Acapulco lucha contra el desastre

En la Avenida Costera, situada en primera l¨ªnea de playa de la ciudad de Acapulco, los locales nocturnos est¨¢n vac¨ªos. El centro tur¨ªstico por excelencia del Pac¨ªfico mexicano soportaba una lluvia intensa desde poco despu¨¦s de las ocho de la tarde del mi¨¦rcoles, complicando a¨²n m¨¢s si cabe el ca¨®tico tr¨¢fico de una urbe que lleva varios d¨ªas incomunicada y tratando de reponerse de los efectos de la tormenta tropical Manuel, un fen¨®meno que dej¨® atrapados en la ciudad a alrededor de 40.000 turistas el pasado fin de semana.

Esta legendaria ciudad de vacaciones, por su relevancia nacional e internacional, es el principal centro de atenci¨®n de una cat¨¢strofe que en todo M¨¦xico (en concreto en la costa del Pac¨ªfico y en la del Golfo, sacudidas por dos tormentas simult¨¢neas) ya ha dejado al menos 80 muertos y 58 desaparecidos, adem¨¢s de cientos de miles de damnificados.

En Acapulco, a cuatro d¨ªas del inicio de la tormenta, un total de 1.670 vecinos del municipio contin¨²an durmiendo en nueve albergues acondicionados por el Ej¨¦rcito. Desde el martes, 15 aviones del Gobierno trasladan las 24 horas del d¨ªa comida y mantas desde la capital del pa¨ªs, situada a apenas 40 minutos por aire, la ¨²nica v¨ªa, por el momento, de conexi¨®n con el Estado de Guerrero. ¡°Hoy hemos repartido 7.300 despensas de comida en varias colonias especialmente da?adas del municipio, como son Renacimiento o Frontera¡±, se?ala un portavoz del Ej¨¦rcito.

El ansia por salir cunde entre los turistas, pero la peor parte de la tragedia est¨¢ en los barrios pobres

Las labores de trabajo en la base militar n¨²mero siete de Pie de la Cuesta, a unos 30 minutos en autom¨®vil del centro de Acapulco, son intensas. ¡°Los aviones llegan a M¨¦xico DF, cargan combustible, provisiones y regresan¡±, explica el departamento. Pero las aeronaves no sirven solo como v¨ªa de abastecimiento. Tambi¨¦n son el medio de evacuaci¨®n de los turistas que han quedado atrapados. Este mi¨¦rcoles, un total de 1.545 personas volaron a la Ciudad de M¨¦xico entre las cuatro de la ma?ana y las ocho de la tarde.

Alrededor de 35.000 contin¨²an haciendo fila. ¡°Llevamos 15 horas esperando, llegamos en la madrugada, ?por qu¨¦ otros se saltan la fila?¡±, protestan varias de las personas que aguardan su turno bajo un calor pegajoso. La indignaci¨®n se produce porque a lo largo de la jornada, junto con los aviones oficiales, despegaban avionetas privadas para trasladar a particulares hacia la capital. A casi un kil¨®metro de distancia de la base, la situaci¨®n se tensa cuando un grupo de personas impide el paso a una patrulla con civiles. Una joven veintea?era llora y se encara con su novio: ¡°C¨¢llate, yo ya me quiero ir¡±.

El hartazgo de los miles de turistas que esperan se torna secundario cuando uno mira a las colonias m¨¢s pobres de Acapulco: ¡°En Renacimiento el lodo llega todav¨ªa a la cintura¡±, explica una camarera que en su ma?ana libre ha trabajado como voluntaria en la zona. En el centro, las luces de fiesta colgadas de un lado a otro de la avenida m¨¢s lujosa de la urbe, recuerdo de las fiestas del pasado 16 de septiembre,?se mueven de forma violenta cuando un rel¨¢mpago surca el cielo sobre la bah¨ªa.?