La austeridad lastra a las regiones
Los l¨ªmites al endeudamiento y la ¡®solidaridad¡¯ provocan fricciones pol¨ªticas
Unas goteras torrenciales dificultaban este lunes el acceso a la estaci¨®n de Taunusanlage, a la sombra de las dos torres negras y brillantes del Deutsche Bank en mitad de la capital financiera de Europa. Mirando el chorreo de agua que la obligaba a usar el ascensor en lugar de la escalera mec¨¢nica, la ejecutiva bancaria Sylvia M. lamentaba los ¡°problemas permanentes¡± que afectan a las infraestructuras en Fr¨¢ncfort ¡°no importa qui¨¦n gobierne¡±. El alcalde es socialdem¨®crata (SPD) desde 2012, tras 7 a?os de alcald¨ªas democristianas (CDU). En el land de Hesse, una coalici¨®n de democristianos (CDU) y liberales (FDP) an¨¢loga a la de Merkel se presenta a la reelecci¨®n este domingo, empatada con el centroizquierda en las encuestas. Voten a quien voten, muchos vecinos de Fr¨¢ncfort creen que estas deficiencias de servicios se deben a su alta contribuci¨®n al sistema de compensaciones entre los 16 Estados alemanes. Baviera y Hesse, con sendos gobiernos de centroderecha, interpusieron este a?o una querella constitucional contra estos fondos de cohesi¨®n alemanes. En 2012 fueron sus ¨²nicos contribuyentes netos, junto al tambi¨¦n pr¨®spero land de Baden-W¨¹rttemberg.
La querella ante el Tribunal Constitucional disimula otros problemas de calado en la financiaci¨®n de las administraciones regionales. La Ley Fundamental alemana, antes c¨¦lebre por proclamar en su art¨ªculo primero que ¡°la dignidad humana es inviolable¡±, consagra desde 2009 un techo de deuda para las administraciones p¨²blicas que hace escuela en la Europa de la austeridad. Los l?nder no podr¨¢n contraer nuevas deudas a partir de 2020. En palabras del semanario Der Spiegel, ¡°entre Stuttgart [capital de Baden-W¨¹rttemberg] y Schwerin [capital de Mecklemurgo-Pomerania Occidental] no hay nada m¨¢s temido que la entrada en vigor del techo de deuda¡± constitucional. Pese a los boyantes ingresos fiscales propiciados por el boom de los ¨²ltimos tres a?os, el Gobierno regional de Hesse se vio obligado en 2013 a tomar prestados 1.300 millones de euros para que cuadren sus presupuestos. Puede que el land de la gran banca logre cumplir, con esfuerzo, las limitaciones del techo de deuda, pero es de prever que no lo lograr¨¢n todos los l?nder.
La inane campa?a para las elecciones generales del domingo solo ha tocado el asunto tangencialmente. El presidente del grupo parlamentario democristiano (CDU/CSU) en el Bundestag, Volker Kauder (CDU), propuso la semana pasada ¡°una discusi¨®n fundamental¡± sobre el federalismo. En el partido de la canciller Angela Merkel quieren suprimir algunas normas, como la que proh¨ªbe la financiaci¨®n de las universidades por parte de la administraci¨®n central. El senador (ministro) de Hacienda de la arruinada ciudad-Estado de Berl¨ªn, Ulrich Nussbaum, est¨¢ de acuerdo con este cambio. Nussbaum no pertenece a ning¨²n partido pero ha colaborado con los socialdem¨®cratas en los Gobiernos de Bremen y Berl¨ªn. Aboga por devolver a la administraci¨®n central algunas competencias fiscales y de educaci¨®n. A cambio, espera que disminuyan las obligaciones financieras de Estados como el suyo, que arrastra m¨¢s de 62.000 millones de deuda. 2020 es su espada de Damocles.
El economista de la Fundaci¨®n Bertelsmann Ren¨¦ Gei?ler admite que la inclinaci¨®n alemana por la austeridad presupuestaria ¡°puede tener ra¨ªces ideol¨®gicas, de mentalidad¡±. En uno de sus informes, la Fundaci¨®n critica la reforma constitucional de 2009 por ¡°imponer reglas m¨¢s duras para los Estados que para el Gobierno central¡±. Aunque de forma limitada, la Hacienda federal podr¨¢ seguir endeud¨¢ndose a pesar del techo de deuda. La consiguiente limitaci¨®n de su espacio de maniobra presupuestaria hace que los l?nder ¡°corran el riesgo de convertirse en delegaciones administrativas del Estado central¡±.
Hace a?os que circulan propuestas de fusionar Estados como una posible soluci¨®n. Una de las m¨¢s citadas por los medios contempla reducir su n¨²mero de 16 a nueve. Pero la ¨²ltima consulta llevada a cabo al respecto acab¨® en un estrepitoso fracaso. Berl¨ªn y Brandeburgo no se fusionaron en 1996 por el rechazo de los habitantes del gran land que rodea a la capital alemana, que se tem¨ªan que la aplastante superioridad num¨¦rica de los berlineses (3,4 millones frente a 2,5 millones de habitantes en la vac¨ªa Brandeburgo) convierta el Estado en el patio trasero de la capital alemana. Tampoco fue un ¨¦xito la idea posterior de que el nuevo Estado pase a llamarse Prusia.
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