Los sindicatos alzan la voz con una huelga general en Brasil
El gigante sudamericano vive su primera huelga general en 22 a?os Los cortes de carreteras y las protestas afectan a grandes ciudades de una decena de Estados
La primera huelga general en Brasil en 22 a?os, la segunda desde la recuperaci¨®n de la democracia, en 1985, supone un claro llamamiento de los trabajadores. Exigen recibir una mayor tajada de la bonanza econ¨®mica del gigante sudamericano. El paro, convocado por el grueso de las grandes centrales sindicales brasile?as, se sinti¨® con fuerza en m¨¢s de 20 grandes ciudades en m¨¢s de una decena de Estados. Las organizaciones convocantes, que inclu¨ªan desde la poderosa Central ?nica de Trabajadores (CUT) ¡ªaf¨ªn al gobernante Partido de los Trabajadores (PT) de la presidenta Dilma Rousseff¡ª, hasta el Movimiento de los Sin Tierra (MST), no solo reivindican mejoras laborales, sino tambi¨¦n m¨¢s inversi¨®n en educaci¨®n, sanidad, y una reforma agraria en un pa¨ªs de grandes latifundistas.
La huelga sin duda sigue la estela de las manifestaciones que mantuvieron en vilo al pa¨ªs y en especial a su coraz¨®n econ¨®mico, S?o Paulo, a mediados de junio. Aunque la movilizaci¨®n no ha logrado reunir a tanta gente en la calle como aquellas manifestaciones de los sin partido, ha impedido sobre todo el funcionamiento del transporte p¨²blico en muchas urbes. Los huelguistas llegaron a cortar 38 carreteras nacionales. Y, en algunas ciudades donde los trenes y autobuses pretendieron funcionar, los veh¨ªculos fueron obligados a parar a pedradas. Tambi¨¦n tres de los principales puertos, entre ellos el mayor, el de Santos (S?o Paulo), fueron paralizados por los huelguistas.
Los sindicatos decidieron no incluir entre sus lemas el de ¡°Fuera Dilma¡±, pero las manifestaciones en bastiones del PT, como las de S?o Bernardo do Campo, en la periferia de S?o Paulo ¡ªcapital de la industria automotriz brasile?a y el lugar donde el expresidente Lula salt¨® a la fama como l¨ªder sindical¡ª, se interpretan como un mensaje de descontento desde las filas de un sector del partido y sus aliados. En el paro est¨¢n participando ocho de las mayores centrales sindicales, que re¨²nen a m¨¢s de 7.000 gremios, y que est¨¢n vinculadas a nueve partidos pol¨ªticos, tanto del Gobierno como de la oposici¨®n.
En R¨ªo no se logr¨® paralizar el transporte p¨²blico, a pesar de que era uno de los objetivos
El l¨ªder de la segunda mayor central sindical, Paulo Pereira (alias Paulinho da For?a), de Fuerza Sindical, lleg¨® a calificar la huelga de este jueves como un ¡°calentar motores¡± para una ¡°verdadera huelga general¡± que deber¨ªa producirse en agosto, si el Gobierno de Dilma Rousseff no aceptara sus reivindicaciones. Ante un millar de metal¨²rgicos, Pereira les pregunt¨® si estar¨ªan dispuestos a ir a una ¡°huelga general¡±, como si la de este jueves no hubiese sido convocada como tal.
En la mayor ciudad del pa¨ªs, S?o Paulo, un juez orden¨® servicios m¨ªnimos de metro a las horas punta, pero despu¨¦s los empleados votaron no sumarse al paro. Los manifestantes bloquearon varias v¨ªas de acceso a la capital econ¨®mica del pa¨ªs y dentro de ella. Una marcha recorri¨® la calle 25 de Marzo, una de las principales arterias comerciales del casco viejo, y los piquetes ordenaron a los comerciantes que cerraran. Otra manifestaci¨®n, de mensajeros en moto, cort¨® la avenida Bandeirantes, cercana al ¨¢rea de negocios de la zona sur.
A pesar de que los transportes p¨²blicos no se sumaron a la huelga, en R¨ªo de Janeiro cerraron las puertas muchas escuelas p¨²blicas y privadas, bancos y oficinas de correos. El comercio, sin embargo, funcion¨® normalmente. Los dirigentes sindicales esperaban mayor afluencia de trabajadores a las manifestaciones durante la ma?ana. La actuaci¨®n de los piquetes para impedir trabajar a todo tipo de empleados fue m¨¢s eficaz en crear entusiasmo en la poblaci¨®n por la huelga.
En Belo Horizonte, en el estado de Minas Gerais, la huelga afect¨® al transporte p¨²blico: el metro no ten¨ªa previsto reestablecer el servicio hasta este viernes. La huelga tambi¨¦n paraliz¨® de forma parcial las escuelas (cerr¨® en torno a un 20%) y los centros sanitarios, aunque en este ¨²ltimo caso la atenci¨®n de urgencias discurri¨® con normalidad, seg¨²n fuentes m¨¦dicas.
Las protestas est¨¢n siendo menores de lo esperado por los sindicatos
En ciudades como Salvador de Bah¨ªa y Porto Alegre, los autobuses y el metro dejaron de funcionar desde la ma?ana. En esta ¨²ltima ciudad, capital de R¨ªo Grande do Sul, los trenes urbanos tuvieron que parar porque los que hab¨ªan salido de cocheras fueron apedreados por los manifestantes.
Algunos analistas destacaron la diferencia entre las manifestaciones de la huelga general de este jueves y las protestas callejeras del pasado mes de junio que, convocadas mediante las redes sociales, llevaron a las calles a m¨¢s de un mill¨®n de personas y que se caracterizaron estar protagonizadas por gentes ¡°sin partido, sin l¨ªderes y sin banderas¡±.
Mientras los de las protestas callejeras, fundamentalmente j¨®venes de clase media, centraron sus quejas en la condena de la corrupci¨®n pol¨ªtica y en la reivindicaci¨®n de mejores servicios p¨²blicos como escuelas, hospitales y transportes, en la huelga de este jueves no hubo una sola pancarta contra la corrupci¨®n ni contra los pol¨ªticos.
En los comentarios de los lectores en las ediciones digitales de los grandes diarios y en las redes sociales se ironiz¨® con preguntas sobre d¨®nde estaban este jueves los antidisturbios cuando los huelguistas apedreaban autobuses o encend¨ªan hogueras para cortar carreteras, en contraste con la dureza exhibida contra los manifestantes las semanas pasadas. La huelga se ve como un intento de quitarle la calle al movimiento espont¨¢neo de protesta, dirigido fundamentalmente contra los partidos pol¨ªticos.
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