Un pragm¨¢tico contra el caos
El ministro de Finanzas venezolano es dicharachero, jugador de domin¨® y amante de los deportes
¡°Un aplauso para Nelson Merentes, que est¨¢ echando pa'lante la econom¨ªa nacional¡±, pidi¨® el presidente de Venezuela, Nicol¨¢s Maduro, a los cerca de 10.000 delegados del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) que se reunieron el pasado 6 de junio en el Poliedro de Caracas, el mayor recinto para espect¨¢culos de la capital venezolana. Los presentes no le regatearon ese reconocimiento al matem¨¢tico de 59 a?os, nombrado ministro de Finanzas por Maduro a fines de abril. Pero, por justo que fuera, el tributo debi¨® resultarle algo agrio a Merentes. Apenas minutos antes, el Banco Central de Venezuela (BCV) ¡ªel semiaut¨®nomo rector de la pol¨ªtica monetaria que ¨¦l mismo justo dejaba de dirigir, tras cuatro a?os de gesti¨®n¡ª anunciaba un nuevo y preocupante dato de inflaci¨®n.
La cifra, escandalosa, condensaba la magnitud de los retos que Merentes enfrenta: la mayor inflaci¨®n del hemisferio, la ca¨ªda en picado del valor de la moneda, la falta pertinaz de bienes de consumo y de divisas para importarlos, un d¨¦ficit p¨²blico abultado y la desenfrenada exigencia de m¨¢s recursos para financiar la dadivosidad del Estado bolivariano en un a?o electoral. En suma, a Merentes se le ha encargado salvar de la bancarrota a un pa¨ªs que ingresa como promedio unos 100.000 millones de d¨®lares al a?o por venta de petr¨®leo y derivados.
Por empinada que sea la tarea, pocos en el Gobierno de Maduro parecen mejor dotados para sobrellevarla con ¨¦xito que Merentes. Ya se desempe?¨® en dos ocasiones como ministro del ¨¢rea con Hugo Ch¨¢vez en la presidencia. Pero su notoriedad inicial la debe a una f¨®rmula estad¨ªstica que ide¨® para la conformaci¨®n de las listas del chavismo para las elecciones de diputados de la Asamblea Constituyente de 1999. El ardid matem¨¢tico, bautizado popularmente como ¡°el Kino Ch¨¢vez¡±, mostr¨® su eficacia cuando, con el 60% de los votos, los revolucionarios conquistaron 119 de 125 esca?os disponibles por elecci¨®n directa.
Quienes lo conocen de cerca, lo definen como la quintaesencia del venezolano: dicharachero, jugador de domin¨®, amante de los deportes, informal en el trato. Se atribuye a s¨ª mismo una vieja militancia en el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) en los a?os setenta y curs¨® estudios de posgrado en Hungr¨ªa, en el ocaso del socialismo real.
El rasgo principal que tirios y troyanos le endilgan es el del pragmatismo. Desde que se hizo cargo del ministerio, se ha dado a la tarea de reunirse con casi 3.000 empresarios, sin que por ello abjure de sus convicciones pol¨ªticas. A todos les viene ofreciendo facilidades que jam¨¢s se hab¨ªan escuchado de portavoz alguno del bolivarianismo.
Sin duda las circunstancias obligan a aparcar los gestos de autosuficiencia revolucionaria. Pero no a cualquier cuadro del chavismo le habr¨ªa sido posible asumir semejante tarea. A Merentes ello no solo le tiene sin cuidado, sino que forma parte de su manera de ser. Durante su presidencia en el BCV (2009-2013), recib¨ªa en su despacho a personalidades de todos los sectores. Se sabe que cuando, en 2012, bandas armadas cercanas al oficialismo causaron destrozos en las instalaciones de la Universidad Central de Venezuela (UCV) ¡ªde cuya Facultad de Ciencias Merentes egres¨® y de la que sigue siendo docente e investigador¡ª, el entonces presidente de la autoridad monetaria del pa¨ªs destin¨® una donaci¨®n a la instituci¨®n, contrariando as¨ª el cerco que el Gobierno de Ch¨¢vez ¡ªy de Maduro¡ª han impuesto a esa universidad para asfixiarla.
Por actitudes como esas, a Merentes se le suele ver como la contraparte de Jorge Giordani, el dogm¨¢tico ministro de Planificaci¨®n y mentor intelectual de Hugo Ch¨¢vez. Aunque entre ambos guardan relaciones cordiales, por lo general se interpreta el ascenso de la estrella de Merentes como una se?al del eclipse de Giordani en el puesto de mando de la econom¨ªa. La distancia profesional entre los dos catedr¨¢ticos se acentu¨® desde 2010, cuando Merentes se opuso al acoso a las firmas de Bolsa impulsado por Giordani.
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