Brasil busca a Amarildo
La desaparici¨®n de un obrero en una favela carioca tras ser detenido por la polic¨ªa se convierte en nuevo blanco de las protestas Casi 35.000 personas han desaparecido en el pa¨ªs desde 2007
Amarildo de Souza, de 43 a?os, apenas tuvo tiempo de limpiar los peces que pesc¨® el pasado domingo 14 de julio cuando cuatro polic¨ªas de la llamada Polic¨ªa Pacificadora, que act¨²a en las favelas de R¨ªo de Janeiro, lo detuvieron. Eran las siete y media de la tarde y Amarildo se fue con lo puesto. Nadie lo ha visto desde entonces.
Su b¨²squeda, que comenz¨® hace 20 d¨ªas en los callejones de la comunidad de la Rocinha, ha sumado miles de simpatizantes y se ha convertido en una causa m¨¢s para avivar las protestas que sacuden Brasil hace m¨¢s de un mes.
Casi 35.000 personas, seg¨²n el Instituto de Seguridad P¨²blica, han desaparecido en Brasil desde 2007 sin que sus familiares sepan si esperarlas vivas o muertas.
Mientras que la mayor¨ªa de v¨ªctimas no tienen m¨¢s visibilidad que la de un cartelito en una farola, la humilde familia de Amarildo, que cocina en un fog¨®n pegado al retrete, ha decidido hacer ruido. ¡°?Cu¨¢ntos Amarildos han desaparecido ya? ?Cu¨¢ntos quedan por desaparecer?¡±, se pregunta la sobrina del obrero Elaine Maria Dias da Costa, de 26 a?os. ¡°Queremos tocar sus conciencias, que las autoridades nos den una respuesta, que por lo menos nos entreguen los huesos para poder enterrarle como se merece¡±, contin¨²a Elaine por tel¨¦fono desde la Rocinha.
Las protestas, que ya clamaban por m¨¢s seguridad y por el papel opresor de la polic¨ªa militar brasile?a, no han tardado en hacerse eco.
Este jueves, la mujer, los seis hijos, hermanos, sobrinos y vecinos de Amarildo organizaron la tercera protesta para reclamar una respuesta. La manifestaci¨®n lleg¨® hasta el rico barrio de Leblon, donde se encontraron con el grupo de manifestantes que est¨¢ acampado frente a la casa del gobernador, Sergio Cabral (PMDB), uno de los l¨ªder m¨¢s castigados durante las protestas.
A la marcha, que cort¨® el tr¨¢fico durante horas, se unieron tambi¨¦n madres de v¨ªctimas de la violencia policial y decenas de simpatizantes de la causa que, gracias a las redes sociales, se defiende hasta en las protestas de S?oPaulo.
¡°Yo lucho para que los muertos tambi¨¦n tengan voz, soy la portavoz de mi hijo¡±, dec¨ªa Deize Carvalho, del Consejo de Derechos Humanos de Rio, cuyo hijo muri¨® en manos de la polic¨ªa en enero de este a?o. ¡°Lo arrestaron por hurto y al d¨ªa siguiente lo torturaron seis agentes que contin¨²an trabajando. Le rompieron la mand¨ªbula y todos los huesos. Despu¨¦s detuvieron a quien rob¨® de verdad. No fue mi hijo¡±.?
La organizaci¨®n Human Rights Watch afirma en su ¨²ltimo informe?que, seg¨²n datos oficiales de los seis primeros meses de 2012, la polic¨ªa fue responsable de 214 asesinatos en R¨ªo de Janeiro y de 251 en S?o Paulo. ¡°El Estado a¨²n no ha tomado las medidas necesarias para asegurarse de que los polic¨ªas que cometen abusos rindan cuentas¡±, alerta el documento.
