El agente que sacude al espionaje mundial
Los servicios secretos m¨¢s poderosos del mundo cercan al filtrador que desafi¨® a la inteligencia estadounidense
La historia de Edward Joseph Snowden es la de un joven analista de inteligencia que decidi¨® arriesgarlo todo para denunciar los abusos del espionaje masivo que realizan los servicios secretos de su pa¨ªs. La de un exempleado de la CIA que se asom¨® a las pr¨¢cticas irregulares de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) y decidi¨® que el mundo deb¨ªa conocerlas. La de un friki de la inform¨¢tica amante de la cultura japonesa que dej¨® atr¨¢s a su novia y una c¨®moda vida en Hawai para emprender un viaje peligroso e incierto.
Snowden ha desatado una tormenta mundial exponiendo la fragilidad de la privacidad de nuestras comunicaciones en la era digital, dejando al descubierto a los gigantes de Internet ¡ªGoogle, Facebook, Microsoft¡ª, sacando los colores al presidente Obama, al premier brit¨¢nico Cameron, generando una crisis diplom¨¢tica entre Ecuador y EE UU, y poniendo en guardia a los m¨¢s potentes servicios secretos del mundo. Todo, con cuatro ordenadores port¨¢tiles, una llave USB y, en la mano, un cubo de Rubik.
Esta es la reconstrucci¨®n de la huida del hombre m¨¢s buscado durante las ¨²ltimas tres semanas.
Su periplo arranca en Hawai, en mayo, el d¨ªa en que comunica a su superior en la compa?¨ªa Booz Allen Hamilton, una de las m¨¢s potentes organizaciones privadas de espionaje del mundo ¡ªmuchas de ellas trabajan subcontratadas para los servicios de inteligencia nacionales de los pa¨ªses¡ª que se tiene que ir durante dos semanas para tratar sus problemas de epilepsia.
A su novia Lindsay, con la que lleva cuatro a?os, le dice que tiene que ausentarse por unas semanas. Lindsay, una chica que practica la acrobacia, ha podido comprobar que, en los ¨²ltimos meses, Snowden ha estado como ausente, y as¨ª lo reflejar¨¢ en su blog. Pero tampoco tiene por qu¨¦ extra?arse. Su chico trabaja en el sector de inteligencia.
El lunes 20 de mayo Edward Snowden toma un vuelo que cambiar¨¢ su vida para siempre. Atr¨¢s deja su casa de Waipahu, West Oahu, Hawai. Hace cuatro meses que ha entrado en contacto con la documentalista y periodista independiente norteamericana Laura Poitras. Hace menos de un mes que ha empezado a escribirse, mediante comunicaciones encriptadas, con el bloguero norteamericano del diario brit¨¢nico The Guardian Glenn Greenwald. Una de las filtraciones m¨¢s importantes de la historia de Estados Unidos se est¨¢ gestando.
El avi¨®n en el que se embarca Snowden se dirige a Hong Kong.
¡°Hace bien eligiendo este destino¡±, cuenta por tel¨¦fono desde Hong Kong Heriberto Ara¨²jo, experto en cuestiones de ciberespionaje y autor del libro La silenciosa conquista china. ¡°Es un territorio controlado por China, que no es pa¨ªs amigo de Estados Unidos, pero en el que las leyes funcionan, y de donde no iba a ser f¨¢cil sacarle¡±.
Snowden aterriza en la excolonia brit¨¢nica con una maleta negra y cuatro ordenadores port¨¢tiles. Se aloja en el Hotel The Mira, en Nathan Road, una ruidosa calle conocida por sus tiendas, en el distrito de Kowloon.
Durante dos semanas, seg¨²n contar¨¢ The Guardian, apenas sale de su habitaci¨®n, que tiene vistas sobre el parque que da nombre al distrito. Pide que le suban la comida a su cuarto, decorado con un falso cocodrilo, en ese hotel de 250 euros la noche. Lleva poco equipaje consigo. El libro de memorias del expresidente de EE UU Dick Cheney, los ordenadores, algo de ropa y el cubo de Rubik.
Snowden se atrinchera. Coloca almohadas en la rendija de la puerta de la habitaci¨®n para evitar escuchas. Mayo llega a su fin y se cita por fin con el bloguero de The Guardian Glenn Greenwald.
