Obama sopesa una respuesta militar en Siria tras el supuesto ataque qu¨ªmico

Despu¨¦s de admitir que el reciente ataque contra los rebeldes sirios, en el que estos denuncian el uso de armas qu¨ªmicas, ¡°requiere la atenci¨®n de Estados Unidos¡±, Barack Obama sopesa distintas opciones militares para encabezar la respuesta de una comunidad internacional cada d¨ªa m¨¢s inclinada a intervenir decisivamente en ese pa¨ªs. Se mantienen, no obstante, las dudas sobre el alcance y la eficacia de esa actuaci¨®n en un conflicto que se escapa al control de Washington.

Obama acept¨® el viernes en una entrevista a la CNN que la presi¨®n para que EE UU act¨²e ha crecido considerablemente tras el ¨²ltimo ataque y que se aproxima el momento en que ser¨¢ necesario tomar decisiones importantes. Pero, al mismo tiempo, el presidente no avanza en aclarar cu¨¢les podr¨ªan ser esas decisiones ni si est¨¢ finalmente convencido de la necesidad de hacer algo m¨¢s que el entrenamiento de los rebeldes y la modesta entrega de armas ligeras que permite actualmente. ¡°Lo que hemos visto es claramente un gran suceso que produce gran preocupaci¨®n. Es algo que va a requerir la atenci¨®n de EE UU¡±, declar¨® el presidente, quien esta semana discuti¨® con sus principales asesores en materia de seguridad una posible represalia contra Siria en una reuni¨®n en la que, seg¨²n el diario The New York Times, no se lleg¨® a ninguna decisi¨®n.

Obama ha aceptado que, tras el ¨²ltimo ataque, se aproxima el momento en que ser¨¢ necesario tomar decisiones importantes

Este s¨¢bado, Obama ha vuelto a reunirsed en la Casa Blanca con sus asesores de Seguridad Nacional en la Casa Blanca para continuar analizando las denuncias del ataque con armas qu¨ªmicas en Damasco por parte del r¨¦gimen sirio. En la misma l¨ªnea de prudencia que ha mantenido a lo largo de todo el conflicto, Obama ha pedido a todas las agencias de inteligencia que analicen las circunstancias que rodean la agresi¨®n para ¡°determinar lo que verdaderamente ocurri¨® en Siria¡±, de acuerdo con un miembro de la Administraci¨®n. El mandatario quiere tener todos los datos y las pruebas para decidir el alcance de su respuesta.

La reuni¨®n se produce un d¨ªa despu¨¦s de que el secretario de Defensa, Chuck Hagel, reconociera que el presidente hab¨ªa pedido al Pent¨¢gono que le presentara todas las opciones militares que se podr¨ªan adoptar en Siria. Mientras la Casa Blanca delibera su futura actuaci¨®n en el conflicto, la Marina estadounidense reposicion¨® este viernes varios de los buques que tiene en el Mediterr¨¢neo. Hagel asegur¨® que se trata de una maniobra para ofrecer al presidente el mayor n¨²mero de alternativas militares posibles que se enmarca dentro de la citada solicitud al Departamento de Defensa.

Oficialmente, la Administraci¨®n norteamericana est¨¢ esperando a que Naciones Unidas, que tiene un equipo de inspectores sobre el terreno en Siria, sea capaz de determinar si, efectivamente, se usaron armas qu¨ªmicas en el ataque en las afueras de Damasco. Pero, ante las dificultades para que ese equipo pueda trabajar y la creciente evidencia de que el r¨¦gimen de Bachar al Asad est¨¢ dispuesto al exterminio de los rebeldes, Washington est¨¢ desarrollando una diplomacia paralela para comprobar el respaldo internacional a una eventual intervenci¨®n militar.

