El Supremo italiano confirma la condena de c¨¢rcel a Berlusconi
La Corte de Casaci¨®n rechaza inhabilitar a Berlusconi y remite su condena al Tribunal de Mil¨¢n El magnate cree "privado de todo fundamento" el fallo y asegura que no abandonar¨¢ la pol¨ªtica
Se trata sin duda de una sentencia hist¨®rica. Nunca hasta ahora Silvio Berlusconi hab¨ªa recibido una condena definitiva. Sus 34 procesos judiciales en las ¨²ltimas dos d¨¦cadas se hab¨ªan ido desmoronando en virtud de prescripciones, amnist¨ªas o leyes confeccionadas a su medida por sus propios gobiernos, pero la fren¨¦tica carrera del tres veces primer ministro por escapar de sus delitos, intentando hacer creer a toda la naci¨®n de que solo se trataba de un ajuste de cuentas pol¨ªtico, ha terminado abruptamente. El Tribunal Supremo confirm¨® la condena de cuatro a?os de c¨¢rcel a Silvio Berlusconi, de 76 a?os, por fraude fiscal en el llamado caso Mediaset y dispuso que la Corte de Apelaci¨®n de Mil¨¢n vuelva a calcular la pena de cinco a?os de inhabilitaci¨®n para cargo p¨²blico. Aunque el pol¨ªtico y magnate no tendr¨¢ que pisar la c¨¢rcel ¨Cpor edad y porque la condena quedar¨¢ reducida a un a?o tras serle aplicada la ley de indultos de 2006--, s¨ª deber¨¢ permanecer una temporada en arresto domiciliario o cumpliendo trabajos para la comunidad.El fallo deja desarbolado al centroderecha italiano y en peligro de derrumbe al gobierno de coalici¨®n presidido por Enrico Letta.
A las 19.30, despu¨¦s de m¨¢s de seis horas de deliberaci¨®n, Antonio Esposito, presidente de la secci¨®n de vacaciones del Tribunal Supremo italiano, ley¨® el veredicto. Silvio Berlusconi y los otros tres imputados ¨Clos exdirigentes de Mediaset Daniele Lorenzano y Gabriella Galetto y el productor cinematogr¨¢fico Frank Agrama¡ª resultaban finalmente condenados por aumentar artificialmente el precio de los derechos de transmisi¨®n de pel¨ªculas estadounidenses en Italia con el fin de evadir dinero al fisco y desviarlo a cuentas en el extranjero. La condena de cuatro a?os de prisi¨®n a Berlusconi ¡ªque esta noche la consider¨® "privada de todo fundamento" y expres¨® su intenci¨®n de no renunciar a la pol¨ªtica¡ª marca el final de siete largos a?os de proceso ¨C¡°una pesadilla nocturna¡±, seg¨²n sus abogados--, pero sobre todo quiebra las alas de quien se resist¨ªa a traspasar el liderazgo del centroderecha italiano, convencido de que si alguna posibilidad ten¨ªa de driblar a la ley era a trav¨¦s de la presi¨®n del poder.
De hecho, durante los ¨²ltimos meses, tanto ¨¦l como sus representantes en el Gobierno de Enrico Letta han venido dejando claro ¨Caunque no siempre de forma expl¨ªcita¡ªque el futuro de la gobernabilidad de Italia depend¨ªa de la inmunidad de Berlusconi. El l¨ªder del PDL intent¨® incluso que el presidente de la Rep¨²blica, Giorgio Napolitano, se involucrase en su campa?a de presi¨®n a la magistratura, pero a la vista est¨¢ que no obtuvo resultados. Sobre el papel, el caso Mediaset no era el m¨¢s grave de los que a¨²n ten¨ªa pendientes ¨Cah¨ª est¨¢ la condena en primera instancia a siete a?os de c¨¢rcel por inducci¨®n a la prostituci¨®n y abuso de poder en el caso Ruby--, pero el peligro de prescripci¨®n termin¨® por resultar fatal para sus intereses.