Las indicaciones que da, seg¨²n relatar¨¢ The New York Times, son las siguientes. Greenwald y sus dos acompa?antes, la documentalista Laura Poitras y otro redactor de The Guardian, deben acudir a un hotel de Hong Konk y pedir en voz muy alta indicaciones sobre otra zona del hotel. Si todo va bien, en ese momento aparecer¨¢ un hombre con un cubo Rubik en la mano.
Greenwald se queda sorprendido. Esperaba encontrarse a un veterano esp¨ªa. No a un joven de 29 a?os.
En Ginebra, con la CIA
Si hay un punto de inflexi¨®n en la carrera de Snowden en los servicios de inteligencia, un momento que lo lleve a cuestionarse la legitimidad de las pr¨¢cticas de espionaje de Estados Unidos, este se produce en su periodo como agente encubierto de la CIA en Ginebra, en 2007. "Me desilusion¨® mucho de lo que vi all¨ª acerca del impacto de las acciones de mi gobierno en el mundo, haciendo m¨¢s mal que bien", relatar¨¢ a The Guardian. Mavanee Anderson, que comparti¨® destino con Snowden en esa ¨¦poca, cuenta en un art¨ªculo publicado por The Chattanooga Timesque Snowden sufri¨® "varias crisis de conciencia".
Durante su estancia en Ginebra, su puesto le permite un acceso casi ilimitado a documentaci¨®n privilegiada. La tentaci¨®n de desvelar los secretos a los que ten¨ªa acceso le viene de entonces. Su pericia inform¨¢tica, la que le permiti¨® asomarse a las oquedades m¨¢s profundas de la inteligencia y los secretos de EE UU, arranca en su m¨¢s tierna infancia.
Snowden pasaba m¨¢s tiempo delante del ordenador que haciendo los deberes, seg¨²n cuenta su vecina Joyce Kinsey. Junto con sus amigos de instituto se dedicaba a construir sus propios PC a partir de piezas adquiridas por Internet. En esa ¨¦poca, adem¨¢s del gusto por la red desarroll¨® su pasi¨®n por el manga y la cultura japonesa.
Se cri¨® en Ellicot City, Maryland, a escasos kil¨®metros del cuartel general de la NSA en Fort Meade. Hasta all¨ª se trasladaron sus padres tras residir brevemente en Wilmington, Carolina del Norte, donde Snowden naci¨® el 21 de junio de 1983. Su padre, Lonnie, era guardacostas. Su madre, Elizabeth, trabaja en los juzgados de Maryland.
Viv¨ªa hipnotizado por los ordenadores. No acab¨® el instituto pero trat¨® de sacarse el t¨ªtulo realizando un curso de inform¨¢tica en la Universidad de Anne Arundel, en Maryland, donde tampoco logr¨® terminar la carrera, pero s¨ª obtuvo el t¨ªtulo de bachillerato.
En 2003, Snowden escribe en la web de Ars Technica que va a alistare en un cuerpo de ¨¦lite del Ej¨¦rcito para ¡°liberar a la gente de la opresi¨®n¡± en Irak.
Durante su periodo de formaci¨®n, Snowden, un joven de ideales firmes, experimenta uno de sus primeros contratiempos: "Todos parec¨ªan m¨¢s interesados en matar a ¨¢rabes que en ayudar a los dem¨¢s", confesar¨¢ a The Guardian. El joven no tuvo tiempo de ahondar en su desenga?o. La fractura de sus dos piernas le impide licenciarse y completar la instrucci¨®n.
Ese mismo a?o, Snowden hace su incursi¨®n en los servicios de inteligencia estadounidenses. Como si de una carambola del destino se tratara, ¨¦l, que se hab¨ªa criado tan cerca de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA), consigue un trabajo de vigilante en una de sus instalaciones encubiertas en la universidad de Maryland.
En 2006, se incorpora a la CIA y, de acuerdo con otra de sus entradas en Ars Technica, donde escrib¨ªa con seud¨®nimo, sopesa la idea de trabajar para el Gobierno en China ¡ªsin duda, sus conocimientos de mandar¨ªn le ayudan¡ª.
Pero no le destinan a Asia sino a Ginebra, adonde viaja en el a?o 2007 bajo la tapadera de un puesto de funcionario del Departamento de Estado, como encargado de la seguridad de la red inform¨¢tica.
