Francisco contra el dinero oscuro
La fiscal¨ªa italiana halla indicios de operaciones ilegales en el banco vaticano El Papa levanta el veto a que se investiguen las cuentas de la Iglesia
En la historia del banco de Dios, de su tormentoso pasado de banqueros ahorcados bajo puentes de Londres, hijas de funcionarios del Vaticano raptadas misteriosamente y capos de la Mafia enterrados en una cripta de Roma reservada a cardenales, hay una fecha reciente que, vista ahora, a la luz de las ¨²ltimas detenciones relacionadas con el Instituto para las Obras de Religi¨®n (IOR), se revela crucial. Aquel d¨ªa, 24 de mayo de 2012, el banquero Ettore Gotti Tedeschi, presidente del IOR desde septiembre de 2009, fue despedido. Pero no de cualquier manera, sino a trav¨¦s de un comunicado con olor a ira y azufre que buscaba destruirlo personal y profesionalmente. Daba a entender el comunicado que Gotti Tedeschi, de 67 a?os, padre de cinco hijos, representante del Banco Santander en Italia, supernumerario del Opus Dei y antiguo colaborador de Benedicto XVI, hab¨ªa perdido la cordura y podr¨ªa estar involucrado en la fuga de los documentos secretos de Joseph Ratzinger. De hecho, su expulsi¨®n del para¨ªso se produjo un d¨ªa despu¨¦s de la detenci¨®n de Paolo Gabriele, el mayordomo del Papa.
Por aquellas fechas, la atenci¨®n medi¨¢tica estaba centrada sobre la novela en tiempo real que se desarrollaba junto a la c¨²pula de San Pedro. El guion y el reparto lo merec¨ªan ¡ªun papa solo y enfermo traicionado por su ayuda de c¨¢mara, el fiel Paoletto, acusado y despu¨¦s condenado por robar y difundir unas cartas que reflejaban las guerras de los hombres de Dios por el poder y el dinero¡ª, as¨ª que el banquero defenestrado se fue en silencio a su casa y sus asuntos. ¡°No cuento la verdad por no herir al Papa¡±, fue su ¨²nico comentario. Pero, triste y asustado, decidi¨® elaborar un informe repleto de datos ¡ªcorreos electr¨®nicos, fotocopias de su agenda, apuntes a mano¡ª en el que explicaba por qu¨¦ hab¨ªa fracasado en su intento de adecentar el banco del Vaticano. El banquero sospechaba que detr¨¢s de algunas de las cuentas cifradas del banco se ocultaba el dinero sucio de empresarios, pol¨ªticos y hasta de jefes de la Mafia. Gotti Tedeschi ten¨ªa pensado entregar el documento a su secretaria para que, en el caso de que fuese asesinado, se lo hiciera llegar a tres amigos: su abogado, un periodista y el mism¨ªsimo papa Ratzinger. Pero por esas casualidades que tan bien se trenzan en Italia, agentes de los Carabinieri aparecieron por el despacho y la casa de Gotti Tedeschi para hacer un registro sobre otro asunto y, ya que estaban all¨ª, se llevaron 47 archivadores con documentaci¨®n del Vaticano. El banquero, aliviado porque quien llamara a su puerta fuese la polic¨ªa y no un sicario ¡ª¡°pens¨¦ que ven¨ªais a matarme¡±, lleg¨® a decir a los agentes¡ª, decidi¨® colaborar con la fiscal¨ªa de Roma: ¡°Todo comenz¨® cuando ped¨ª informaci¨®n sobre las cuentas que no pertenec¨ªan a religiosos¡¡±.
Las primeras confidencias de Gotti Tedeschi a los fiscales ¡ªque seg¨²n es costumbre los peri¨®dicos italianos empezaron a difundir casi en tiempo real¡ª provocaron una reacci¨®n furibunda del Vaticano, que por segunda vez en pocos d¨ªas perd¨ªa el oremus y amenazaba con querellas a todo aquel ¡ªy met¨ªa en el saco a banqueros, fiscales y periodistas¡ª que no respetase ¡°las prerrogativas soberanas reconocidas a la Santa Sede por la normativa internacional¡±. Y aqu¨ª, por fin, est¨¢ el quid de la cuesti¨®n. Aquella curia vaticana que hab¨ªa conseguido inmovilizar el t¨ªmido af¨¢n reformista del propio Ratzinger ¡ª¡°un pastor rodeado por lobos¡±, lo defini¨® L¡¯Osservatore romano¡ª pretend¨ªa seguir gestionando sus asuntos con total opacidad. Los intentos de los polic¨ªas y los magistrados italianos por intentar arrojar un poco de luz sobre las cuentas secretas del IOR se hab¨ªan estrellado tradicionalmente con el no rotundo del Vaticano y su red de intereses, defendida a capa y espada por destacados representantes de organizaciones religiosas ultraconservadoras ¡ªComuni¨®n y Liberaci¨®n se lleva la palma¡ª muy bien incrustadas en el Gobierno, sea del color que sea, y en los llamados ¡°poderes fuertes¡±. De hecho, la desgracia de Gotti Tedeschi lleg¨® cuando intent¨® que las finanzas vaticanas se adecuaran a los requisitos internacionales contra el lavado de dinero y la financiaci¨®n del terrorismo, sobre todo despu¨¦s de que, en 2010, la fiscal¨ªa de Roma bloqueara 23 millones de euros por sospechas de blanqueo. Sus choques con el director general del IOR, Paolo Cipriani, se hicieron cada vez m¨¢s frecuentes hasta que, por fin, el Vaticano tuvo que decidir si encender la luz o dejarla apagada. El comit¨¦ de vigilancia del banco, manejado por Carl Anderson, l¨ªder de la poderosa sociedad de los Caballeros de Col¨®n y exmiembro del Gobierno de Reagan, dej¨® fuera de la circulaci¨®n a Gotti Tedeschi y apost¨® por Cipriani. El secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Tarcisio Bertone, estuvo de acuerdo y Joseph Ratzinger no movi¨® un dedo a favor de su amigo.
