Rusia vuelve
La crisis siria ha desnudado las carencias de la pol¨ªtica exterior de EE UU y ha permitido a Mosc¨² recuperar un papel central
Obama ha tropezado en el camino de Damasco desnudando una pol¨ªtica exterior ayuna de estrategia, vacilante y que refleja su ambigua relaci¨®n con el uso de la fuerza. El premio Nobel de la Paz por accidente ha preferido confirmar una de sus frases favoritas: ¡°Fui elegido para terminar las guerras, no para empezarlas¡±. Al pedir tiempo en Siria como en baloncesto, su deporte preferido, ha revelado que Estados Unidos ya no es la naci¨®n indispensable que todo lo puede sola. De una tacada, su ambiguo manejo de la crisis ha achicado su presidencia, al tiempo que ha provocado el regreso de Rusia a la escena mundial, convirtiendo al antiguo enemigo de la guerra fr¨ªa en un socio indispensable. La sorprendente irrupci¨®n de Putin al rescate de Obama es un dato clave que cambia el rumbo de la partida. ?Washington ha perdido la cara o asistimos a una brillante jugada diplom¨¢tica de Mosc¨², o tambi¨¦n de Washington, o conjunta? Con dos consecuencias inmediatas: la guerra anunciada para castigar a Bachar el Asad por el empleo de armas qu¨ªmicas no se ha iniciado, vive una tregua, pendiente de la diplomacia y de la ONU; la contienda civil que desangra Siria contin¨²a, con m¨¢s de 100 muertos diarios y no se vislumbra soluci¨®n pol¨ªtica alguna, la ¨²nica posible. Lo urgente, atajar la matanza, parece todav¨ªa una utop¨ªa.
Por ahora se ha evitado una guerra que hubiera incendiado a¨²n m¨¢s la regi¨®n, dado alas a los yihadistas isl¨¢micos en Asia Central y el Ca¨²caso, a las puertas de las fronteras de Rusia, y, quien sabe, provocado una conflagraci¨®n m¨¢s amplia que hubiera podido enfrentar a Washington y Mosc¨². Obama, afortunadamente un guerrero reacio que no se siente c¨®modo como Comandante en Jefe, ha reculado. A diferencia de Bush, que us¨® una pantomima de diplomacia para utilizar la fuerza en Irak, Obama emplea ahora un remedo de fuerza para obtener una soluci¨®n diplom¨¢tica en Siria. Forzar la intervenci¨®n pondr¨ªa en peligro su incompleta y amenazada agenda de cambio interno que debiera definir su presidencia. Falto de apoyo ciudadano para una acci¨®n, por limitada y quir¨²rgica que se pretendiera, con el rechazo de la izquierda dem¨®crata y de la derecha populista del Tea Party que hac¨ªan imposible obtener la luz verde del Congreso, el presidente ha optado por un prudente aunque costoso paso atr¨¢s. Su complejo y siempre reflexivo proceso de toma de decisiones le ha llevado a acertar. Reconoce que Siria no es una amenaza inminente para los intereses nacionales de EE UU.
El presidente que lleg¨® como un unificador, partidario de la diplomacia y el multilateralismo, no pod¨ªa ser el Churchill de 1940 yendo a la guerra contracorriente. Como ocurri¨® en Vietnam, ha sido la ciudadan¨ªa la que ha frenado el ataque con misiles a Siria. El tono lo dio el 29 de agosto la madre de todos los parlamentos, la C¨¢mara de los Comunes en Londres, cuando vet¨® la participaci¨®n militar del Reino Unido solicitada por el primer ministro Cameron. Bill Keller, ex director del New York Times, ve una vuelta de EE UU al aislacionismo, no solo como una aversi¨®n a la guerra sino como un rechazo m¨¢s amplio a comprometerse, a ejercer las responsabilidades.
Putin eclipsa a Obama como l¨ªder mundial, atrapado este en su propia amenaza a Bachar El Asad
Putin, el zar de nuevo cu?o, el nacionalista que se resiste a admitir el empeque?ecimiento de Rusia, aparece en escena lanzando un salvavidas al presidente Obama. Y a si mismo, para no condenarse a un apoyo sin salida al dictador El Asad e impedir una intervenci¨®n estadounidense que desbarate el eje Siria-Ir¨¢n ¡ªTeher¨¢n es el elemento silente tras esta crisis¡ª y acabe con la influencia de Mosc¨² en Oriente Medio. El presidente ruso eclipsa como l¨ªder mundial a Obama, amenazado por su propia amenaza de utilizar la fuerza. Putin, el l¨ªder que aplasta las libertades y se mofa de la democracia en Rusia, se erige en pacificador controlando la agenda siria. Se permite darle lecciones al presidente estadounidense mediante una carta abierta en el New York Times en la que se proclama defensor del derecho internacional. ¡°Es tremendamente peligroso estimular a un pueblo a verse como excepcional, sea cual sea el motivo¡±, advierte Putin a un Estados Unidos ya no hegem¨®nico.
El apestado del Kremlin, decretando el fin del niet, aspira a que Rusia cuente de nuevo tras haber sido pasada por encima en la campa?a de la OTAN en Libia, la invasi¨®n de Irak y, anteriormente, en los bombardeos de la Serbia de Milosevic. Putin logra reanudar el di¨¢logo con Obama, roto por ¨¦ste con motivo del caso Snowden, y obliga al presidente a replantearse la relaci¨®n con Rusia que ha manejado torpemente. Si su gambito tiene ¨¦xito, algo improbable, Putin podr¨ªa conseguir la asociaci¨®n estrat¨¦gica con Estados Unidos a la que aspira. ?Una nueva convergencia entre Rusia y Occidente? Rusia vuelve.
Correo electr¨®nico: fgbasterra@gmail.com
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