Ah¨ª, el introspectivo y poco sociable Snowden, amante del ajedrez y la filosof¨ªa, empieza a barruntar la idea de exponer lo que ve. Pero la perspectiva de una victoria de Barack Obama en las elecciones le hace posponer sus planes.
En 2009 vuelve a la NSA, que lo traslada a Jap¨®n, donde su frustraci¨®n por la trayectoria en materia de libertades del Gobierno de Obama crece.
¡°Me desenga?¨¦ por completo¡±, confesar¨¢ al diario brit¨¢nico.
El viernes 7 de junio, los dos diarios con los que ha entrado en contacto, present¨¢ndose bajo el seud¨®nimo de Verax, el estadounidense The Washington Post y el brit¨¢nico The Guardian, sueltan la bomba informativa: Estados Unidos ejerce un espionaje masivo recolectando informaci¨®n a trav¨¦s de Google, Facebook, Apple y Skype. La Agencia de Seguridad Nacional (NSA) tiene acceso, mediante el programa Prisma, a los correos electr¨®nicos, b¨²squedas de internet, archivos enviados y conversaciones online de cualquier ciudadano no estadounidense fuera de las fronteras de EE UU. El programa genera unos 2.000 informes al mes. Cerca de 77.000 expedientes se han nutrido de informaci¨®n personal de ciudadanos conectados a la red. Todo ello gracias a una ley aprobada por el expresidente George Bush Jr. y refrendada por Barack Obama.
Seg¨²n saltan las primeras noticias, el presidente de EE UU decide comparecer para justificar estas pr¨¢cticas. Se escuda en la lucha contra el terrorismo internacional. Pero la bomba informativa genera repercusiones en todo el mundo. Daniel Ellsberg, el protagonista de la c¨¦lebre filtraci¨®n de los Papeles del Pent¨¢gono, del a?o 1971, en que se pon¨ªa al descubierto la pol¨ªtica del Pent¨¢gono en la guerra de Vietnam, califica la filtraci¨®n de Snowden como la m¨¢s importante en la historia de su pa¨ªs, al que renombra como United Stasi of America, en alusi¨®n al temido servicio secreto de la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana. El domingo 9 de junio la imagen de Edward Joseph Snowden, grabada en video por la documentalista Laura Poitras, inunda las pantallas informativas de medio planeta. The Guardian cuelga en su web la entrevista que le hace el bloguero Glenn Greenwald en la habitaci¨®n del hotel de Hong Kong.
¡°En buena conciencia¡±, declara Snowden en la entrevista, ¡°no puedo permitir que el gobierno de EE UU destruya la intimidad, la libertad de Internet y las libertades fundamentales de las personas con esta m¨¢quina de vigilancia que est¨¢ construyendo en secreto¡±.
Obama est¨¢ contra las cuerdas. Snowden le ha puesto frente a la peor crisis de su presidencia. En Londres tambi¨¦n empiezan a sonar las campanas. David Cameron se niega a confirmar o desmentir que el GCHQ, centro neur¨¢lgico de las escuchas de la inteligencia brit¨¢nica, haya utilizado el programa Prisma.
El lunes 10 de junio, en torno al mediod¨ªa, Snowden abandona la habitaci¨®n de su hotel.
El Gobierno de los Estados Unidos anuncia que le perseguir¨¢ mientras 25.000 personas firman en Internet una petici¨®n a Obama para que le perdone. Y la reacci¨®n europea no tarda. Tres d¨ªas m¨¢s tarde, Vivianne Redding, vicepresidenta de la Comisi¨®n Europea, declara: ¡°El concepto de seguridad nacional no significa que todo vale. Los Estados no tienen un derecho ilimitado de vigilancia secreta¡±. Quedan cuatro d¨ªas para la cumbre del G-8 en Lough Erne, Irlanda del Norte, que se celebra el 17 de junio. Una cumbre que se ver¨¢ marcada por el esc¨¢ndalo de las escuchas que realiz¨® el gobierno anfitri¨®n, el brit¨¢nico, en una anterior cumbre, la del G-20 en Londres, en el a?o 2009. Los documentos filtrados por Snowden siguen dando frutos.
Pocos d¨ªas despu¨¦s entra en juego Wikileaks. La plataforma de filtraciones del australiano Julian Assange se muestra dispuesta a ayudar a Snowden.
