¡°Usted ya no es el presidente¡±
El depuesto presidente Mohamed Morsi y el hombre fuerte del Ej¨¦rcito, el general Al Sisi, mantuvieron reuniones antes del golpe P Los militares le ofrecieron exiliarse
"Usted ya no es presidente". Hab¨ªan pasado las siete de la tarde y el plazo dado para la cuenta atr¨¢s al golpe de Estado hab¨ªa expirado. A un lado de la l¨ªnea telef¨®nica se hallaba un derrotado Mohamed Morsi, primer l¨ªder elegido por las urnas en Egipto. Al otro, el general Abdel Fatah al Sisi, a quien el mismo Morsi hab¨ªa elegido como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas. Cuando ambos hombres colgaron, la guardia pretoriana del presidente dio un paso atr¨¢s e hizo de ¨¦l su reh¨¦n. Morsi hab¨ªa rechazado por ¨²ltima vez dimitir y cederle el poder al presidente del Parlamento.
Culminaban as¨ª 11 d¨ªas en los que el primer experimento democr¨¢tico egipcio acababa truncado por un golpe. El pa¨ªs hab¨ªa quedado en el desgobierno durante el primer a?o del presidente, que ten¨ªa a todas las instituciones del Estado en contra, desde los jueces a la polic¨ªa. La econom¨ªa empeoraba por d¨ªas. La inseguridad ciudadana hab¨ªa sembrado el caos en las calles. Ante el prospecto de manifestaciones masivas, los generales decidieron pasar a la acci¨®n.
El general Al Sisi tiene reputaci¨®n de comedido y paciente. Cuando Morsi le eligi¨® hace menos de un a?o para sustituir al todopoderoso mariscal Husein Tantaui se le consideraba cercano al grupo islamista de los Hermanos Musulmanes. Era, todos lo sab¨ªan, un hombre devoto. Con Morsi tuvo algo de paciencia y ninguna piedad.
El general se reuni¨® con Morsi el 23 de junio, una semana antes del d¨ªa de la ira que los opositores hab¨ªan convocado. Le concedi¨® siete d¨ªas para iniciar un proceso de reconciliaci¨®n con la oposici¨®n. Morsi se limit¨® a insistir en que hab¨ªa sido elegido por las urnas y que aquello le daba legitimidad para gobernar como quisiera.
"Comenzamos a ver el final d¨ªas antes. Era ya claro para nosotros cu¨¢les eran las intenciones de los l¨ªderes militares", explica Gehad el Haddad, portavoz de los Hermanos Musulmanes e hijo de uno de los colaboradores m¨¢s cercanos de Morsi. "A lo largo de d¨ªas sucesivos nos llamaron numerosas misiones diplom¨¢ticas occidentales, advirti¨¦ndonos de lo que pod¨ªa venir".
Morsi se dirigi¨® a la naci¨®n el 26 de junio. Los generales esperaban que en su discurso hubiera una llamada a la reconciliaci¨®n. Nada m¨¢s lejos. De la oposici¨®n, dijo: "Es un hecho que est¨¢n forzando al pa¨ªs a dar un salto a ciegas, esos criminales que no tienen lugar entre nosotros". Los generales decidieron comenzar a mover tropas sin notificar al presidente. Cuando este se enter¨®, le encomend¨® sus colaboradores que buscaran a soldados leales dispuestos a defenderle, sobre todo en la Segunda Divisi¨®n del Cuerpo de Infanter¨ªa, con zona de influencia en el canal de Suez. El general Al Sisi se enter¨® y prohibi¨® a las divisiones entablar contacto con la presidencia.
El mismo d¨ªa 26, Morsi fue trasladado del palacio de Ittihadiya, sede de la presidencia, al de El Quba, donde el rey Faruk se refugi¨® durante otro golpe de Estado, en 1952. All¨ª se qued¨® hasta el domingo pasado, cuando hasta 17 millones de personas salieron a las calles para pedir su renuncia. Por su seguridad, dijo el Ej¨¦rcito, fue trasladado al cuartel general de la Guardia Republicana aquel mismo d¨ªa. Los generales le ofrecieron, seg¨²n inform¨® la prensa egipcia, pasaje seguro a Turqu¨ªa o a Libia. Se neg¨®. Le prometieron inmunidad si dimit¨ªa. La respuesta fue la misma.
El lunes el general Al Sisi volvi¨® a la carga. Se reuni¨® con Morsi y le pidi¨® que recapacitara. "Ser¨¢ sobre mi cad¨¢ver", dijo Morsi desafiante, seg¨²n fuentes militares. Por la tarde, los generales le dieron al presidente un ultim¨¢tum claro: o atend¨ªa a las demandas de los opositores y les inclu¨ªa en su Gobierno o implementar¨ªan su propia hoja de ruta. Era m¨¢s una cuenta atr¨¢s que un plazo realista. La oposici¨®n ya hab¨ªa dicho que los d¨ªas de negociaciones y consenso estaban atr¨¢s.
Morsi se dirigi¨® de nuevo a la naci¨®n el martes. Dijo que dar¨ªa su sangre y su vida para defender la legitimidad de las elecciones que le llevaron a la presidencia. "La gente me ha elegido en elecciones libres e igualitarias", dijo. Aquellos comicios eran ya cosa del pasado. El plazo militar expir¨® a las cinco del d¨ªa siguiente. Dos horas despu¨¦s el general Al Sisi le dio a Morsi una ¨²ltima oportunidad. Este no cedi¨®, acabando como reh¨¦n su corta presidencia.
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