El camino m¨¢s largo hacia Estados Unidos, pero el menos peligroso
El n¨²mero de inmigrantes centroamericanos que eligen la ruta del Pac¨ªfico se ha triplicado en los ¨²ltimos cinco a?os
Guadalajara, Jalisco, al oeste de M¨¦xico, es la cuna de los mariachis, los charros y el tequila. Es la sede de la feria del libro m¨¢s grande en habla hispana. Pero no era una escala en el mapa de los 400.000 centroamericanos que cada a?o cruzan M¨¦xico para intentar llegar a EE UU. En los ¨²ltimos cinco a?os el n¨²mero de extranjeros que pasan por la segunda ciudad m¨¢s grande del pa¨ªs se ha triplicado. Desde la matanza de 72 personas en San Fernando (Tamaulipas) en 2010, cada vez son m¨¢s los que eligen la ruta del Pac¨ªfico: el camino m¨¢s largo, pero el menos peligroso. Y que atraviesa este sitio. Se les ve por los cruceros cercanos a la v¨ªa del tren, sentados en la calle, dormidos en la acera. Se han convertido en un quebradero de cabeza para las autoridades locales y han agitado prejuicios en una sociedad en la que los inmigrantes eran invisibles hasta antes de ayer.
El propio gobernador del Estado de Jalisco, Arist¨®teles Sandoval (del Partido Revolucionario Institucional, PRI), dijo hace dos semanas que la poblaci¨®n de Guadalajara deb¨ªa denunciar a ¡°esa gente que est¨¢ en las esquinas¡± para ¡°regresarlos a su pa¨ªs¡±. Sin citar estad¨ªstica alguna, el pol¨ªtico afirm¨® que hab¨ªa detectado que ¡°quienes asaltan a casas¡± eran ¡°sobre todo centroamericanos o sudamericanos¡±. Sus declaraciones levantaron tal pol¨¦mica que tuvo que disculparse poco despu¨¦s.
Ocurre que, hasta hace muy poco, los inmigrantes que pasaban por Guadalajara eran ¡°invisibles¡±, seg¨²n explica Santiago, de 25 a?os, un voluntario de la organizaci¨®n FM4 Paso Libre, que gestiona un comedor a unos pasos de las v¨ªas. El grupo tom¨® su nombre del permiso de residencia para extranjeros en M¨¦xico: el FM2 o FM3. El FM4 no existe, pero los voluntarios explican que se trata de un estatus ut¨®pico que garantiza ¡°paso libre¡± a cualquier extranjero.
El comedor abre todos los d¨ªas a las cuatro y cierra a las siete. Uno de los voluntarios ¨Cel m¨¢s experimentado¨C entrevista a las personas que quieren entrar. Hoy le toca a Santiago. Les piden una identificaci¨®n. En caso de no traerla, ¡°hay maneras para darnos cuenta si son realmente de donde dicen que son¡±, comenta Diego Ramos, de 24 a?os. ¡°Les preguntamos de qu¨¦ departamento son. O, por ejemplo, cu¨¢l es el mejor equipo de f¨²tbol de Honduras¡±. El Olimpia de Tegucigalpa, por cierto.
El gobernador de Jalisco dijo que la sociedad deb¨ªa denunciar a ¡°esa gente¡± para ¡°regresarlos a su pa¨ªs¡±
Al cruzar la puerta hay cuatro banderas, todas azul y blanco. La guatemalteca, la hondure?a, la salvadore?a y la nicarag¨¹ense. Diego explica que tambi¨¦n sirven para reconocer a los inmigrantes. Muchos indigentes ¨Cuna palabra que los voluntarios se niegan a utilizar por juzgarla ¡°discriminatoria¡±¨C se hacen pasar por ellos. Y en la ciudad, FM4 es la ¨²nica organizaci¨®n que se dedica exclusivamente a atender a los viajeros que est¨¢n de paso.
En uno de los muros de la sala de espera hay un cartel donde un t¨ªo Sam con bigote mexicano recuerda que la ley estadounidense permite no responder a ninguna pregunta en caso de ser detenido. En otro hay un mapa de M¨¦xico que detalla las principales rutas que los inmigrantes siguen para llegar a Estados Unidos. Son cuatro. Los principales destinos son dos ciudades fronterizas al este ¨CReynosa y Nuevo Laredo¨C, la sempiterna Ciudad Ju¨¢rez y Tijuana, al otro extremo del pa¨ªs. Hay advertencias. ¡°En temporada de lluvias las v¨ªas se da?an¡±. ¡°Hay personas que han cruzado M¨¦xico en 15 d¨ªas, pero otras han tardado hasta tres o cuatro meses¡±. "Trata de agruparte con otros compa?eros de viaje". ¡°Cuando el tren va sin carga es m¨¢s r¨¢pido pero menos estable, aumenta el riesgo de que te caigas¡±.
El tren es La Bestia, la temida m¨¢quina que miles de centroamericanos abordan para intentar cruzar M¨¦xico, tambi¨¦n apodada la Devoramigrantes. Quiz¨¢ uno de los viajes m¨¢s caros (puede llegar a costar hasta 1.100 d¨®lares entre robos y sobornos) y m¨¢s riesgosos del mundo. Hace dos semanas descarril¨®. Hubo 12 muertos.
