Rajoy mantiene una posici¨®n tibia y de espera ante la intervenci¨®n en Siria
El Gobierno espa?ol conf¨ªa en que los socios de la UE acuerden una posici¨®n com¨²n La postura, condicionada por la presencia en L¨ªbano, contrasta con el ardor de Aznar en Irak
El Gobierno de Mariano Rajoy mantiene una posici¨®n tibia y de prudencia ante una posible intervenci¨®n en Siria, aunque s¨ª haya hecho una dura condena del uso de armas qu¨ªmicas por parte del r¨¦gimen de Bachar el Asad. Esta posici¨®n est¨¢ muy alejada de lo que fue el ardor de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar como presidente del Gobierno cuando se plante¨® la intervenci¨®n militar en Irak sin apoyo de la ONU.
Fuentes diplom¨¢ticas explican que en esa posici¨®n del Ejecutivo espa?ol se impone la prudencia despu¨¦s de que el PP haya pagado durante a?os el coste pol¨ªtico de aquella actuaci¨®n de Aznar. Entre la foto de las Azores del entonces presidente con George Bush y Tony Blair y la actual posici¨®n sobre Siria han pasado 10 a?os de losa pol¨ªtica para el propio Rajoy, incluida su inesperada derrota electoral en 2004.
El Gobierno se ha limitado estos d¨ªas a emitir un comunicado en el que ¡°condena en¨¦rgicamente el uso de armas qu¨ªmicas en Siria y expresa su pesar por las numerosas v¨ªctimas civiles causadas por el ¨²ltimo ataque en los alrededores de Damasco¡±. Sin embargo, no hay menci¨®n expresa a una posible intervenci¨®n militar y todo se remite a la actuaci¨®n del Consejo de Seguridad de la ONU, a pesar de que es impensable que Rusia levante el veto a esa intervenci¨®n militar en Siria.
El Ministerio de Exteriores y La Moncloa se remiten a ese comunicado en la explicaci¨®n oficial de la posici¨®n de Espa?a. El presidente del Gobierno no se ha pronunciado a¨²n p¨²blicamente y solo hoy, tras el primer Consejo de Ministros del curso, podr¨¢ escucharse el an¨¢lisis de un miembro del Ejecutivo. La vicepresidenta y portavoz, Soraya Saenz de Santamar¨ªa, ser¨¢ la responsable de hacerlo.
Seg¨²n el an¨¢lisis de la diplomacia espa?ola, en la UE la intervenci¨®n tiene apoyo total de Reino Unido y Francia; m¨¢s matizado de Alemania y ambiguo por parte de Italia. Por eso, el Gobierno espa?ol esperar¨¢ a que se decanten esas posiciones sin ponerse a la cabeza de nada.
De hecho, el m¨¢ximo responsable del Ej¨¦rcito espa?ol, el JEMAD, no ha estado presente en la reuni¨®n que hace una semana tuvo lugar en Jordania para evaluar la situaci¨®n militar. S¨ª estuvieron Francia, Alemania, Italia, Reino Unido, Estados Unidos, Turqu¨ªa, Catar y Arabia Saud¨ª, entre otros.
La posici¨®n espa?ola es mucho m¨¢s tibia que la que se mantuvo respecto a Irak, a pesar de que esas fuentes diplom¨¢ticas explican que las situaciones son incomparables y las circunstancias permiten justificar mucho m¨¢s una intervenci¨®n internacional.
Primero, porque hay un evidente incumplimiento de los tratados internacionales que impiden el uso de armas qu¨ªmicas desde el final de la I Guerra Mundial y lo consideran un crimen de guerra y contra la humanidad. No hay resoluci¨®n de la ONU por el veto de Rusia, pero se confronta esa legalidad con la llamada ¡°responsabilidad de proteger¡±, seg¨²n esas fuentes.
En segundo lugar, porque en este caso, a diferencia de lo que ocurri¨® en la segunda guerra del Golfo en la que Aznar hizo participar a Espa?a, Estados Unidos no planea derrocar a El Asad o enviar soldados a Siria. Se tratar¨ªa de ataques selectivos para debilitar a El Asad y acelerar su final. Fuentes diplom¨¢ticas lo comparan con la actuaci¨®n contra la Serbia de Milosevic a principios de los noventa cuando lo que se provoc¨® fue su debilitamiento.
Esas fuentes comparan la actuaci¨®n del Gobierno con lo que ocurri¨® hace un a?o con respecto a Mal¨ª: Espa?a termin¨® participando, pero despu¨¦s de resistirse y casi de forma testimonial. La tibieza del Gobierno respecto a esa posible intervenci¨®n tiene tambi¨¦n como contrapunto la presencia a¨²n de tropas espa?olas en L¨ªbano y el riesgo de que Espa?a quede fuera de un conflicto que marcar¨¢ el futuro de Oriente Pr¨®ximo.
Este jueves no se ha producido ning¨²n contacto entre el Gobierno y el principal partido de la oposici¨®n, el PSOE, para consensuar una posici¨®n com¨²n o, al menos, para intercambiar informaci¨®n sobre el posible ataque. Mientras en Londres se ha discutido en el Parlamento, en Espa?a no hay previsi¨®n a¨²n de debate en el Congreso sobre este asunto.
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