La absoluci¨®n por la muerte de un joven negro reabre la herida racial en EE UU
Obama hace un llamamiento a la calma tras la absoluci¨®n de un vigilante blanco que mat¨® a tiros a un adolescente negro El veredicto desata protestas en varias ciudades
Un nuevo referente para la lucha de los derechos civiles en Estados Unidos acab¨® de consagrarse en la noche del s¨¢bado cuando un jurado de Florida compuesto por seis mujeres -5 blancas y una latina- absolvi¨® de asesinato en segundo grado y homicidio involuntario tras 16 horas de deliberaciones a George Zimmerman, el vigilante vecinal que en febrero de 2012 acababa de un tiro en el coraz¨®n a quemarropa con la vida de Trayvon Martin, un joven negro de 17 a?os desarmado que volv¨ªa a casa de su padre tras comprar golosinas en una noche de lluvia.
El pa¨ªs estaba en guardia ante los disturbios que se especulaban pod¨ªan suceder si un hombre blanco resultaba inocente de hacer acabado con la vida de un joven negro. Ante lo que no sucedi¨® pero como una medida m¨¢s de la contenci¨®n hasta ahora demostrada en un caso que hace supurar la herida de la segregaci¨®n nunca cerrada, la Casa Blanca emiti¨® un comunicado en el que Barack Obama llamaba a la calma y ped¨ªa respeto para la decisi¨®n judicial en un estado de derecho."La muerte de Trayvon Mart¨ªn es una tragedia", escribi¨® el presidente. "S¨¦ que este caso ha levantado pasiones", prosigue, "pero un jurado ha hablado". A continuaci¨®n, Obama pide a sus conciudadanos mantener la calma y reflexionar sobre la cultura de la violencia armada que tantas vidas se cobra.
No ha sido esta la ¨²nica vez que el mandatario se pronuncia sobre un caso que tiene la raza en el epicentro de su debate por mucho que se ignore. Casi un mes despu¨¦s de la muerte de Mart¨ªn -con Zimmerman todav¨ªa en libertad- el presidente Barack Obama declar¨® que si ¨¦l tu un hijo ¡°ser¨ªa como Trayvon¡±. No hac¨ªa falta decir m¨¢s.
A las puertas del tribunal de Sanford, fuertemente custodiado, donde Zimmerman, 29 a?os y con chaleco antibalas bajo su traje, escuchaba sereno y contenido el veredicto que le convert¨ªa en un hombre libre, varios centenares de personas levantaron sus pu?os al cielo y clamaron por la justicia que consideraron denegada a Martin a la vez que portaban pancartas en las que se le¨ªa ¡°Opresi¨®n racial¡±. Pero la noche y la madrugada transcurrieron sin disturbios, sin incidentes graves ni levantamientos como en las ¨¦pocas de lucha racial en EE UU en las calles de ciudades como Chicago, Washington o Los ?ngeles. Tan solo en Oakland (California) se produjeron incidentes que acabaron con ventanas de comercios rotas y hogueras callejeras.
Una parte de EE UU considera que el veredicto de inocencia de Zimmerman es un ejemplo de que sigue existiendo una doble justicia para los ciudadanos, aquella que se aplica dependiendo del color de la piel y que retrotrae a las ¨¦pocas de la segregaci¨®n racial, cuando un hombre blanco no sufr¨ªa las consecuencias legales de matar a un hombre negro.
El caso tiene, adem¨¢s, un componente que refiere a otra lucha distinta de derechos civiles, la que posibilita, seg¨²n las permisivas leyes de Florida, a una persona a defenderse con la m¨¢xima fuerza cuando considera que su vida corre peligro y le otorga el beneficio de la duda ante un juez.
Ese beneficio es el que ha pesado en la decisi¨®n de las seis mujeres del jurado, que pasadas las diez de la noche del s¨¢bado entraban en la sala del juicio y confirmaban cada una con un t¨ªmido s¨ª la pregunta de la juez de si consideraban no culpable a Zimmerman. Este escuch¨® estoico las palabras que le devolv¨ªan de nuevo al mundo de los hombres libres y, si acaso, se intuy¨® una t¨ªmida sonrisa de alivio. Su mujer lloraba y los padres del vigilante ¡ª¨¦l un hombre blanco y ella una mujer hispana de Per¨²¡ª, lo que ha situado la identidad racial del acusado tambi¨¦n en el plano de la discusi¨®n, se abrazaban entre l¨¢grimas. Los padres de Martin no estaban presentes en el momento de la lectura del veredicto.
El caso comenz¨® el 26 de febrero de 2012 con un bajo perfil y fue escalando posiciones hasta convertirse en un nuevo referente para el debate ¡ªtab¨²¡ª sobre la raza que pervive en este pa¨ªs. Zimmerman no fue detenido hasta seis semanas despu¨¦s de la muerte de Martin y lo fue tras la brutal presi¨®n social que forz¨® a la fiscal¨ªa de Florida a apartar a los procuradores locales y nombrar a la fiscal general de Jacksonville.
Nadie cuestionaba el s¨¢bado que la sentencia no fuera judicialmente aceptable. El jurado hizo lo que ten¨ªa que hacer y no pudo constatar, ante las escasas pruebas, ¡°sin una duda razonable¡±, que Zimmerman no actuase en defensa propia cuando dispar¨® contra Martin. Seg¨²n la defensa, el vigilante de la urbanizaci¨®n donde viv¨ªa el padre de Martin solo se defendi¨® del ataque del joven negro y como prueba present¨® ¡ªcada vez que tuvo la oportunidad a lo largo de las tres semanas de testimonios con m¨¢s de 50 testigos¡ª las fotograf¨ªas de su nariz partida y los cortes en la cabeza producidos durante la pelea contra el suelo de cemento de la acera.
El fiscal dibuj¨® un escenario muy distinto, aquel en el que Zimmerman actu¨® movido por sus prejuicios al considerar un criminal al joven negro que caminaba bajo la lluvia en la noche cubierto por la capucha de su sudadera y algo en sus manos (una bolsa de Lacasitos). El fiscal calific¨® a Zimmerman como alguien que se cre¨ªa un polic¨ªa sin serlo y que se tom¨® la justicia por su mano movido por la convicci¨®n de que el chico ¡°no era bueno¡±.
Si la sentencia es aceptable judicialmente, socialmente es un cap¨ªtulo aparte. Desde el reverendo Jesse Jackson a la NAACP (la asociaci¨®n para el avance de las personas de color y principal grupo de lucha de derechos civiles de los negros en EE UU) se calificaba como ¡°descarrilamiento de la justicia¡± el veredicto de inocencia. ¡°El m¨¢s fundamental de los derechos civiles ¡ªel derecho a la vida¡ª fue violado la noche que George Zimmerman persigui¨® y acab¨® con la vida de Trayvon Martin¡±, se lee en la petici¨®n hecha por la NAACP al Departamento de Justicia para que presente cargos federales contra el vigilante.
La juez despach¨® a Zimmerman con una frase: ¡°Puede irse, no tiene asuntos pendientes con este tribunal¡±. La opini¨®n p¨²blica dictaba su juicio paralelo: no culpable, pero no inocente. Robert Zimmerman, hermano del acusado, proclam¨® la libertad condicional en la que desde la noche del s¨¢bado vivir¨¢ el exvigilante: ¡°Pasar¨¢ el resto de su vida guard¨¢ndose las espaldas¡±.
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