Brasil asiste expectante a la posible reapertura del juicio del ¡®mensal?o¡¯
El Tribunal Supremo Federal (STF) decidir¨¢ este mi¨¦rcoles si 12 de los 25 condenados tendr¨¢n derecho a un nuevo juicio
Brasil contiene la respiraci¨®n ante el desenlace de la votaci¨®n del Tribunal Supremo Federal (STF) que decidir¨¢ este mi¨¦rcoles si 12 de los 25 condenados el a?o pasado en el juicio del denominado mensal?o (como se bautiz¨® a la mayor trama de corrupci¨®n pol¨ªtica destapada en la democracia brasile?a) tendr¨¢n derecho a un nuevo juicio y a una posible atenuaci¨®n de sus penas. Tras el pronunciamiento de diez ministros de la m¨¢xima instancia judicial de Brasil (cinco ya votaron a favor y cinco en contra de admitir a tr¨¢mite el recurso), el voto del ministro decano del tribunal, Celso de Mello, inclinar¨¢ la balanza de la justicia hacia uno u otro lado y pondr¨¢ a prueba la credibilidad de un poder judicial sobre el que hist¨®ricamente planean sombras de duda.
A efectos pr¨¢cticos, el reglamento interno del Supremo permite en determinados casos (cuando los reos hayan obtenido en el primer juicio al menos cuatro votos a favor de su absoluci¨®n) la celebraci¨®n de un nuevo proceso. Este recurso, denominado en Brasil ¡°embargo infringente¡±, debe obtener previamente la aprobaci¨®n de la mayor¨ªa de los once ministros. Si Mello vota a favor de esta v¨ªa, el juicio emprender¨ªa una segunda fase de duraci¨®n incierta. Mientras el grueso de la opini¨®n p¨²blica brasile?a espera un inminente ingreso en prisi¨®n de los condenados, algunos c¨¢lculos apuntan a que un nuevo proceso podr¨ªa dilatarse hasta 2016. Otros m¨¢s pesimistas hablan de hasta seis a?os m¨¢s de an¨¢lisis y deliberaciones. De cualquier forma, de producirse el nuevo juicio, este no arrancar¨ªa hasta el a?o que viene, invalidando temporalmente las penas ya fijadas y contaminando lo que ya se perfila como un dur¨ªsimo a?o electoral (las elecciones presidenciales se celebrar¨¢n en octubre de 2014).
Tres son los apuntados como cabecillas de la red corrupta: Jos¨¦ Dirceu, ex ministro de la Casa Civil durante el primer mandato de Lula da Silva y mano derecha del expresidente, Del¨²bio Soares, ex tesorero del Partido de los Trabajadores (PT), y Jos¨¦ Genoino, expresidente de la misma formaci¨®n pol¨ªtica. En los casos de Dirceu y Soares, un nuevo juicio podr¨ªa absolverlos del delito de formaci¨®n de cuadrilla y, de esta manera, cumplir una condena reducida en r¨¦gimen semiabierto.
El ministro Celso de Mello, que durante el juicio del a?o pasado emiti¨® uno de los votos m¨¢s duros contra los acusados, defini¨¦ndolos como ¡°delincuentes que se instalaron en el n¨²cleo m¨¢s ¨ªntimo de la democracia¡±, podr¨ªa ahora pronuciarse en la direcci¨®n contraria. As¨ª los apuntan algunas declaraciones realizadas por Mello en los ¨²ltimos d¨ªas, en las que no ha dado la m¨ªnima muestra de que su voto garantizar¨¢ la entrada en prisi¨®n de los condenados. Por su parte, el magistrado Marco Aurelio de Mello, que ya vot¨® en contra de reabrir el caso, ha dicho que ¡°la credibilidad del Supremo est¨¢ al borde del precipicio¡±.
A la situaci¨®n actual se ha llegado tras la jubilaci¨®n de dos miembros del Supremo y su sustituci¨®n por los ministros Roberto Barroso y Teori Zavascki, que no participaron en el juicio ni en la dosimetr¨ªa de las penas. Sin embargo, han sido ellos los promotores de la posibilidad de reabrir el juicio al considerar excesivas las condenas impuestas. A ellos se sumaron posteriormente otros tres ministros, dividiendo a la corte suprema y generando un acalorado debate en la opini¨®n p¨²blica y los mentideros de la pol¨ªtica brasile?a. Mientras tanto, los reos, que hace algunos meses lo ten¨ªan todo perdido, asisten a una suerte de milagro que les ha hecho ver la luz por primera vez.
Millones de brasile?os se echaron a la calle el pasado junio para clamar contra un sistema pol¨ªtico que no colma sus expectativas y contra una corrupci¨®n enquistada en lo m¨¢s profundo de la administraci¨®n p¨²blica. Seg¨²n algunos analistas, si el voto de Mello acaba dando v¨ªa libre a la celebraci¨®n de un segundo juicio, podr¨ªa encenderse la mecha de un nuevo estallido social. Las condenas impuestas en el juicio del mensal?o representaron para la prensa y para la sociedad brasile?a una l¨ªnea divisoria en la historia del pa¨ªs. Por primera vez, figuras pol¨ªticas consideradas intocables ingresar¨ªan en prisi¨®n. A Dirceu, por ejemplo, le cayeron diez a?os y diez meses de c¨¢rcel en r¨¦gimen cerrado; A Del¨²bio Soares, ocho a?os y once meses; A Jos¨¦ Genoino, seis a?os y once meses. El suma y sigue de las condenas lleg¨® hasta un total de 270 a?os de prisi¨®n para los 25 condenados. Los siete a?os de juicio y las 44.000 p¨¢ginas de sumario penden ahora de un hilo.
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