Para ello, decide enviar a Hong Kong a un valor seguro: Sarah Harrison, la persona que desde hace m¨¢s de dos a?os est¨¢ permanentemente al lado de Assange, su asistente y mano derecha, mujer que ha ejercido labores de organizaci¨®n, periodismo de investigaci¨®n y comunicaci¨®n en la plataforma.
Harrison es quien m¨¢s cerca ha estado del editor australiano en los ¨²ltimos dos a?os y medio. Le ha acompa?ado mientras andaba huido en los d¨ªas del Cablegate, durante su arresto domiciliario en la campi?a brit¨¢nica y en su reclusi¨®n en la Embajada de Ecuador en Londres. Ah¨ª es donde ha podido trabajar codo con codo con el juez Baltasar Garz¨®n, abogado de Assange.
Sarah Harrison, adem¨¢s, sabe lo que es estar junto a un hombre perseguido por distintos servicios secretos. Sabe lo que es una persona batallando legalmente para impedir un proceso de extradici¨®n. Sabe manejar informaci¨®n secreta.
El ¨¢ngel de la guarda de Julian Assange se dispone a viajar a Hong Kong para convertirse en ¨¢ngel de la guarda de Edward Joseph Snowden.
¡°Tiene una experiencia muy amplia en una gran diversidad de campos¡±, explica en conversaci¨®n telef¨®nica desde Nueva York, Kristinn Hrafnsson, portavoz de Wikileaks, en alusi¨®n a la cualificaci¨®n de Harrison. ¡°Maneja bien los ¨¢ngulos legales, entre otros, las cuestiones relativas a una extradici¨®n¡±.
Hrafnsson, reci¨¦n regresado de Ecuador, cuenta que ¨¦l se ha encargado personalmente de las gestiones en Islandia para intentar que el gobierno acoja al analista norteamericano. Decidi¨® hacerlo poco despu¨¦s de escuchar las palabras de Snowden, que en el video de The Guardian, expresaba su deseo de recalar en el pa¨ªs n¨®rdico.
El curtido periodista de investigaci¨®n island¨¦s declara que Wikileaks ya tiene un abogado para Snowden en territorio norteamericano, del que pronto se conocer¨¢ el nombre. Asegura que Garz¨®n no ha aceptado hacerse cargo de su defensa por una cuesti¨®n de ¨¢ngulos legales, no porque no crea en la causa de Snowden. Y se?ala lo que considera una gran paradoja en todo este asunto: ¡°El departamento de Justicia estadounidense persigue al filtrador, acus¨¢ndole de espionaje, cuando son ellos los que est¨¢n espiando masivamente¡±.
Hrafnsson no da detalles del d¨ªa de llegada de la asistente de Assange a Hong Kong. No quiere revelar ninguna informaci¨®n sobre los movimientos de Edward J. Snowden.
Sarah Harrison asiste a la reuni¨®n que el exanalista de la NSA mantiene, a¨²n en Hong Kong, con un equipo de abogados. Valoran la situaci¨®n. Snowden pide a todos los asistentes que guarden sus m¨®viles en la nevera para evitar escuchas, seg¨²n relatar¨¢ The New York Times.
El jueves 20 de junio, desde Islandia, un colaborador de Wikileaks, el empresario island¨¦s Olafur Sigurvinsson, asegura que tiene un avi¨®n preparado para traer al analista norteamericano a Islandia: tan solo queda la obtenci¨®n del permiso del gobierno.
El Departamento de Estado de EE UU solicita a Hong Kong la extradici¨®n de Snowden, que el viernes 21 de junio acaba de cumplir 30 a?os. Dos d¨ªas m¨¢s tarde, el domingo 23 llega a manos del presidente de Ecuador, Rafael Correa, una carta de Snowden. No es una misiva larga.
En algo m¨¢s de cuatro p¨¢rrafos, solicita asilo en Ecuador por el riesgo de persecuci¨®n de Estados Unidos debido a su decisi¨®n de hacer p¨²blicas graves violaciones por parte del Gobierno estadounidense. ¡°Como resultado de mis opiniones pol¨ªticas y del ejercicio de mi derecho a la libertad de expresi¨®n (...), el Gobierno de los Estados Unidos ha anunciado una investigaci¨®n criminal en mi contra¡±.