Oficialmente, la Administraci¨®n norteamericana est¨¢ esperando a que Naciones Unidas determine si se usaron armas qu¨ªmicas en el ataque en las afueras de Damasco

El secretario de Estado, John Kerry, ha estado en contacto con distintos colegas, entre ellos los ministros de Francia y Turqu¨ªa, los pa¨ªses que parecen m¨¢s partidarios de una respuesta contundente contra Asad, con vista a explorar las posibilidades de una coalici¨®n lo suficientemente amplia como para actuar sin la aprobaci¨®n de Naciones Unidas.

Cuando la situaci¨®n de Siria fue abordada esta misma semana por el Consejo de Seguridad de la ONU, volvi¨® a comprobarse que Rusia, el mayor aliado internacional de Asad, no est¨¢ dispuesto a permitir que ese organismo autorice ning¨²n tipo de actuaci¨®n militar en Siria similar a lo que ocurri¨® en Libia.

Eso deja a Obama ante la alternativa de encabezar un ataque sin permiso de la ONU o aceptar el coste de quedarse de brazos cruzados, que ya empieza a resultar muy alto. El senador John McCain ha declarado que, cuando Obama habla de un l¨ªnea roja ¨Cen alusi¨®n a la advertencia hecha por el presidente en el caso de que el r¨¦gimen sirio usase armas qu¨ªmicas- ¡°en realidad quiere decir luz verde¡±. La oposici¨®n acusa al presidente de poner en juego el prestigio y la autoridad de EE UU con su indecisi¨®n en Siria.

Las dudas de Obama se corresponden, en todo caso, con una situaci¨®n en la que ninguna opci¨®n militar parece sencilla o suficiente. Un bombardeo con misiles desde los barcos norteamericanos que navegan en el Mediterr¨¢neo, la alternativa menos arriesgada, servir¨ªa para que Asad pudiera presentarse como v¨ªctima de una agresi¨®n extranjera, pero dif¨ªcilmente cambiar¨ªa el estado actual del conflicto.

Obama est¨¢ ante la alternativa de encabezar un ataque sin permiso de la ONU o aceptar el coste de quedarse de brazos cruzados

La utilizaci¨®n de aviones de combate tendr¨ªa quiz¨¢ un efecto m¨¢s apreciable, pero para ello ser¨ªa necesaria una campa?a sostenida de bombardeos en la que se podr¨ªan causar da?os a la poblaci¨®n civil y en la que podr¨ªan ocurrir bajas causadas por la artiller¨ªa antia¨¦rea siria, que los expertos consideran que no es despreciable.

Dada que la opci¨®n de una invasi¨®n terrestre ha sido expresamente descartada por el Gobierno norteamericano, la ¨²ltima alternativa ser¨ªa la de suministrar a los rebeldes armas lo suficientemente poderosas como para permitirles retomar la iniciativa y ganar la guerra. Pero eso choca con las dudas sobre la verdadera naturaleza de los grupos que luchan contra Asad y el pavor de Obama a poner armamento en manos de extremistas que un d¨ªa puedan utilizarlas para matar norteamericanos.

Obama, que hizo campa?a contra la guerra de Irak y que se ha manifestado en contra de la permanente implicaci¨®n militar de su pa¨ªs en Oriente Pr¨®ximo, no quiere acabar su presidencia dejando a su sucesor otro conflicto abierto en esa regi¨®n. Pero ese prop¨®sito ¨Cunido a una reacci¨®n similar en el caso de la crisis de Egipto- le est¨¢ produciendo el perjuicio, quiz¨¢ mayor, de hacerle parecer d¨¦bil e indeciso.

El rumbo de los acontecimientos en Siria parece inclinar, sin embargo, a la Casa Blanca a reconocer la evidencia de que es necesario hacer algo. Tantos meses de c¨¢lculo sobre cu¨¢l es la mejor reacci¨®n no pueden concluir en la decisi¨®n de que lo mejor es no hacer nada. Los pr¨®ximos d¨ªas y la acumulaci¨®n de pruebas sobre lo ocurrido en las afueras de Damasco pueden ser decisivos.