El papa Francisco defiende la ¡°laicidad del Estado¡±
Bergoglio recuerda ante la clase dirigente de Brasil que su objetivo es ¡°erradicar la pobreza¡±
No hay intervenci¨®n del papa Francisco en R¨ªo de Janeiro que no esconda una carga de profundidad, un aviso para navegantes propios y ajenos. Durante un encuentro con la clase dirigente de Brasil, Jorge Mario Bergoglio reivindic¨® el ¡°sentido ¨¦tico¡± y el ¡°di¨¢logo constructivo¡± como herramientas principales de la pol¨ªtica: ¡°Entre la indiferencia ego¨ªsta y la protesta violenta, siempre hay una opci¨®n posible: di¨¢logo, di¨¢logo y di¨¢logo¡±. Despu¨¦s de insistir en la ¡°responsabilidad social¡± de los gobernantes, el jefe de la Iglesia cat¨®lica sorprendi¨® al defender con nitidez el Estado laico: ¡°La convivencia pac¨ªfica entre las diferentes religiones se ve beneficiada por la laicidad del Estado, que, sin asumir como propia ninguna posici¨®n confesional, respeta y valora la presencia del factor religioso en la sociedad¡±.
Solo unas horas antes, durante el V¨ªa Crucis celebrado la noche del viernes en la playa de Copacabana, el papa Francisco hab¨ªa hecho solidario a Jes¨²s con los j¨®venes que han perdido la confianza en la pol¨ªtica por ¡°el ego¨ªsmo y la corrupci¨®n¡± de los gobernantes y hasta la fe en Dios por la ¡°incoherencia¡± de la Iglesia. As¨ª que, durante la jornada del s¨¢bado, aprovech¨® un encuentro con la clase dirigente de Brasil y un almuerzo con los cardenales y obispos de la regi¨®n para poner los puntos sobre las ¨ªes. A los poderosos les insisti¨® en su responsabilidad social: ¡°El futuro nos exige una visi¨®n humanista de la econom¨ªa y una pol¨ªtica que logre cada vez m¨¢s y mejor la participaci¨®n de las personas, evite el elitismo y erradique la pobreza. Que a nadie le falte lo necesario y que se asegure a todos dignidad, fraternidad y solidaridad¡±.
Dijo Jorge Mario Bergoglio que ¡°el sentido ¨¦tico aparece hoy como un desaf¨ªo hist¨®rico sin precedentes¡± y, para alcanzarlo, insisti¨® en el que consejo que, seg¨²n dijo, siempre da a los l¨ªderes que se lo piden: ¡°Di¨¢logo, di¨¢logo, di¨¢logo. El ¨²nico modo que una persona, una familia o una sociedad crezca es la cultura del encuentro, una cultura en la que todo el mundo tiene algo bueno que aportar y todos pueden recibir algo a cambio. El otro siempre tiene algo que darme cuando sabemos acercarnos a ¨¦l con actitud abierta y disponible, sin prejuicios. Solo as¨ª puede prosperar un buen entendimiento entre las culturas y las religiones, la estima de unas por las otras sin opiniones previas gratuitas. Hoy, o se apuesta por la cultura del encuentro, o todos pierden¡±.
Ya frente a los altos representantes de la curia brasile?a, el papa Francisco se refiri¨®, sin citarla expresamente, a la sangr¨ªa de fieles que, desilusionados con la Iglesia cat¨®lica, buscaron el refugio de las iglesias evangelistas. ¡°A veces perdemos a quienes no nos entienden porque hemos olvidado la sencillez. La lecci¨®n que la Iglesia ha de recordar siempre es que no puede alejarse de la sencillez (¡). Tal vez la Iglesia se ha mostrado demasiado lejana de sus necesidades, demasiado fr¨ªa para con ellos, demasiado autorreferencial, prisionera de su propio lenguaje r¨ªgido; tal vez el mundo parece haber convertido a la Iglesia en una reliquia del pasado, insuficiente para las nuevas cuestiones; quiz¨¢s la Iglesia ten¨ªa respuestas para la infancia del hombre, pero no para su edad adulta. El hecho es que actualmente hay muchos como los disc¨ªpulos de Ema¨²s: no solo los que buscan respuestas en los nuevos y difusos grupos religiosos, sino tambi¨¦n aquellos que parecen vivir ya sin Dios, tanto en la teor¨ªa como en la pr¨¢ctica¡±.
Despu¨¦s de pintar un paisaje ciertamente desolador de la Iglesia, Jorge Mario Bergoglio se pregunt¨®: ¡°?Qu¨¦ podemos hacer?¡±. Y ah¨ª Francisco vuelve a la idea que brind¨® a los muchachos argentinos hace un par de d¨ªas: ¡°Salgan a la calle y hagan l¨ªo. Que me perdonen los obispos y los curas, pero la Iglesia tiene que cambiar¡±. Y el cambio que propone es un regreso radical a los or¨ªgenes: ¡°?Somos a¨²n una Iglesia capaz de inflamar el coraz¨®n? Hace falta una Iglesia que no tenga miedo a entrar en la noche de los que se han marchado, de escucharlos, de participar en su conversaci¨®n¡±. El papa Francisco tambi¨¦n advirti¨® a los obispos de la importancia de las mujeres en la vida religiosa: ¡°No reduzcamos el compromiso de las mujeres en la Iglesia, sino que promovamos su participaci¨®n activa en la comunidad eclesial. Si pierde a las mujeres, la Iglesia se expone a la esterilidad¡±
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