Otra de las voces en la marcha era la de Ant?nio Carlos Costa, presidente de la ONG Rio de Paz. ¡°Hace mucho tiempo que quer¨ªamos manifestarnos por los desaparecidos, pero est¨¢bamos esperando la ocasi¨®n adecuada. El caso de Amarildo nos ha dado la oportunidad de denunciar la cantidad de gente que desaparece y muere asesinada. Los cuerpos acaban en los muchos cementerios clandestinos que hay en la regi¨®n, en la bah¨ªa, en lagos. Se lanzan a los animales, se incineran o se disuelven con ¨¢cido¡¡±, explica Costa. La ONG organiz¨® el mi¨¦rcoles un acto simb¨®lico en la playa de Copacabana que denunciaba la desaparici¨®n de esas 35.000 personas que ¡°ser¨ªan muchas m¨¢s¡± si todas las familias denunciasen. Costa tambi¨¦n expone su temor a que las autoridades maquillen los datos. ¡°El Gobierno no tiene transparencia y tememos que muchas desapariciones se mantienen como tal en la estad¨ªstica aunque luego se sepa que se trata de un homicidio¡±.
Silencio de la Secretar¨ªa de Seguridad
A pesar de que la ¨²ltima vez que se vio a Amarildo fue en la comisar¨ªa de la UPP (Unidad de la Polic¨ªa Pacificadora), la Secretar¨ªa de Seguridad P¨²blica deRio ha guardado un inquietante silencio sobre el caso hasta hace pocos d¨ªas.
El gobernador Cabral, cuya popularidad nunca ha estado tan baja seg¨²n las encuestas, no recibi¨® a la familia hasta diez d¨ªas despu¨¦s de la desaparici¨®n del obrero.
Los gestos solo empezaron a verse cuando las autoridades entendieron que el caso de Amarildo pod¨ªa perjudicar la imagen de la Polic¨ªa Pacificadora, un grupo especial de la polic¨ªa militar que tom¨® el control de 33 favelas, la mayor¨ªa en la acomodada zona sur, desde que en 2008 comenzaron a expulsar a los narcotraficantes. La UPP?es la bandera de Cabral en cuesti¨®n de seguridad p¨²blica.
La voluntad de no manchar m¨¢s la imagen del Gobierno y la perseverancia de los de Souza ha llevado a que la Polic¨ªa Civil comience a investigar el caso desde la divisi¨®n de Homicidios. Pocos conf¨ªan en que Amarildo est¨¦ con vida.
La ministra de la Secretaria Nacional de Derechos Humanos, Mariado Ros¨¢rio, afirm¨® el viernes que la polic¨ªa es la principal sospechosa de la desaparici¨®n de Amarildo.
Los investigadores, de momento, han confirmado que de las 84 c¨¢maras que graban la vida de los m¨¢s de 70.000 vecinos de esta comunidad, precisamente las dos que vigilan la comisar¨ªa de la UPP no funcionaban. Tampoco funcionaba el GPS de los coches patrulla, que podr¨ªa ayudar a los agentes a seguir el rastro del arrestado.
La Polic¨ªa Militar, a la que pertenece la UPP, ha defendido desde el comienzo que Amarildo dej¨® a pie la comisar¨ªa ¨Cversi¨®n que no puede demostrarse sin las c¨¢maras -. Ahora, dice, investiga las llamadas de unos m¨®viles requisados a sospechosos de tr¨¢fico de drogas durante una operaci¨®n que el d¨ªa antes de la desaparici¨®n de Amarildo se sald¨® con 48 detenidos. La pesquisa de los militares apunta a que quieren relacionar la desaparici¨®n del obrero con un ajuste de cuentas.
¡°La posibilidad de que est¨¦ involucrado en el tr¨¢fico no existe. ?l solo fue a comprar tabaco. Se grab¨® su entrada en la comisar¨ªa y no la salida. ?Si creen eso por qu? no presentan ninguna prueba?¡±, reclama la sobrina.
El mismo silencio que las autoridades mantuvieron durante la primera semana de la desaparici¨®n de Amarildo se sinti¨® en los principales medios de comunicaci¨®n brasile?os, uno de los blancos principales de las cr¨ªticas de los manifestantes en todo el pa¨ªs. Solo el viernes, 19 d¨ªas despu¨¦s de su desaparici¨®n, los dos peri¨®dicos m¨¢s le¨ªdos del pa¨ªs sustituyeron las breves referencias a Amarildo por reportajes sobre su caso e incluso llamadas en portada.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.