La condena en primera instancia lleg¨® en octubre de 2012, mientras el l¨ªder del Pueblo de la Libertad (PDL) se hab¨ªa hecho un lado de la primera l¨ªnea pol¨ªtica mientras su partido apoyaba el gobierno t¨¦cnico de Mario Monti. De hecho, la sentencia fue la excusa para olvidarse de la jubilaci¨®n, hacer caer al gobierno t¨¦cnico y propiciar unas elecciones en la que volvi¨® a desempe?ar un rol fundamental.
La condena en segunda instancia lleg¨® solo seis meses despu¨¦s, en mayo de 2013, justo en el momento en que Berlusconi saboreaba el poder recobrado. A pesar de perder las elecciones, el candidato del centroizquierda, Pier Luigi Bersani, hab¨ªa fracasado en su intento de formar un gobierno progresista ¨C el Movimiento 5 Estrellas (M5S) de Beppe Grillo se hab¨ªa negado a cualquier acuerdo¡ªy al final el presidente de la Rep¨²blica, Giorgio Napolitano, forz¨® un gobierno entre el centroizquierda y el centroderecha. Berlusconi estaba feliz, por cuanto esperaba que su papel como apoyo indispensable para la gobernabilidad de Italia le facilitase alg¨²n tipo de extra?o salvoconducto para driblar sus numerosos problemas con la justicia.
Pero entonces lleg¨® el definitivo jarro de agua fr¨ªa. Ante el peligro de que parte de los delitos por los que hab¨ªa sido condenado en primera y segunda instancia prescribiesen durante el verano, la sala de vacaciones del Tribunal Supremo tom¨® cartas en el asunto. Ni qu¨¦ decir tiene que tambi¨¦n en esto Berlusconi vio la mano de ¡°los jueces comunistas¡± que quer¨ªan dejarlo en el arroyo. Aunque los abogados del Cavaliere ¨Cahora puede perder el t¨ªtulo concedido por la presidencia de la Rep¨²blica¡ªaseguran que no hay ninguna prueba, los jueces aseguran que el magnate tiene una ¡°propensi¨®n a cometer delitos¡±.
Seg¨²n el texto de la condena en segunda instancia, ¡°los derechos audiovisuales pasaban de mano en mano y se aumentaban de modo injustificado. Se trataba de traspasos carentes de una funci¨®n comercial. Serv¨ªan solo para que se elevara su precio¡±. La compra de derechos por parte de Mediaset ascendi¨® a cerca de 470 millones de euros entre 1994 y 1999. Los magistrados calcularon que la ¡°evasi¨®n muy considerable¡± perpetrada por Mediaset pudo superar los 12 millones de euros entre los a?os 2000 y 2003, coincidiendo con el segundo Gobierno de Berlusconi.
Adem¨¢s de a Berlusconi, el tribunal de apelaci¨®n de Mil¨¢n tambi¨¦n confirm¨® la condena a tres a?os de prisi¨®n del productor estadounidense de origen egipcio Frank Agrama ¨C considerado el socio oculto de la trama-- y la absoluci¨®n del presidente de Mediaset, Fedele Confalonieri. Ahora, el Tribunal Supremo ha confirmado la sentencia y, de paso, abierto una gran interrogante sobre el futuro inminente de la pol¨ªtica italiana.
Las largas horas de tensa espera ¨Cque el autodenominado ej¨¦rcito de Silvio pas¨® a las puertas del palacio Grazioli, residencia romana del pol¨ªtico¡ª sirvieron para volver a constatar la surrealista situaci¨®n de la pol¨ªtica italiana, que dos d¨¦cadas despu¨¦s sigue dependiendo de Silvio Berlusconi.
Pero lo m¨¢s incre¨ªble de todo es que quienes tal vez m¨¢s tem¨ªan una condena del l¨ªder del PDL eran sus ancestrales enemigos pol¨ªticos, convertidos ahora en sus socios de Gobierno. El sector del Partido Democr¨¢tico (PD) que apoya la l¨ªnea oficial representada por el primer ministro Enrico Letta no solo estaba preocupado porque una sentencia adversa provocara el fin del apoyo de Berlusconi al gobierno de coalici¨®n, sino sobre todo que los sectores del centroizquierda m¨¢s cr¨ªticos con el acuerdo tuvieran el argumento definitivo para hacer saltar la extra?a mayor¨ªa: ?se puede permitir el PD liderar un gobierno gracias al apoyo de un condenado en firme por evasi¨®n fiscal?
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