Cameron intenta salvar la cara ante EE UU tras el voto del Parlamento
¡°No tengo que pedir disculpas¡±, asegura Cameron sobre su error de c¨¢lculo
Un monumental error de c¨¢lculo pol¨ªtico ha convertido a David Cameron en el primer jefe de un Gobierno brit¨¢nico que ve vetados por el Parlamento sus planes de despliegue militar desde 1782, abriendo un debate nacional sobre el papel que quiere desempe?ar Reino Unido en la escena internacional y comprometiendo la relaci¨®n especial con unos Estados Unidos que no podr¨¢n contar con su tradicional aliado si se consuma un ataque militar en Siria.
El primer ministro se ha revelado como un pol¨ªtico muy vulnerable, incapaz de calibrar la falta de apoyo entre sus propias filas conservadoras, que contribuyeron el jueves a su derrota en la C¨¢mara de los Comunes, y de entender que su pa¨ªs a¨²n no ha cerrado las heridas de la guerra de Irak.
¡°Creo que el pueblo americano y el presidente Obama lo entender¨¢n. No tengo que pedir disculpas¡±, declar¨® Cameron en las horas posteriores al momento m¨¢s amargo de su carrera pol¨ªtica. Las huestes de Westminster acababan de negarle el aval al ¡°principio¡± de una intervenci¨®n militar contra el r¨¦gimen de Bachar el Asad, a pesar de que su coalici¨®n de Gobierno (conservadores y liberales-dem¨®cratas) cuenta con una amplia mayor¨ªa parlamentaria. En su primera entrevista una vez encajado ese rev¨¦s, el primer ministro ha vuelto a defender este viernes la necesidad de una ¡°respuesta robusta¡± al supuesto empleo de armas qu¨ªmicas por el r¨¦gimen sirio, y ha garantizado que Reino Unido seguir¨¢ trabajando en ese sentido con sus aliados. Pero los analistas brit¨¢nicos subrayan la merma que ha sufrido su reputaci¨®n internacional: fue Cameron quien jug¨® un papel esencial a la hora de persuadir al presidente de Estados Unidos sobre una acci¨®n contundente en Siria, y quien le garantiz¨® un apoyo sin reservas confiando en que el grueso de su grupo pol¨ªtico acabar¨ªa cerrando filas.
Varios de sus correligionarios le han reprochado una imperdonable imprevisi¨®n. Cuando el pasado domingo Barak Obama le confirm¨® su luz verde, el jefe del Gobierno estaba de vacaciones en Cornualles. Cameron convoc¨® al Parlamento cinco d¨ªas antes de la apertura formal de la legislatura ¡ªun error fatal¡ª sin medir la resistencia que ese paso pod¨ªa suscitar no solo entre la oposici¨®n laborista, sino principalmente entre los suyos. La votaci¨®n de los Comunes se tradujo en 285 votos en contra de la moci¨®n del Gobierno y 272 a favor. Integraron el bando de los hostiles 30 diputados tories ¡ªa los que hay que sumar la abstenci¨®n de otros tantos¡ª y nueve liberales-dem¨®cratas, muchos de ellos no tanto contrarios a acciones militares per se como a la debilidad de sus argumentos y su intenci¨®n de obviar, ante el previsible veto de Rusia y China, la cobertura legal de Naciones Unidas.
El primer ministro aleg¨® durante el debate parlamentario que existen pruebas ¡°convincentes¡±, y expuestas por los servicios de inteligencia, sobre la implicaci¨®n del r¨¦gimen de El Asad en el ataque con armas qu¨ªmicas del pasado 21 de agosto en las cercan¨ªas de Damasco. Unas ¡°pruebas¡± que, a falta del dictamen de los inspectores de la ONU, la inteligencia brit¨¢nica ha recabado de v¨ªdeos y testimonios de pacientes y m¨¦dicos, y que no revelan la autor¨ªa de aquella acci¨®n horripilante. El propio Cameron tuvo que admitir que no exist¨ªa un ¡°cien por cien de certeza¡±. Sus cr¨ªticos hicieron paralelismos con la guerra de Irak de 2003 y las manipulaciones de los informes del espionaje en las que incurri¨® Tony Blair para justificar su agenda pol¨ªtica y b¨¦lica. Cameron no lleg¨® a tanto, pero la cuesti¨®n sigue siendo muy sensible entre la clase pol¨ªtica y la sociedad brit¨¢nicas.
El pol¨ªtico que mejor ha expresado la aprensi¨®n entre un sector destacado de los propios conservadores es parad¨®jicamente un laborista, Jack Straw, quien fuera ministro de Exteriores en la Administraci¨®n de Blair: ¡°?Qu¨¦ pretende exactamente el presidente Obama, y cu¨¢l es la misi¨®n a la que pide que Reino Unido se sume? Es muy f¨¢cil implicarse en una acci¨®n militar, pero muy dif¨ªcil salirse de ella. Yo todav¨ªa tengo las cicatrices [de Irak]¡±.
Hasta los rebeldes m¨¢s d¨ªscolos entre las filas conservadoras admit¨ªan este viernes que ¡°esta crisis no va a matar a Cameron [pol¨ªticamente], ahora no es el momento¡±, si bien subrayaban que el repunte de la imagen de su Gobierno, gracias a la mejora de los ¨ªndices econ¨®micos, se ha esfumado irremediablemente. La cuesti¨®n que queda en el aire es si ese primer ministro incapaz de dominar al partido que debe sostenerle, y sobre todo que ha perdido el control de la pol¨ªtica exterior de su Gobierno, podr¨¢ resistir inc¨®lume los dos a?os que median hasta las pr¨®ximas elecciones generales.
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