Obispos de Cuba piden al Gobierno mayor apertura
La Iglesia cubana reclama libertad para los ciudadanos y respeto a la diversidad, adem¨¢s de cambios en la legislaci¨®n pol¨ªtica y el fin del Estado paternalista
Nada de par¨¢bolas. Los obispos cubanos han enviado un mensaje directo al Gobierno de los hermanos Castro para reclamar el respeto a la opini¨®n y a las libertades individuales y la reforma pol¨ªtica del Estado. En la carta pastoral titulada ¡°La esperanza no defrauda¡± y difundida el pasado domingo, la Iglesia ha pedido que las incipientes reformas econ¨®micas implementadas por el presidente Ra¨²l Castro se complementen con la apertura del sistema pol¨ªtico y el reconocimiento de la disidencia. Se trata de la declaraci¨®n m¨¢s clara realizada por la jerarqu¨ªa cat¨®lica cubana en los ¨²ltimos 20 a?os, desde la publicaci¨®n en 1993 de ¡°El amor todo lo espera¡±: un an¨¢lisis cr¨ªtico de la crisis econ¨®mica, social y pol¨ªtica que devino tras la ca¨ªda del bloque socialista.
En esta nueva carta pastoral, los sacerdotes pasan revista a los cambios promovidos por Ra¨²l Castro en el ¨²ltimo quinquenio: la puesta en libertad de algunos presos pol¨ªticos, el usufructo privado de tierras para el cultivo, el levantamiento de antiguas prohibiciones que imped¨ªan a los cubanos hospedarse en hoteles, crear peque?as empresas privadas, vender y comprar propiedades o viajar al exterior. Y luego se?alan: ¡°En las reformas incipientes que se inician vemos ya un reflejo claro, aunque a¨²n incompleto, de demandas largamente anheladas por la poblaci¨®n cubana. Los obispos de Cuba queremos ver en todo esto el inicio de un proceso de reformas siempre m¨¢s amplias en bien de la poblaci¨®n y de las nuevas generaciones de cubanos. Esperamos que estas reformas, al igual que otras acciones que consideramos necesarias, lleguen ciertamente a alcanzarse, pues experimentamos apremio en la ciudadan¨ªa con respecto a esas aspiraciones¡±.
La jerarqu¨ªa cat¨®lica cree necesario que estos cambios sean acompa?ados de una reforma profunda del Estado, que tenga en cuenta a todos los sectores de la sociedad cubana. ¡°El Estado participativo debe sustituir al estado paternalista. No se debe temer al desarrollo de una autonom¨ªa social fuerte y responsable, potenciada desde la base y de acuerdo con las normas de la convivencia civilizada, capaz de desarrollar un trabajo fraterno, seg¨²n los grupos de inter¨¦s y las necesidades espec¨ªficas que unen y animan a diversos grupos humanos en la b¨²squeda de soluciones propias, sin necesidad de esperar las respuestas y soluciones desde arriba¡±, se?ala uno de los pasajes de la carta.
El mensaje de los obispos retrata a una Cuba sumida en la frustraci¨®n, donde los proyectos sociales no se corresponden con los proyectos individuales y familiares, y donde el giro de tim¨®n es inminente. ¡°La urgencia de estos cambios encuentra su fundamento en una experiencia vivida desde las limitaciones, la escasez, la falta de progreso personal o familiar de no pocos cubanos, quienes sienten que la vida se acaba con el paso de los a?os sin poder concretar las aspiraciones propias de todo ser humano y familia. Entre los m¨¢s j¨®venes hay muchos que no vislumbran a¨²n las condiciones para realizar su proyecto de vida, sobre los cuales incide, con gran atracci¨®n, la posibilidad de encontrarlo en otros pa¨ªses¡±.
Los obispos tambi¨¦n han criticado el establecimiento de ¡°grupos de poder que no siempre representan a todos¡± y que ¡°anteponen sus intereses a los de sus semejantes, a quienes llegan a ignorar, e incluso, aniquilar socialmente¡±. En este sentido, la Iglesia ha llamado al Gobierno de los hermanos Castro a cumplir con la obligaci¨®n de ¡°procurar el bien de todos los ciudadanos¡± y a compartir con todos ellos la responsabilidad de conducir en libertad el destino de la sociedad. ¡°Nadie puede reclamar libertad para s¨ª y negarla a otros, o procurar el propio bien y desinteresarse del ajeno¡±, han escrito los tres arzobispos y diez obispos que firman la carta pastoral. Cualquier cambio porvenir, sostiene la c¨²pula de la Iglesia cubana, debe pasar por el concurso de los cubanos de todas las orillas: los de la di¨¢spora y los que viven en la isla. ¡°Todo plan de reforma debe contar con esta riqueza humana que tambi¨¦n ha costado y cuesta recursos a la naci¨®n¡±.
La Iglesia cubana no firmaba un manifiesto semejante desde septiembre de 1993, cuando sus jerarcas redactaron la carta pastoral conocida bajo el t¨ªtulo de ¡°El amor todo lo espera¡±. El episcopado, conducido entonces por el arzobispo de La Habana, Jaime Ortega Alamino, evalu¨® en ese documentos las causas y las consecuencias de la crisis econ¨®mica, social y pol¨ªtica que entonces viv¨ªa la isla y que se manifestaba en el exilio, la violencia, la desintegraci¨®n de la familia y con ella, la desintegraci¨®n de la sociedad. ¡°En su momento el mensaje me pareci¨® atrevido y retador, una evaluaci¨®n valiente y frontal de la realidad cubana de ese per¨ªodo tan dif¨ªcil¡±, escribi¨® el novelista cubano Leonardo Padura cuando se cumplieron 15 a?os de su publicaci¨®n. ¡°La trascendencia del mensaje est¨¢ en el hecho de que adem¨¢s de ofrecer una soluci¨®n por la v¨ªa de la religi¨®n y la fe (el amor a Dios), tambi¨¦n propone una salida por la v¨ªa ¨¦tica y cotidiana (el amor al pr¨®jimo) y un proyecto de reconstrucci¨®n de valores morales y sociales capaces de ayudar ¨Cm¨¢s all¨¢ del presente de septiembre de 1993¨C a la salvaci¨®n de una entidad hist¨®rica y cultural como lo es la naci¨®n cubana¡±, opina Padura.
La carta pastoral de 1993 fue duramente criticada por la prensa oficial cubana y sus recomendaciones fueron ignoradas por parte del Gobierno de Fidel Castro. Pero ¡°Cuba ha cambiado en los ¨²ltimos a?os¡±, dice el episcopado de estos tiempos, con la confianza de que sus ruegos s¨ª ser¨¢n escuchados esta vez.
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