En la sala de espera del comedor hay unos seis hombres que esperan su turno en silencio. Las entrevistas ¨Cque suelen ser breves¨C son en una peque?a oficina. Diego explica que todos los d¨ªas atienden a unas 30 personas. Despu¨¦s pasan a un cuarto contiguo, donde hay una cabina telef¨®nica. Los voluntarios les permiten hacer una llamada internacional de unos minutos a su casa, que paga una fundaci¨®n francesa. ¡°Esas llamadas son fundamentales. Muchos de los familiares pasan semanas o meses sin saber de ellos. Es la manera que tienen de decirles que est¨¢n vivos¡±, comenta Diego.
La mayor¨ªa de las personas que pasan por el comedor son hondure?os: un 45%.
La traves¨ªa por M¨¦xico inicia generalmente en Tapachula, en Chiapas, a menos de 10 kil¨®metros de Guatemala. De ah¨ª es Diego. Cuenta que por eso se ha involucrado en la ayuda a los inmigrantes. ¡°Yo soy de la frontera. Siempre viv¨ª en ese contexto¡±, explica. Muchos creen que La Bestia todav¨ªa parte de ah¨ª, pero el paso del hurac¨¢n Stan en 2005 da?¨® la estaci¨®n y cambi¨® el inicio del trayecto. Ahora sale de Arriaga, a 200 kil¨®metros. Un viaje de casi tres horas en coche. "Calcula cu¨¢nto es caminando¡±, comenta.
Cada uno de los hombres que esperan en la sala entra y deja sus cosas en ¡°el ropero¡±. No les dejan entrar al comedor con ellas para evitar robos y malentendidos, explican los voluntarios. En la segunda planta de la peque?a casa hay ba?os, una ducha, un sitio para lavar ropa y una mesa. Dos voluntarios m¨¢s sirven comida. Hoy hay espagueti y calabacines hervidos. Un fot¨®grafo les pide permiso para hacerles una foto. Se llama ?scar Fern¨¢ndez y hace unas semanas que trabaja en un proyecto para retratarlos y ¡°dejar fe de que son personas¡±. Entra Jason Ernesto Boqu¨ªn, un nicarag¨¹ense que sonr¨ªe cuando le recuerdan la m¨²sica de su tierra. Posa contento para la c¨¢mara. No es el caso de todos. ¡°Hay quienes salen muy serios o quienes incluso prefieren no hacerlo. Una mujer me pidi¨® que no le hiciera fotos porque su exmarido, polic¨ªa, podr¨ªa reconocerla y enterarse de que estaba intentando llegar a Estados Unidos con su nueva pareja¡±.
Un estudio del Programa Institucional de Derechos Humanos y la Paz del Instituto Tecnol¨®gico de Estudios Superiores de Occidente (ITESO) se?ala que, todos los d¨ªas, un promedio de 20 inmigrantes pasa por Guadalajara. El Gobierno local calcula que es cerca del triple que hace unos cinco a?os. ¡°Hay mucha discriminaci¨®n¡±, explica Santiago. ¡°Nos quejamos de c¨®mo tratan a nuestros compatriotas en Estados Unidos y aqu¨ª somos peores en el trato con los extranjeros¡±.
La mayor¨ªa de las personas que pasan por el comedor son hondure?os: un 45%. Despu¨¦s siguen los mexicanos provenientes de los Estados del sureste del pa¨ªs, como Chiapas, Oaxaca o Guerrero. Les siguen los nicarag¨¹enses, los salvadore?os y los guatemaltecos. Casi todos son hombres (el 90%, seg¨²n cifras oficiales), pero tambi¨¦n han pasado mujeres e incluso ni?os que intentan cruzar solos. Diego cuenta que ¡°les gusta Guadalajara porque piensan que es una ciudad amable y muchas en el camino no lo son. Aunque yo creo que no es amabilidad, es indiferencia. Y eso que Jalisco es uno de los Estados de donde provienen much¨ªsimos mexicanos que van hacia Estados Unidos¡±.
¡°Hoy los ves y ma?ana ya no¡±, relata un voluntario
Pero que la ruta del Pac¨ªfico sea menos peligrosa que la del Golfo no significa que sea un camino de rosas. El 70% de los inmigrantes que la cruzan sufren alg¨²n tipo de abuso, seg¨²n el estudio del ITESO. En Guadalajara se quedan muy pocos, relata Santiago. Son m¨¢s los mexicanos sin techo que se intentan hacer pasar por inmigrantes, explica. Y eso ha generado tensiones entre extranjeros y locales. Justo hace unos d¨ªas que un cuerpo mutilado fue hallado junto a las v¨ªas del tren. Iba sin identificaci¨®n, pero las autoridades creen que se trataba de un centroamericano.
Minutos antes de las siete de la noche, los voluntarios dejan de recibir personas. En la ventanilla hay indicaciones para llegar al albergue para personas sin techo de la ciudad. ¡°Hoy los ves y ma?ana ya no¡±, comenta Diego. Cuenta que un d¨ªa atendi¨® a un ni?o de menos de 10 a?os pero que se comportaba ya como un adulto. El chico escond¨ªa una navaja y se enfrasc¨® en una pelea con otro de los inmigrantes. Las reglas del comedor obligan a expulsar a cualquier persona armada, m¨¢s a¨²n si se involucra en un pleito. El ni?o hab¨ªa quedado herido de una pierna y cojeaba. Diego afirma que es lo m¨¢s duro que ha tenido que ver mientras ha trabajado ah¨ª. ¡°Si subirse a un tren que pasa a 20 kil¨®metros por hora es dif¨ªcil para un adulto, imag¨ªnate para un ni?o lastimado¡±.
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