¡°Es una protesta pol¨ªtica, no del pueblo¡±
Los vecinos de S?o Paulo toman medidas para sortear el paro Los conductores de metro y bus dan la espalda a la movilizaci¨®n
Los sindicatos de Brasil quisieron aprovechar la insatisfacci¨®n generalizada que desde hace un mes abarrota las calles del pa¨ªs y convocaron grandes movilizaciones en todo el pa¨ªs ¡ªun D¨ªa Nacional de Lucha¡ª, pero el resultado no fue el esperado. ¡°Amenazaron con cortar nueve autov¨ªas y solo han bloqueado dos. Hac¨ªa a?os que no convocaban un paro tan grande, pero est¨¢ todo normal. Esta es una protesta de partidos, no del pueblo como las otras¡±, asegur¨® ayer Adailton, de 40 a?os, en S?o Paulo.
¡°Yo hoy he llegado tempran¨ªsimo. Me he levantado dos horas antes para llegar a tiempo porque todo el mundo dec¨ªa que la ciudad se iba a parar y he llegado aqu¨ª la primera¡±, se lament¨® Michelle Ramiro, gerente de una tienda de alimentaci¨®n.
Los principales problemas se vivieron en el interior y en el litoral del Estado de S?o Paulo, donde los sindicatos s¨ª bloquearon durante m¨¢s de seis horas algunas carreteras, pol¨ªgonos industriales y la entrada a puertos clave como el de Santos. Los huelguistas pertenecen sobre todo a los sectores metal¨²rgico, portuario, petrolero y bancario y reclaman, entre otras cosas, la reducci¨®n de la jornada laboral de 44 a 40 horas semanales.
En la avenida Paulista, principal arteria urbana de la ciudad y escenario de las grandes protestas iniciadas contra el aumento de las tarifas de transporte, unos 2.000 manifestantes, seg¨²n la Polic¨ªa Militar, pararon el tr¨¢fico en ambos sentidos durante horas.
El clima de la v¨ªspera de la huelga predec¨ªa un d¨ªa de caos, pero la negativa de sumarse a la huelga de colectivos como los conductores de autob¨²s y metro desinflaron las movilizaciones en S?o Paulo, seg¨²n reconoci¨® Jo?o Carlos Gon?alves, el secretario de Fuerza Sindical, una de las centrales organizadoras. Aun as¨ª, muchos decidieron quedarse en casa, desde empleadas del hogar a ejecutivos de multinacionales.
Las empresas hab¨ªan invitado a sus empleados, como ha sido costumbre durante todo este mes de manifestaciones de protesta social, a quedarse en casa: ¡°Nuestra recomendaci¨®n es que los profesionales de S?o Paulo no vengan a la oficina. Por ese motivo, en el caso de que sea posible, prep¨¢rese para el trabajo remoto¡±, dec¨ªa una circular interna de una importante consultora internacional. ¡°Hoy est¨¢ desierto, la mayor¨ªa ha decidido no salir para no arriesgarse. Hay jefes que no te descuentan la jornada si faltas¡±, cont¨® Cesar Augusto Correa, el quiosquero de una estaci¨®n de autobuses del centro mostrando la pila de peri¨®dicos que le faltaba por vender.
¡°Avis¨¦ a mis jefas de que no podr¨ªa ir a trabajar. Vivo en Guarulhos y llegar al centro iba a ser imposible con todo parado¡±, explic¨® Wilma Martins da Silva, una empleada del hogar de 64 a?os que hizo un marat¨®n para cumplir con su horario. ¡°Sali¨® todo bien y llegu¨¦ a tiempo, pero no fue f¨¢cil. Vine en coche hasta la entrada de la ciudad, aguant¨¦ el tr¨¢fico habitual, luego agarr¨¦ el tren y luego el autob¨²s. Menos mal que funcionaban¡±, cont¨® la se?ora mientras esperaba el autob¨²s que la llevar¨ªa a una tercera casa a limpiar.
Los primeros an¨¢lisis de la jornada apuntaban a que los sindicalistas no hab¨ªan sabido aprovechar bien la indignaci¨®n de la calle. ¡°La relaci¨®n [de desconfianza] con pol¨ªticos y dirigentes sindicales, tambi¨¦n ligados a diferentes partidos y al Gobierno, ayuda a entender la raz¨®n del n¨²mero reducido de personas que salieron a la calle hasta ahora, si lo comparamos con el contingente de las movilizaciones del Movimiento Pase Libre [que reivindicaba la reducci¨®n de las tarifas del transporte]¡±, afirmaba en el diario Folha el analista pol¨ªtico Marco Antonio Carvalho Teixeira, de la Fundaci¨®n Get¨²lio Vargas.
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