Z-40, el capo que guisaba a sus enemigos
La detenci¨®n del feroz l¨ªder de Los Zetas marca el declive del cartel y abre la pugna para conquistar las plazas hasta ahora controladas por ese grupo

La detenci¨®n el pasado lunes de Miguel ?ngel Trevi?o, alias el Z-40, l¨ªder de Los Zetas, el cartel m¨¢s sanguinario de M¨¦xico, fue noticia en todo el mundo menos en Nuevo Laredo, donde naci¨® hace 40 a?os. Al d¨ªa siguiente, los diarios de esta violenta ciudad del Estado de Tamaulipas, fronteriza con EE UU, no llevaban una sola l¨ªnea sobre la captura del mat¨®n. Hace a?os que el crimen organizado ha impuesto el terror en esta poblaci¨®n de unos 350.000 habitantes unida por cinco puentes a Texas. A?os de cad¨¢veres decapitados y de cuerpos colgados en los pasos elevados, a?os sin ley ¡ªel jefe de polic¨ªa desapareci¨® en febrero¡ª y de silencio ¡ªvarios portales de Internet han cerrado por amenazas¡ª en el reino del hombre m¨¢s peligroso del pa¨ªs.
La carrera criminal del Z-40 acab¨® de madrugada en una carretera rural, a unos 27 kil¨®metros al suroeste de Nuevo Laredo, cuando un helic¨®ptero Black Hawk de la Marina mexicana intercept¨® el todoterreno de color gris plata en el que viajaba con un escolta y un contable. A bordo, dos millones de d¨®lares, ocho armas largas y 500 cartuchos. Los dos c¨®mplices se tiraron de inmediato al suelo, pero el capo, al parecer, trat¨® de huir entre los matorrales. Fue in¨²til. La operaci¨®n dur¨®, seg¨²n la versi¨®n oficial, siete minutos y no requiri¨® disparar un solo tiro.
El ¨¦xito fue resultado de un largo trabajo de inteligencia en el que nadie duda que participaron las agencias de seguridad gringas ¡ªla prensa mexicana habla incluso del empleo de un drone (avi¨®n no tripulado)¡ª dadas sus buenas relaciones con la Marina. El Z-40 llevaba tiempo movi¨¦ndose por carreteras sin asfaltar entre Coahuila y Tamaulipas y de tanto en tanto visitaba tambi¨¦n a su hijo en Nuevo Laredo. Antes de las pruebas de ADN, sus tatuajes dieron una primera confirmaci¨®n de su identidad: una cobra en la parte interna de su antebrazo derecho y la frase ¡°Hecho en M¨¦xico¡± en la espalda.
La limpieza de la operaci¨®n ha llevado a algunos expertos de seguridad mexicanos a sospechar que en realidad pudo tratarse de una entrega pactada, ya que Trevi?o era sumamente precavido y sol¨ªa desplazarse con su guardia pretoriana. En cualquier caso, un final de trayecto muy pac¨ªfico para un hombre cuya leyenda en el mundo del hampa comenz¨® de adolescente en Dallas, donde sus padres y sus 13 hermanos vivieron varios a?os.
All¨ª se uni¨® a la pandilla de Los Tejas, dedicada al robo de autom¨®viles y la venta de droga. M¨¢s tarde ser¨ªa reclutado por Osiel C¨¢rdenas, jefe del cartel del Golfo. Primero lavando coches, luego como mensajero del mafioso gracias a su dominio del ingl¨¦s y despu¨¦s como uno de los principales sicarios de su hermano, Ezequiel C¨¢rdenas, conocido como Tony Tormenta, abatido en 2010.
Cuando, a finales de los a?os noventa, Osiel C¨¢rdenas funda Los Zetas como brazo armado del cartel del Golfo con un grupo de desertores de las fuerzas especiales del Ej¨¦rcito mexicano, Trevi?o se convertir¨ªa en la mano derecha de su l¨ªder, el cabo Heriberto Lazcano Lazcano, el Lazca. La crueldad de sus m¨¦todos le abrir¨ªa paso en el escalaf¨®n del crimen organizado. El Z-40 impondr¨ªa la moda de desmembrar cuerpos y ¡°guisar enemigos¡±, disolvi¨¦ndolos en ¨¢cido o derriti¨¦ndolos en contenedores de aceite.
