Y Dilma Rousseff volvi¨® a sonre¨ªr
La presidenta Dilma Rousseff volvi¨® hoy a sonre¨ªr despu¨¦s de dos meses de invierno astral en el que su cara revelaba el tsunami que de repente le hab¨ªa ca¨ªdo encima.
Su popularidad, que se hab¨ªa desplomado de repente m¨¢s de 40 puntos, se recupera ahora hasta un 36% seg¨²n el sondeo de Datafolha. Es poco cuantitativamente, pero es mucho como tendencia. El sol empieza a asomar para ella de entre los nubarrones.
?Habr¨¢ pasado lo peor para la primera presidenta mujer de Brasil? ?Seguir¨¢n los pr¨®ximos sondeos manteniendo esa tendencia desmintiendo a los que ve¨ªan en peligro su candidatura a la reelecci¨®n el a?o pr¨®ximo? Su propio partido, el PT, por boca de su presidente Rui Fal?ao, hab¨ªa llegado a decir que ¡°todas las hip¨®tesis estaban abiertas¡±. Y varios de los l¨ªderes y partidos que hab¨ªan apoyado hasta ahora su Gobierno, hab¨ªan comenzado a dar tambi¨¦n se?ales de querer abandonar el barco.
Al mismo tiempo, a la presidenta se le criticaba el hecho de que, siendo economista, la econom¨ªa del pa¨ªs patinaba: un PIB entre los m¨¢s bajos del continente y de los Brics, la inflaci¨®n en alza y el d¨®lar subiendo, al igual que los intereses, y una industria que perd¨ªa fuelle. Y los gritos en la calle sin apagarse, pidiendo m¨¢s.
Dilma no ten¨ªa motivos para sonre¨ªr. Sin embargo, no se achic¨®. Frente a las protestas anunci¨® que ella estaba escuchando sus gritos y exigencias. Y empez¨® a intentar responder a dichas peticiones con una serie de reformas y bondades sociales. Algunas de sus propuestas no convencieron; otra se las rob¨® el Congreso, que tambi¨¦n quer¨ªa escuchar la voz de la protesta ciudadana. Ella sigui¨® firme.
A quienes quisieron separar su gesti¨®n y el resultado negativo de la misma de su tutor Lula da Silva y que ya hab¨ªan acu?ado, incluso dentro de su partido, el ¡°Vuelve, Lula¡±, les explic¨® sagazmente que el expresidente no necesitaba volver porque ¡°nunca se hab¨ªa ido¡±. Y era cierto. En sus decisiones b¨¢sicas nunca actu¨® sin consultarse con el maestro. Llegaron a acusarla de hablar con la voz del ¡°ventr¨ªlocuo¡±.
Al mismo tiempo, a los que intentan liberarla de lo que llaman la ¡°herencia maldita¡± que Lula le habr¨ªa dejado en econom¨ªa, Dilma hizo saber que ella cargaba con toda la responsabilidad, que, al final, era solo suya.?
Al igual que el consenso sobre su Gobierno se desplom¨® de repente mientras empeoraban todos los ¨ªndices econ¨®micos, tambi¨¦n de pronto, en solo dos semanas, Dilma ha podido volver a sonre¨ªr. No solo su popularidad ha empezado a crecer mientras ella so?aba con no bajar m¨¢s, si no que todo ha empezado a mejorar: la inflaci¨®n ha empezado a descender y ella misma ha dicho que eso es ¡°una maravilla¡±. Se pas¨® solo cuando quiso descargar la culpa contra los pesimistas que ¡°no soportan ver a Brasil crecer¡±.
La industria comenz¨® a presentar n¨²meros positivos, el empleo creci¨®, el d¨®lar empez¨® a desacelerar su carrera y de nuevo, seg¨²n el sondeo de de Datafolha, Dilma empieza a recuperar al electorado m¨¢s pobre, que era el suyo, y hasta ha crecido d¨¦cimas entre la clase media.
Y es a esa clase media, que no la hab¨ªa votado en 2010 y que hab¨ªa recuperado durante sus dos primeros a?os de Gobierno, la misma que hab¨ªa salido en junio en masa a la calle a ¡°exigir m¨¢s¡±, la que la mandataria deber¨¢ recuperar antes de acabar el a?o si desea poder presentarse tranquila a la reelecci¨®n.
Mayores dificultades presentan los candidatos de oposici¨®n. A pesar de que diez a?os en el Gobierno y el esc¨¢ndalo de corrupci¨®n del mensal?o?desgastaron al PT, que sue?a con gobernar otros diez a?os, los contrincantes de Dilma en la oposici¨®n no est¨¢n en mejores aguas. La ecologista Marina Silva, que puede arrastrar otra vez veinte millones de votos, es como una mariposa de colores que aparece no contaminada con el poder corrupto, pero demasiado ¡°virgen¡± para poder querer gobernar sin aceptar compromisos en las alianzas de partidos. Aecio Neves, el joven y nuevo l¨ªder del oposicionista PSDB tendr¨ªa ahora su gran momento si el esc¨¢ndalo del presunto cartel de empresas del Metro de S?o Paulo no hubiese surgido en el peor de los momentos para su partido. Y el joven Eduardo Campos del PSB, cuyos ojos azules seducen el voto femenino, forma a¨²n parte del Gobierno al que contesta la calle y no es visto todav¨ªa como oposici¨®n.?
El ¨²nico peligro real para el PT ser¨ªa la candidatura del presidente del Supremo, Joaquim Barbosa, el primer magistrado negro del Supremo, considerado el h¨¦roe del mensal?o , que es recibido con aplausos donde entra, pero que ha jurado que no le interesa la pol¨ªtica.
El ¨²ltimo enemigo del PT, la calle con sus gritos de protesta, ha empezado a ser domesticado por sus huestes, que han anunciado que empezar¨¢n a salir tambi¨¦n ellos a gritar, pero a favor del Gobierno.
Y si hab¨ªa una cosa que el partido de Lula sab¨ªa hacer antes de llegar al poder, era ocupar la calle.
El expresidente y exsindicalista les ha lanzado un reto: ¡°El PT tiene que estar en la calle y con el pueblo¡±. Y Dilma acaba de declarar que ella y su partido ¡°han escuchado el grito de la calle¡±.
Y es all¨ª, en las calles y plazas, donde se podr¨¢ tocar con mano si el Gobierno Rousseff ha ganado o no la ¨²ltima batalla.
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