La caza del coronel Montano
Almudena Bernab¨¦u, una abogada espa?ola, impuls¨® la persecuci¨®n del militar salvadore?o
Almudena Bernab¨¦u, de 41 a?os, nacida en Alicante es la abogada de los familiares espa?oles de las v¨ªctimas jesuitas, entre ellos el reputado te¨®logo Ignacio Ellacur¨ªa. Es una cazadora de criminales de lesa humanidad que comenz¨® a colaborar desde joven con este tipo de casos, desde los a?os en que el fiscal Carlos Castresana, actual fiscal del Tribunal Supremo de Espa?a, emprendi¨® en 1996 los juicios por justicia universal en Chile y Argentina.
A los 26 a?os colabor¨® en el proceso contra Pinochet y luego se desempe?¨® en la parte acusadora del militar Adolfo Scilingo, uno de los responsables de los ¡°vuelos de la muerte¡± en Argentina. En 2006, junto a un grupo de abogadas especializadas en derechos humanos, logr¨® la reapertura de la investigaci¨®n del genocidio en Guatemala ante la Audiencia Nacional espa?ola, incluyendo la violaci¨®n masiva de mujeres.
Tras esos casos de cr¨ªmenes de lesa humanidad, Bernab¨¦u y el CJA (Center for Justice an Accountability) buscaron la reapertura de otros casos, como el genocidio en Guatemala, la b¨²squeda de los autores materiales del magnicidio del Arzobispo de San Salvador Oscar Romero en 1980 y la reapertura del caso de la masacre de seis jesuitas y sus dos empleadas, madre e hija.
Finalmente este martes logr¨® atrapar en Estados Unidos a uno de los 10 ex altos jefes militares cuya extradici¨®n pide Espa?a por la masacre de los jesuitas.
Almudena Bernab¨¦u ech¨® a andar el caso de la masacre de los sacerdotes en 2008
El caso de la masacre de los sacerdotes se remonta a 2008, cuando Bernab¨¦u emprendi¨® ante la Audiencia Nacional un juicio en nombre de las Asociaciones Pro Derechos Humanos de Espa?a y de los familiares de Ignacio Mart¨ªn-Bar¨®, uno de los jesuitas espa?oles asesinados.
El juez Eloy Velasco acept¨® en 2011 el caso presentado por los familiares, y se bas¨® en tres argumentos: que un proceso de 1991 en El Salvador fue fraudulento y no apunt¨® a los autores intelectuales, que en un nuevo proceso en 2001 tampoco hubo un proceso apegado a derecho y que la amnist¨ªa decretada en marzo de 1993 en aquel pa¨ªs no ampara a quienes cometieron delitos de lesa humanidad.
El caso de los jesuitas es singular, dice Bernab¨¦u: ¡°Es el ¨²nico caso de justicia universal en la Audiencia Nacional espa?ola en la que la fiscal¨ªa emiti¨® un informe favorable por unanimidad¡±.
Con paciencia de sabueso, la abogada y el CJA comenzaron a perseguir al Montano: ¡°Fruto de la investigaci¨®n nos enteramos que Montano estaba viendo en un pueblito de Massachusstes, y que viajaba a su pa¨ªs de vez en cuando¡±. El coronel fue localizado en alg¨²n momento entre finales de 2010 y principios de 2011: ¡°Comunicamos a las autoridades norteamericanas que se encontraba en territorio norteamericano. Para entonces el juez Velazco ya preparaba el auto de procesamiento y los pedidos de extradici¨®n¡±.
La primera victoria legal lleg¨® pronto: ¡°Nos reunimos con el juez Velazco, y ¨¦l decide la orden de arresto, para que diera base legal a los norteamericanos para poder detenerlo¡±. Era la punta de la madeja y Bernab¨¦u comenz¨® a tirar de ella. Pero tuvo un traspi¨¦: ¡°La ¨®rdenes arresto internaciones con fines de extradici¨®n de Montano fueron entregadas ante EE UU pero no se hace nada y se incumple el convenio de cooperaci¨®n con Espa?a¡±.
A Montano lo localizaron en un pueblito de Massachusstes
Entonces Bernab¨¦u acudi¨® a los medios. En julio de 2011 se public¨® un reportaje en el diario Boston Globe. ¡°Pienso que el art¨ªculo pudo ser decisivo para que se materializara el arresto de Montano en agosto de 2011¡±.
El FBI detuvo a Montano intentando escapar en coche por tierra camino a su pa¨ªs. Fue atrapado en Virginia intentando escapar v¨ªa M¨¦xico hacia El Salvador. En agosto 2011 el gobierno de Estados Unidos comienza el caso por violar leyes migratorias y perjurio en su declaraci¨®n.
El caso dio una nueva vuelta de tuerca el 4 de noviembre de 2011, a poco de los 22 a?os de la masacre, cuando el juez Velasco emiti¨® las ¨®rdenes internacionales de detenci¨®n: ¡°Fue muy emocionante¡±, recuerda la abogada. ¡°Hab¨ªa una esperanza casi inocente de que fueran tramitadas las ordenes de extradici¨®n desde El Salvador a Espa?a de todos los altos mandos militares de la guerra civil¡±.
Pero no fue as¨ª y la Suprema Corte salvadore?a dictamin¨® lo siguiente: ¡°De accederse a la cooperaci¨®n judicial, sus efectos impactar¨ªan de forma negativa el proceso de pacificaci¨®n que se ha venido construyendo desde la finalizaci¨®n del conflicto armado interno¡±.
Almudena recuerda el episodio, cuando los altos ex jefes militares se refugiaron en un cuartel a esperar el fallo favorable de la Suprema Corte: ¡°Fue una sorpresa, una provocaci¨®n incre¨ªble, espeluznante¡±. La respuesta del presidente Funes fue decepcionante para la abogada: ¡°Fue una respuesta insuficiente; y de alguna manera el Presidente abdic¨® ante las intrigas de las Fuerzas Armadas. Por eso el caso Montano es un emblema ahora¡±.
La condena de Montano abre finalmente esperanzas de justicia: ¡°Permite que, al hacerse cumplir la legalidad norteamericana, no haya ning¨²n impedimento de que se atienda la solicitud de extradici¨®n a Espa?a¡±. El bal¨®n cae ahora en la cancha del presidente Barack Obama: ¡°Esperamos que cumpla con la obligaci¨®n de Estados Unidos de extraditar al coronel Montano a Espa?a¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.