¡°El celibato no es un dogma¡±, dice el pr¨®ximo ¡®n¨²mero dos¡¯ del Vaticano
Pietro Parolin reclama que la Iglesia muestre un ¡°esp¨ªritu democr¨¢tico¡±, en el sentido de ¡°escuchar atentamente¡± a los fieles y al mundo
El celibato obligatorio ¡°no es un dogma de fe y puede ser discutido porque es una tradici¨®n eclesi¨¢stica¡±. As¨ª lo asegura el reci¨¦n nombrado Secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, actual Nuncio Apost¨®lico en Venezuela. El que ser¨¢ la segunda autoridad del Vaticano despu¨¦s del papa Francisco ha revelado as¨ª, en una entrevista al Universal de Venezuela, cual ser¨¢ el talante del nuevo Gobierno de la Iglesia en este pontificado reci¨¦n estrenado.
Pero, adem¨¢s de recordar una verdad de la doctrina de la Iglesia que a muchos te¨®logos conservadores les cuesta admitir, como que el celibato obligatorio no forma parte de un dogma que no pueda ser cambiado, Parolin se ha adentrado en otro tema delicado y pol¨¦mico como es el de la ¡°democracia¡± dentro de la Iglesia. Seg¨²n el pr¨®ximo Secretario de Estado, aunque ¡°siempre se ha dicho que la Iglesia no es una democracia¡±, es necesario que hoy como ¡°apertura a los signos de los tiempos¡±, muestre un ¡°esp¨ªritu democr¨¢tico¡±, en el sentido, dice de ¡°escuchar atentamente¡± a los fieles y al mundo. Y m¨¢s a¨²n: ha anticipado que ese es uno de los ¡°objetivos del pontificado¡± del papa Francisco.
Las nuevas reformas que la Iglesia va a emprender y de las que participar¨¢ activamente Parolin, por la importancia de su cargo, deber¨¢n llevar, seg¨²n ¨¦l, el sello de ese ¡°esp¨ªritu democr¨¢tico¡±, en vez de ser tomadas, como en el pasado, en el silencio de los palacios apost¨®licos, sin escuchar la voz de la Iglesia universal. Ser¨¢n decisiones colegiales, confirmadas despu¨¦s por el papa.
Comentando el tema del celibato, ha afirmado que el posible cambio en un tema tan delicado supone un ¡°desaf¨ªo¡± para el papa y que, de tomar una decisi¨®n, Francisco lo har¨¢ colegialmente, escuchando a todos los pastores y que deber¨¢ servir ¡°para unir a la Iglesia y no para dividirla¡±. Es evidente, que Parolin no hubiese abordado un tema tan candente antes a¨²n de tomar posesi¨®n de su cargo, sin tener por cierto que el suyo es el pensamiento del Papa, que ya hab¨ªa recordado al rabino argentino, Abraham Skorka, que la Iglesia Ortodoxa, que no se separ¨® de Roma, ¡°admite sacerdotes casados¡±.
Aunque la afirmaci¨®n del pr¨®ximo Secretario de Estado de que el celibato no es un dogma sino una normativa de la Iglesia y por tanto puede ser abolido, podr¨ªa parecer obvia, solo el hecho de haberlo recordado y de colocar ese posible desaf¨ªo en las manos del papa Francisco, como algo que ser¨¢ estudiado, supone una revoluci¨®n. La Iglesia primitiva no conoc¨ªa el celibato. La mayor¨ªa de los ap¨®stoles estaban casados. Jes¨²s, dicen los evangelios ¡°cur¨® a la suegra de Pedro¡±, que ser¨ªa el primer papa de la Iglesia.
Al explicar San Pablo en la Primera Ep¨ªstola a Timoteo c¨®mo deber¨ªa ser la conducta de qui¨¦n aspirase a ser obispo escribe: "Conviene que sea irreprensible, marido de una mujer, vigilante, sobrio, honrado, acogedor (¡) no pendenciero ni avaro¡± (Tim.3:1). Y a?ade: ¡°Que gobierne bien su propia casa, tenga a sus hijos en obediencia, con toda modestia. Porque si alguien no sabe gobernar su propia familia ?c¨®mo podr¨¢ cuidar de la Iglesia?¡± (Tim. 3:4-5).
San Pablo no habla de los sacerdotes, para ¨¦l hasta los obispos deber¨ªan estar casados y tener hijos. La ¨²nica prohibici¨®n es que sean maridos ¡°de una mujer¡±, es decir, que no caigan en la tentaci¨®n del adulterio.
La imposici¨®n del celibato sacerdotal obligatorio fue instituido ya en el 390 despu¨¦s de Cristo, por lo que lleva raz¨®n Parolin en que no se puede tampoco despreciar el hecho de que se trata de una larga tradici¨®n de la Iglesia. Sin embargo, seg¨²n ¨¦l, hoy la Iglesia vive en un mundo muy distinto y tiene que estar atenta a los ¡°nuevos signos de los tiempos¡±.
Cada d¨ªa parece m¨¢s claro que Francisco est¨¢ determinado a hacer cambios m¨¢s que cosm¨¦ticos en la Iglesia, como acaba de demostrar con sus afirmaciones el nombrado nuevo Secretario de Estado, una figura en la jerarqu¨ªa de la Iglesia que siempre ha sido determinante para los rumbos de un pontificado.
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