta plantarnos un chip en el cerebro y anticiparse a nuestros pensamientos, que por lo que se est¨¢ viendo,cada vez son m¨¢s escasos.
Y lleg¨® el d¨ªa en que ni pagando se ten¨ªa derecho alguno, solo concesiones graciosas del poder omn¨ªmodo pero sin abusar. Formamos parte de una tra¨ªlla, digital, eso s¨ª, pero los tirones y los fustazos se notan igual, que lo virtual no quita lo molesto.
El pa¨ªs que hizo la guerra fr¨ªa para extender la democracia a todo el mundo nos trajo la dictadura con la excusa de librarnos del terrorismo. Y la fracci¨®n ¨ªnfima de los m¨¢s ricos, cada vez m¨¢s ¨ªnfima, porque en esto consiste el triunfo del capitalismo realmente existente.
Obama visitar¨¢ en ?frica sitios que simbolizan la esclavitud de siglos pasados. como la Casa de los Esclavos, en Gor¨¦e. ?Ser¨¢ @ el s¨ªmbolo de la esclavitud del siglo XXI? ?O el exhibicionismo de masas, a trav¨¦s de las redes, acabar¨¢ nublando la vista a los fisgones?
"Desde Stettin en el B¨¢ltico hasta Trieste en el Adri¨¢tico, una cortina de hierro ha descendido a trav¨¦s del continente. Detr¨¢s de esa l¨ªnea se encuentran todas las capitales de los antiguos Estados de Europa central y oriental. Varsovia, Berl¨ªn, Praga, Viena, Budapest, Belgrado, Bucarest y Sof¨ªa, todas estas famosas ciudades y las poblaciones de su alrededor se encuentran en lo que debo llamar la esfera sovi¨¦tica, y todos son sujetos de una forma u otra, no s¨®lo a la influencia sovi¨¦tica pero a una medida muy alta y, en muchos casos, el aumento del control de Mosc¨².", M¨²sculos de Paz, Discurso de W. Churchill pronunciado en Westminster College, Fulton, Missouri el 5 de marzo 1946 ?Qui¨¦n nos trajo la Guerra Fr¨ªa? Digo NOS porque Europa fue participante. Fue la buena, justa, santa, amable y amorosa UNI?N DE REP?BLICAS SOCIALISTAS SOVI?TICAS. Esa colecci¨®n de esclavos de los comunistas que sufrieron m¨¢s o menos en silencio durante 75 a?os hasta que fueron liberados por los ESTADOS UNIDOS DE AM?RICA dirigidos y comandados por el inmortal Ronald Reagan, su cuadrag¨¦simo presidente.
Transparencia y paredes de cristal para los dem¨¢s, pero no para uno mismo.Los 15-M ped¨ªan transparencia, pero en ocasiones echaban a la prensa de sus asambleas.Snowden pide transparencia, pero vigila que a ¨¦l no le graben.Assange pide transparencia a los dem¨¢s, pero controla toda la informaci¨®n para que no se sepa m¨¢s de su grupo de lo que le conviene.Todos creemos que tenemos derecho a saber todo de los dem¨¢s y a que los dem¨¢s s¨®lo sepan de nosotros lo que nosotros queramos.Contradicci¨®n.
"[...] Obama no es el presidente que continua el Estado de excepci¨®n implantado por Bush con la guerra global contra el terror [...] sino el l¨ªder con el que entramos en una nueva y temible era [...]" ?No es? ?Y que es entonces? Es un presidente que destruye cuanta ley existe en Usa o en el mundo. El presidente que bombardea sin permiso de nadie a sus enemigos, usando drones controlados no por las fuerzas armadas, sino por su agencia clandestina de manera ilegal. Qui¨¦n violando toda control constitucional gobierna sin el acuerdo de los gobernados haciendo maniobras inconstitucionales y opacas al estilo de Stalin. Quien se va de viaje gastando 100 millones de d¨®lares en cuatro d¨ªas mientras despide a los empleados de los hospitales militares porque "no hay dinero por culpa de los Republicanos." Ese el el presidente que el Sr. Bassets llama "l¨ªder" cuando en pa¨ªs tras pa¨ªs norteafricano es "l¨ªder de retaguardia", lo que es no ser l¨ªder. ?Es de extra?ar que estemos como estamos con semejantes "l¨ªderes" llamados "planetarios" por sus ac¨®litos? Fuera de dar risa si es porque dan ganas de llorar.