El periodista estadounidense Alfredo Corchado, amenazado de muerte por Los Zetas y quien dio la primicia de su detenci¨®n en el Dallas Morning News, cuenta en su libro Midnight in Mexico (Penguin Press), de reciente aparici¨®n, que el Z-40 sol¨ªa morder el coraz¨®n de alguna de sus v¨ªctimas, a¨²n vivas, creyendo que eso le har¨ªa invencible, y reclutaba a sus sicarios oblig¨¢ndoles a disparar a una persona al azar. ¡°Pon¨ªa una pistola cargada en la mano de un sicario y le ordenaba apuntar a alguien enfrente de ellos. Trevi?o pon¨ªa luego su mano en el coraz¨®n del sicario para medir cu¨¢n r¨¢pido lat¨ªa al tiempo que gritaba: ?Ch¨ªngatelo! Si dudaba, le pegaba un tiro en la cabeza o le daba un empleo de chivato. Depend¨ªa de su humor ese d¨ªa¡±.
Tras la detenci¨®n de Osiel C¨¢rdenas en 2003, Los Zetas entrar¨ªan en guerra con el cartel del Golfo hasta su ruptura definitiva en enero de 2010. Los antiguos desertores del Ej¨¦rcito, con el Lazca y el Z-40 a la cabeza y sus b¨¢rbaros m¨¦todos militares de ocupaci¨®n del territorio, ensangrentar¨ªan en los ¨²ltimos a?os el mapa de M¨¦xico en una disputa permanente con los otros grupos de narcotraficantes.
La violencia de Los Zetas llegar¨ªa a su cl¨ªmax en agosto de 2010 cuando fueron hallados en unas fosas en San Fernando (Tamaulipas) 72 emigrantes centroamericanos torturados y asesinados. La noticia conmocion¨® profundamente a la sociedad mexicana. Adem¨¢s de la sa?a de sus asesinatos, su t¨¢ctica de poner al mundo del hampa a su servicio all¨ª donde se impon¨ªan, les llev¨® a dedicarse, adem¨¢s del narco, a otros delitos como el tr¨¢fico de inmigrantes, el secuestro y la extorsi¨®n, y a tener presencia en 14 Estados e incluso extenderse a Guatemala.
El Gobierno del expresidente Felipe Calder¨®n decidi¨® en sus ¨²ltimos a?os concentrarse en desmantelar a Los Zetas. Fruto de esa presi¨®n fue la muerte del Lazca en un confuso incidente en octubre del a?o pasado. El fallecimiento del l¨ªder, cuyo cad¨¢ver fue misteriosamente robado de una funeraria poco despu¨¦s, origin¨® una nueva lucha por el poder de la que saldr¨ªa vencedor el Z-40, pero el cartel estaba ya muy debilitado.
La detenci¨®n de Trevi?o abre, seg¨²n los analistas de seguridad, una nueva etapa en la violencia en este pa¨ªs ¡ªprobablemente Los Zetas dejen de existir como organizaci¨®n cohesionada y coherente a nivel nacional¡ª, pero no significar¨¢ su final. Previsiblemente se desencadenar¨¢ una guerra por su control ¡ªse considera que su hermano menor, Omar, ha heredado el liderazgo¡ª y los remanentes del Golfo y el cartel de Sinaloa, la confederaci¨®n que dirige Joaqu¨ªn el Chapo Guzm¨¢n, tratar¨¢n de aprovechar la oportunidad para ocupar las plazas de sus viejos enemigos.
El Z-40 est¨¢ ya encerrado en un penal de m¨¢xima seguridad. Sin embargo, desde su detenci¨®n han muerto m¨¢s de 30 personas en distintos puntos del pa¨ªs. Un asesino legendario ha salido de escena, pero como ha escrito el soci¨®logo y periodista Jorge Zepeda, a¨²n persisten ¡°las condiciones que hacen posible la expansi¨®n del crimen organizado como la impunidad, la ausencia de un aparato de justicia, la corrupci¨®n generalizada y la ineficacia de las polic¨ªas¡±. La tragedia de M¨¦xico, que se ha cobrado m¨¢s de 65.000 vidas en el ¨²ltimo lustro, no ha acabado.
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