En la carta busca un paralelismo con la filtraci¨®n del Cablegate. ¡°Mi caso es muy similar al del soldado Bradley Manning, que public¨® informaci¨®n gubernamental a trav¨¦s de Wikileaks, revelando cr¨ªmenes de guerra. ?l fue arrestado y recibi¨® tratos crueles¡±. Para terminar la comunicaci¨®n, se?ala: ¡°Es improbable que reciba un juicio justo, corriendo el riesgo de cadena perpetua y muerte¡±. Por eso, dice, pide asilo.
Ese mismo d¨ªa, el vuelo n? 213 de la compa?¨ªa rusa Aeroflot aterriza en la Terminal E del aeropuerto de Sheremi¨¦tevo, Mosc¨². Se supone que en ¨¦l ha viajado el analista estadounidense acompa?ado por Sarah Harrison. La prensa espera en el aeropuerto. Se ven autos con placas diplom¨¢ticas. Pero Snowden no aparece. No hay rastro de ¨¦l.
Julian Assange declara desde Londres que Snowden est¨¢ bien y en ¡°lugar seguro¡±. Algunas informaciones apuntan a que tiene reserva para viajar, rumbo a La Habana, al d¨ªa siguiente, en el vuelo n? 150 de Aeroflot.
Falsa alarma. El lunes, el asiento 17A del vuelo n?150, en el que supuestamente iba a viajar, va vac¨ªo. En Sheremi¨¦tevo, no hay constancia de que el filtrador se encuentre realmente all¨ª.
El martes 25, Vlad¨ªmir Putin asegura que Snowden se encuentra en la zona de tr¨¢nsito del aeropuerto, pero se niega a conceder su extradici¨®n. El presidente ruso confiesa que preferir¨ªa no ocuparse de casos como el de Snowden: ¡°Es lo mismo que trasquilar a un cerdo: mucho chillido y poca lana¡±, declara.
Snowden se beneficia de los milagros del mundo moderno. Estando en Mosc¨², no est¨¢ t¨¦cnicamente en Rusia porque no cruza formalmente la frontera y no le sellan el pasaporte ¡ªque, por lo dem¨¢s, Washington ya ha anulado¡ª, lo que significa que la polic¨ªa local no puede detenerle.
En la zona internacional de Sheremi¨¦tvo unos dicen que se aloja en el hotel Vozdushny Express (Expreso A¨¦reo) mientras otros aseguran que, al ver los precios (60 euros las 4 horas por una minihabitaci¨®n con ba?o y ducha individual), se dio media vuelta y se fue. El presidente venezolano Nicol¨¢s Maduro se muestra dispuesto a recibirle.
¡°Esto es todo un juego de intereses; ni chinos, ni rusos le habr¨¢n dado cobertura gratis¡±, se aventura a pronosticar Daniel Sans¨®-Rubert, experto en inteligencia y seguridad que trabaja en un seminario organizado por la Universidad de Santiago y el Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional (Cesed¨¦n). ¡°L¨®gicamente, habr¨¢n intentado extraer de ¨¦l toda la informaci¨®n posible. Estas cosas funcionan as¨ª, lo que pasa es que normalmente las cartas se intercambian debajo de la mesa¡±.
El viernes 28, Snowden parece atrapado en un callej¨®n sin salida. Su pasaporte invalidado le impide entrar en territorio ruso. Ecuador dice que su pa¨ªs no puede otorgarle asilo si no se encuentra f¨ªsicamente en territorio ecuatoriano ¡ªen la embajada, por ejemplo¡ª. Barack Obama ha declarado el d¨ªa anterior que no va a a movilizar aviones para detener a un hacker de 29 a?os, en un intento de que la crisis no afecte a sus relaciones con China y Rusia.
Mientras medio mundo se pregunta d¨®nde est¨¢ Snowden, su padre Lonnie concede una entrevista a la cadena NBC en la que asegura que su hijo estar¨ªa dispuesto a regresar a EE UU si le garantizan que permanecer¨¢ en libertad antes de que comience su juicio. No ha hablado con ¨¦l, dice.
Edward J. Snowden est¨¢ acusado de robo y apropiaci¨®n de documentos propiedad del Gobierno de EEUU. ¡°Ya se ha hecho un hueco en la historia junto a Daniel Ellsberg y Bradley Manning¡±, sintetiza Kritinn Hrafnsson desde Nueva York. ¡°Hombres que lo arriesgaron todo y que actuaron con valor, siguiendo su conciencia¡±.