A los mass media se los puede comprar, pero es mucho m¨¢s dif¨ªcil manipular y controlar en un medio abierto como internet. Se puede hacer manipulaci¨®n de informaci¨®n al estilo del "marketing viral", se pueden hacer cerrojazos bestiales como en China, se puede establecer una vigilancia "invasiva", pero es m¨¢s dif¨ªcil, menos eficaz, y sobre todo m¨¢s delicado de usar ante un ciber-ciudadano muy desconfiado, m¨¢s c¨ªnico con las verdades absolutas.De todos modos, conste que el peligro en s¨ª consiste en que muchos de los que nacen en plena era de internet, tendr¨¢n que ver hasta qu¨¦ punto les compensa la conexi¨®n permanente, y cuales ser¨¢n sus l¨ªmites entre lo privado y lo p¨²blico. ?Ser¨¢n capaces de definirlos sin caer entre los cepos, por un lado, de las corporaciones de la era de internet, y por otro, de los gobiernos y su ansiedad por el control? O bien, como en los futuros dist¨®picos de ciencia ficci¨®n , caer¨¢n paulatinamente en un modus vivendi ya dise?ado y anticipado por las ¨¦lites extractivas, ya completamente divorciadas del desarrollo social de sus naciones... Y cuya preocupaci¨®n es sencillamente mantener su estatus sin mucha dificultad. La exagerada par¨¢bola que refleja la pel¨ªcula Matrix dibuja unas l¨ªneas inquietantes: un sopor¨ªfero mundo sumido en una banalidad irreal en las sociedades desarrolladas, donde el individuo no "crea" sus opciones, sino que simplemente escoge entre A y B. Bienvenidos a una sociedad l¨ªquida, multiforme pero sin apenas contenido. Cuidado con la banalidad, la sobresaturaci¨®n de informaci¨®n , la falta de an¨¢lisis y la prisa . "Sapere aude!" ( ?atr¨¦vete a pensar! Es lo que dir¨ªa Kant)
Tambi¨¦n era bastante f¨¢cil interceptar cartas en el pasado, sobre todo teniendo en cuenta que Correos era una empresa estatal..Lo malo ahora es que el email lo intercepta cualquier vecino, adem¨¢s del Estado. Y si bien en el pasado la intimidad de lo privado s¨®lo era traspasada por la confesi¨®n al cura de la parroquia, ahora cualquier vecino conoce las p¨¢ginas visitadas por otro vecino. La intimidad en internet es una entelequia ya que cada vez que entramos en internet compartimos nuestros pasos con mil millones de personas, cualquiera de las cuales puede llegar a conocer lo que estamos contemplando.
Pero, qui¨¦n quiere privacidad. Ah¨ª est¨¢ Gran Hermano, un programa que explota el exhibicionismo m¨¢s procaz y cuyo fil¨®n est¨¢ lejos de agotarse. Hay deseo de triunfar, de ser se?alado por la fama, la vanidad no padece crisis, y cuando no se puede ser conocido por una habilidad meritoria, se busca serlo por el solo hecho de mostrarse al p¨²blico como una botella vac¨ªa. A cu¨¢nta gente le preocupar¨¢ en serio que invadan su intimidad. Igual menos de la que pensamos. Y si les pagaran a tanto el cuarto de carne, ni te digo.
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Escribe en EL PA?S columnas y an¨¢lisis sobre pol¨ªtica, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ¡®El a?o de la Revoluci¨®n' (Taurus), sobre las revueltas ¨¢rabes, ¡®La gran verg¨¹enza. Ascenso y ca¨ªda del mito de Jordi Pujol¡¯ (Pen¨ªnsula) y un dietario pand¨¦mico y confinado con el t¨ªtulo de ¡®Les ciutats interiors¡¯ (Galaxia Gutemberg).