La detenci¨®n del mayordomo y el despido del banquero devolvieron la paz al Vaticano. Al otro lado del T¨ªber, aunque a trompicones, gobernaba el cat¨®lico Mario Monti, as¨ª que todo volv¨ªa a la normalidad en las relaciones entre los dos Estados. Una normalidad que inclu¨ªa escenas como la vivida en el aeropuerto romano de Ciampino el pasado mes de febrero. Un abogado llamado Michele Briamonte, investigado por asuntos relacionados con el IOR, y un sacerdote, Roberto Lucchini, asistente del secretario de Estado Tarcisio Bertone, aterrizaron a bordo de un jet privado y ya se dirig¨ªan a la salida cuando agentes de la Guardia de Finanzas ¡ªla polic¨ªa fiscal italiana¡ª les pidieron que abrieran sus maletines. Se negaron, hubo un tira y afloja, blandieron sus pasaportes diplom¨¢ticos ¡ªa los que luego se supo que no ten¨ªan derecho¡ª y salieron del trance sin problemas. La normalidad tambi¨¦n consist¨ªa en que un alto prelado de la Santa Sede, Nunzio Scarano, fuese conocido como monse?or 500 euros por su disponibilidad de billetes p¨²rpuras. Nadie, al menos en p¨²blico, se atrev¨ªa a poner el grito en el cielo porque, adem¨¢s de la cartera llena, dispusiera de pisos de 400 metros y varias cuentas corrientes sin que sus compa?eros en el APSA (el organismo que gestiona buena parte de las propiedades inmobiliarias y de dep¨®sitos de capitales de la Santa Sede) se extra?aran. Simplemente porque la normalidad no extra?a.
Sospechas fundadas
Hasta que, hace una semana, monse?or Scarano fuese detenido junto a un exagente de los servicios secretos y un intermediario financiero acusados de intentar transportar desde Suiza a Italia alrededor de 20 millones de euros. Y aquello s¨ª sorprendi¨®, pero no tanto por los delirios de riqueza de un sacerdote corrupto, sino por la actitud del papa Francisco. Al contrario que sus predecesores, Jorge Mario Bergoglio no mir¨® para otro lado. La detenci¨®n se produjo 48 horas despu¨¦s de la creaci¨®n de una comisi¨®n de investigaci¨®n sobre el IOR, y apenas un par de d¨ªas antes de la destituci¨®n del ya mencionado Paolo Cipriani, el director general del banco, y de su segundo, Massimo Tulli. Pero si estos gestos in¨¦ditos en s¨ª no bastaran ¡ªlas operaciones de autolavado suelen olvidarse de llegar al fondo de la suciedad¡ª, Francisco tampoco se movi¨® para aliviar la situaci¨®n de prisi¨®n de monse?or Nunzio, que a estas horas sigue encerrado en la prisi¨®n de Regina Coeli. Desde all¨ª habr¨¢ sabido que la fiscal¨ªa de Roma acaba de terminar un informe de 25 p¨¢ginas en las que confirma las sospechas de Gotti Tedeschi: ¡°Existe la fuerte posibilidad de que el modo de operar del banco del Vaticano ¡ªque no realiz¨® controles suficientes¡ª permitiese que algunos utilizasen sus cuentas para operaciones ilegales¡±. La investigaci¨®n exculpa a Gotti Tedeschi, pero s¨ª acusa de la poca transparencia a Paolo Cipriani y a Massimo Tulli.
?Qu¨¦ ha cambiado para que el Vaticano y los fiscales italianos act¨²en casi al comp¨¢s? Apenas nada. Que el nuevo Papa va diciendo en p¨²blico que ¡°San Pedro no ten¨ªa cuenta en el banco¡±, que ¡°jam¨¢s vio un cami¨®n de mudanza detr¨¢s de un entierro¡± y que quiere ¡°una Iglesia pobre y para los pobres¡±. La limpieza de las sentinas siempre es dura y peligrosa. Gotti Tedeschi vivi¨® convencido de que lo iban a matar y cada vez son m¨¢s las voces que, en privado, se muestran preocupadas por la seguridad del Papa. Jorge Mario Bergoglio dijo ayer que las estructuras de la Iglesia son viejas y hay que renovarlas: ¡°No teng¨¢is miedo¡±.
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