Son muchas las voces que en Estados Unidos se levantan contra lo que consideran una traici¨®n. Pero lo que parece claro es que, en el momento de realizar la filtraci¨®n, Snowden es un tipo con una larga experiencia en el campo de la inteligencia militar que sabe lo que hace y a qu¨¦ se expone. Tiene muy presente el ejemplo de Bradley Manning, el soldado que supuestamente filtr¨® informaci¨®n secreta a Wikileaks. Le admira. Es algo que dir¨¢ a los periodistas de The Guardian. ¡°Manning es el cl¨¢sico filtrador. Lo que le inspir¨® fue el bien com¨²n¡±.
Soplones y seguridad; gracias, Snowden
Tanto si pasa a la historia como traidor, h¨¦roe o sopl¨®n ¡ªy al margen de sus motivaciones personales¡ª Edward Snowden ha prestado un servicio muy valioso con su decisi¨®n de arrojar algo de luz sobre los recovecos de un intrusivo sistema gubernamental capaz de captar, registrar y, sobre todo, tratar ingentes vol¨²menes de informaci¨®n privada. En nombre de la sacrosanta seguridad, a la que todo se ha subordinado a¨²n m¨¢s desde el aciago 11-S, sabemos ahora que sistemas como el estadounidense Prisma llevan tiempo hurgando diariamente en nuestra (la de todos) m¨¢s celosa intimidad a la b¨²squeda de datos que supuestamente nos blindan frente a las amenazas. Gracias a ¨¦l sabemos tambi¨¦n que los periodistas (sirvan los de la agencia AP como ejemplo) son objetivo prioritario de ese af¨¢n husmeador, sin detenerse en considerar el peligro que eso supone para la salud democr¨¢tica. No menor es el descubrimiento de que nueve servidores de Internet han aceptado la intromisi¨®n securitaria de la Foreign Intelligence Survelillance Court en sus sistemas ¡ª?puede sorprender eso tras conocerse que quien fue hasta 2010 responsable de la seguridad privada de datos de los usuarios de Facebook trabaja ahora para la NSA?¡ª. En paralelo nos enteramos de que los brit¨¢nicos han espiado a sus propios aliados en el marco de las reuniones del G-20 y que imitan a su hermano mayor, fisgoneando en toda la informaci¨®n p¨²blica y privada que se transmite a trav¨¦s de la fibra ¨®ptica que toca su territorio.
Lo que parece la simple punta de un iceberg del que seguimos desconoci¨¦ndolo pr¨¢cticamente todo ¡ªapenas cabe rese?ar la existencia de la red Echelon, ya desde la guerra fr¨ªa, y del reciente software Riot (de Raytheon), junto a las noticias sobre el creciente activismo chino y ruso en la materia¡ª es suficiente para entender que, como tantas veces en el pasado, se ha perdido el rumbo de algo que en su origen puede resultar justificable. La seguridad es un valor altamente deseado y a ella subordinamos diariamente otros valores. Conscientes de los riesgos que plantea caminar sin resbalones por la delicada senda de la seguridad libertad, los Estados de derecho nos hemos dotado de mecanismos de control que pretenden evitar el abuso sobre la ciudadan¨ªa. Sin embargo, es evidente que ese resbal¨®n se ha producido hace tiempo (Guant¨¢namo y los vuelos de la CIA son solo muestras), con numerosos Gobiernos dej¨¢ndose llevar a favor de corriente. Parece haberse olvidado que los sistemas de seguridad deben servir a la libertad, en lugar de servirse de ella.
Aunque nunca lo admita p¨²blicamente, quien m¨¢s agradecido tiene que estar a Snowden es el presidente estadounidense, Barack Obama. Ha sido inteligente al dar la bienvenida al debate que ha generado la filtraci¨®n de Snowden, pero eso no oculta que no estaba en su agenda replantearse la existencia de unos sistemas que, por puro pragmatismo, considera ¨²tiles. Tambi¨¦n debemos estarlo los ciudadanos celosos de nuestra libertad e intimidad porque, aunque la tendencia hacia el Gran Hermano ya es imparable, al menos podemos moment¨¢neamente imaginarnos que en algo hemos retrasado su avance.
Con informaci¨®n de Rodrigo Fern¨¢ndez (Mosc¨²), Eva Saiz (Washington) y Soraya Constante (Quito).
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