La reforma migratoria queda en manos del Partido Republicano

El destino de la reforma del sistema de inmigraci¨®n de Estados Unidos, aprobada este jueves por el Senado en una jornada hist¨®rica, y pendiente ahora de su negociaci¨®n en la C¨¢mara de Representantes, acaba de quedar en manos del Partido Republicano. Sus l¨ªderes advierten que no dar¨¢n la raz¨®n al Senado sin presentar antes una dura batalla, pero se enfrentan ahora a un dilema que puede determinar tanto la suerte de la reforma como la de los candidatos republicanos en las elecciones de 2014.

Durante el proceso de negociaci¨®n del proyecto de ley, que puede alargarse durante los pr¨®ximos seis meses, el Partido Republicano, liderado por el presidente de la C¨¢mara, John Boehner, deber¨¢ hacer equilibrios entre la presi¨®n que suponen los 14 votos republicanos que ayudaron a sacar adelante la reforma en el Senado, y la llegada de un a?o electoral en el que ning¨²n aspirante a la reelecci¨®n querr¨¢ explicar en campa?a por qu¨¦ vot¨® a favor o en contra de uno de los asuntos que m¨¢s han dividido el pa¨ªs en los ¨²ltimos a?os.

La pr¨®xima fecha clave para el avance de la reforma ser¨¢ el pr¨®ximo 10 de julio. Los legisladores del Partido Republicano en la C¨¢mara de Representantes celebrar¨¢n esa tarde una reuni¨®n para decidir la estrategia a seguir de ahora en adelante. Lo ocurrido en el Senado les obliga a dar su respuesta, pero los plazos en los que lo hagan y el n¨²mero de medidas aprobadas por la C¨¢mara Alta que incluyan en su proyecto determinar¨¢ el ¨¦xito de la reforma. Y tambi¨¦n ayudar¨¢ a interpretarlo como un triunfo correspondiente a Obama y a los dem¨®cratas -algo que tratar¨¢n de impedir- o uno que no hubiera existido sin la aportaci¨®n de los republicanos.

Sus l¨ªderes pueden verse tentados adem¨¢s a alargar el proceso legislativo todo lo posible. Si no estudian de manera inmediata el texto aprobado por el Senado, deber¨¢n acordar un proyecto propio que sigue atascado en un comit¨¦ de la C¨¢mara y donde sus propios defensores admiten ignorar cu¨¢les son sus posibilidades. De lograrlo, el debate se puede prolongar despu¨¦s en el pleno con las correspondientes enmiendas al texto.

El proceso que ahora comienza puede crear un espacio para enturbiar las negociaciones como los republicanos no han podido hacerlo hasta ahora

Ese proceso crear¨ªa un espacio para enturbiar las negociaciones como los republicanos no han podido hacerlo hasta ahora. Las propuestas para impedir que los indocumentados accedan a beneficios federales como cobertura sanitaria mientras regularizan su situaci¨®n fueron minimizadas en el Senado, pero la C¨¢mara propicia un auditorio distinto a estas propuestas.

Y las tres ¨¢reas principales de la legislaci¨®n ofrecen diferentes caminos para los republicanos que quieran adue?arse del debate. Muchos defienden que, por principio, la reforma no debe crear una v¨ªa para la ciudadan¨ªa. Otros, m¨¢s moderados, quieren endurecer el proceso para alargarlo m¨¢s all¨¢ de los 13 a?os que plantea el Senado. Los m¨¢s conservadores exigen que se endurezcan a¨²n m¨¢s las condiciones en la frontera, otros quiz¨¢s reconozcan que el respaldo este jueves de 14 republicanos evidencia que es suficiente.

El mayor riesgo radica en la l¨ªnea que pueden trazar una minor¨ªa de representantes, incluidos aquellos afiliados al Tea Party, entre la reforma del sistema de inmigraci¨®n y el de sanidad. Ya hay quien ha definido esta ley como una nueva intromisi¨®n del Gobierno de Obama. Y no han faltado representantes como Steve King, de Nueva York, que ha aglutinado a su alrededor a otros legisladores para impedir que los indocumentados reciban un s¨®lo d¨®lar de las arcas p¨²blicas -ya sea en forma de becas para estudiar o en ayudas de atenci¨®n sanitaria.

Sin embargo, los republicanos no podr¨¢n permitirse enturbiar las conversaciones hasta amenazar con descarrilar la reforma. Ser¨ªan los ¨²nicos responsables de ese fracaso, un precio demasiado alto para pagarlo, una vez m¨¢s, en las urnas. La sombra de la derrota de Mitt Romney en noviembre, despu¨¦s de defender en campa?a que la soluci¨®n a la inmigraci¨®n ilegal es la ¡®auto-deportaci¨®n¡¯ de los ¡®sin papeles¡¯, tambi¨¦n marcar¨¢ el debate.

En la memoria reciente de los republicanos tambi¨¦n estar¨¢ la sorprendente rapidez con la que la ley, en apenas seis meses, ha llegado desde la mesa de negociaci¨®n del ¡®Grupo de los Ocho¡¯ hasta los pupitres de los senadores la pasada noche. All¨ª, en reconocimiento a la importancia hist¨®rica de una ley como ninguna otra en cerca de tres d¨¦cadas, los dem¨®cratas colocaron las 1.200 p¨¢ginas del proyecto de ley en su mesa durante la votaci¨®n. En otro gesto de solemnidad, el vicepresidente Joe Biden -tambi¨¦n presidente del Senado-, dirigi¨® una votaci¨®n en la que todos los senadores se pusieron en pie para emitir su voto y esperaron en la sala hasta conocer el recuento. Miembros del p¨²blico, muchos de ellos indocumentados, irrumpieron entonces con cantos de ¡°Yes, We Can¡±. Su futuro y el de la reforma, depende ahora de los republicanos.