Berlusconi afronta su final pol¨ªtico
El Senado inicia el debate sobre si el exdirigente puede conservar su esca?o tras la condena por corrupci¨®n Il Cavaliere recurre ante el Tribunal de Estrasburgo
Italia sigue con Silvio Berlusconi atado al cuello. El magnate que presidi¨® por tres veces su consejo de ministros, que acapar¨® el protagonismo pol¨ªtico durante los ¨²ltimos 19 a?os y sobre el que, desde hace un mes, pesa una condena firme por fraude fiscal tiene sometido al pa¨ªs a un chantaje de manual. O le permiten conservar su esca?o de senador, a pesar de la condena y de las leyes anticorrupci¨®n, o retirar¨¢ a sus ministros y har¨¢ caer al Gobierno de Enrico Letta. Dice que incluso tiene ya grabado el v¨ªdeo en el que, a trav¨¦s de sus televisiones, anunciar¨¢ el caos. Salvo que el centroizquierda o el presidente de la Rep¨²blica, Giorgio Napolitano, acepten el trato.
La decisi¨®n sobre el futuro inmediato de Berlusconi corresponde, al menos en teor¨ªa, a la Junta para las Elecciones y la Inmunidad del Senado, que se re¨²ne a partir del lunes y que est¨¢ formada por 23 parlamentarios ¡ªde los que solo seis pertenecen al Pueblo de la Libertad (PDL) de Berlusconi¡ª. La Junta debe analizar la aplicaci¨®n de la llamada Ley Severino, aprobada hace un a?o por todos los partidos para luchar contra la corrupci¨®n. Nadie con una condena firme superior a los dos a?os puede acceder o seguir ocupando un esca?o durante al menos los seis a?os siguientes a la publicaci¨®n de la sentencia. Si se tiene en cuenta que Berlusconi fue condenado a cuatro a?os de c¨¢rcel por el caso Mediaset y que dentro de unos d¨ªas cumplir¨¢ 77 a?os, se podr¨ªa pensar que estamos ante el final definitivo del pol¨ªtico. Se podr¨ªa, pero ¡ªconociendo el pa?o¡ª ser¨ªa muy arriesgado.
Berlusconi quiere evitar como sea un final tan deshonroso y tan de alto riesgo, tan a lo Bettino Craxi. Sobre todo porque su expulsi¨®n del Senado lo dejar¨ªa desnudo ante sus otras cuentas pendientes con la justicia. As¨ª que, para ganar tiempo, los abogados del pol¨ªtico han optado por la vieja maniobra de tirar el bal¨®n a la grada. El s¨¢bado por la ma?ana, Berlusconi envi¨® desde su mansi¨®n de Arcore un recurso al Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo contra la aplicaci¨®n de la Ley Severino, la misma que el PDL vot¨® hace un a?o. Su verdadero objetivo ¡ªm¨¢s que obtener amparo del alto tribunal¡ª es el de intentar paralizar la decisi¨®n del Senado sobre su expulsi¨®n a la espera del fallo de Estrasburgo. Una decisi¨®n que se podr¨ªa demorar meses o a?os, durante los cuales, claro est¨¢, el protagonista de la vida pol¨ªtica italiana seguir¨ªa siendo Berlusconi.
Desde que fue condenado por fraude fiscal, Berlusconi ha sometido al Gobierno italiano ¡ªdel que forma parte¡ª y al presidente de la Rep¨²blica a una presi¨®n constante para que, por las buenas o por las malas, lo saquen del atolladero judicial. El mensaje siempre era el mismo: si caigo yo, cae el Gobierno. Pero a veces se despertaba tronante y parec¨ªa que la crisis era cuesti¨®n de minutos y otras daba a sus palabras un matiz de paciente hombre de Estado. El resultado es que la vida pol¨ªtica del pa¨ªs sigue dependiendo de los problemas judiciales de Berlusconi. Para garantizar su propia supervivencia, el Gobierno de Enrico Letta se ve obligado a aprobar las medidas ¡ªcomo la supresi¨®n del impuesto a la primera casa¡ª que el partido de Berlusconi considera prioritarias, mientras que las reformas estructurales que todos los partidos se comprometieron a sacar adelante ante el presidente Napolitano ¡ªentre ellas, la ley electoral¡ª duermen el sue?o de los justos.
A pesar de perder el poder en las urnas, Silvio Berlusconi sigue teniendo a su partido en un pu?o. Y decir su partido quiere decir tambi¨¦n el centroderecha italiano e incluso el destino del centroizquierda. Porque otra de las habilidades del tres veces exprimer ministro es trasladar sus problemas a la acera de enfrente. El centroizquierda del Partido Democr¨¢tico (PD), siempre envuelto en problemas internos de liderazgo y cohesi¨®n, ya ha perdido varias ocasiones para deshacerse pol¨ªticamente de Berlusconi. Nunca ha querido hacer valer el conflicto de competencias en el que incurre el pol¨ªtico y magnate y tampoco aprovech¨® el resultado de las ¨²ltimas elecciones generales para protagonizar un giro real a la izquierda. No ser¨ªa extra?o que a partir de hoy, durante las reuniones de la Junta para las Elecciones y la Inmunidad del Senado, el PD vuelva a regalar a Berlusconi el bal¨®n de ox¨ªgeno y de tiempo que tanto necesita.
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