La tierra se traga a los ultras en El Pireo
Tras la redada policial que ha descabezado Aurora Dorada, los neonazis desaparecen del barrio de Atenas donde fue asesinado un joven rapero
El calvario del exmilitar Nikos Mijaloliakos, llamado ¡°el F¨¹hrer¡± en el sumario que la fiscal¨ªa instruye contra ¨¦l ¡ªy que ma?ana le conducir¨¢ ante el juez, junto con otros cinco diputados de su partido, Aurora Dorada (AD), por asociaci¨®n criminal¡ª, empez¨® la medianoche del pasado d¨ªa 18 en una avenida del suburbio ateniense de Keratsini, donde Yorgos Rupaki¨¢s, vinculado a AD, asesin¨® a pu?aladas al rapero antifascista Pavlos Fissas despu¨¦s de que ambos vieran un partido de f¨²tbol en la terraza de un caf¨¦ cercano.
Barrio popular, de clase media, con arbolitos bien cuidados, buganvillas y geranios, Keratsini pertenece al llamado cintur¨®n rojo del puerto del Pireo junto con P¨¦rama y Nikea, lugar este ¨²ltimo donde AD tiene su sede. La tradici¨®n izquierdista de la zona, con fuerte implantaci¨®n sindical por los antiguos astilleros, ha ido mudando de color a medida que la crisis hac¨ªa estragos en Grecia. En Nikea, donde el deterioro urbano es m¨¢s visible, AD logr¨® en las elecciones de 2012 un 9% de los votos, dos puntos por encima del promedio nacional. En P¨¦rama el desempleo supera el 60%.
En estos distritos siempre es 'lunes al sol': un f¨¢cil caladero de voto extremista
El de estos barrios es un escenario parecido al de un estibador en paro del puerto de Marsella o al de un trabajador despedido de un astillero espa?ol. Muchos lunes al sol; f¨¢cil caladero de votos desesperados. Con la deslocalizaci¨®n industrial, la ideolog¨ªa se ha desplazado tambi¨¦n, mientras llenaban el vac¨ªo las propuestas extremistas y el reflujo de la globalizaci¨®n: una marea de inmigrantes, en su mayor¨ªa asi¨¢ticos.
¡°Este es un distrito de clase media venido a menos, pero no el agujero degradado que han pintado algunos¡±, explica Yorgos Panuris, un vecino. ¡°Una gozada de barrio¡±, asiente el pastelero a la vuelta de la esquina, ¡°pese a la mala fama que nos ha ca¨ªdo por el crimen¡±. La clase media abismada por las penurias cotidianas se resiste a renunciar a este peque?o para¨ªso de casas de ladrillo, jazmines y frondosas verandas ocupadas por mesas con manteles de hule y sillas de enea.
Pero los efectos de la crisis se perciben por doquier: en el sinf¨ªn de comercios cerrados, los dep¨®sitos de chatarra arrumbada en la avenida principal, o los solares llenos de matojos y escombros. El barrio, sin embargo, mantiene un apacible y hospitalario decoro al que no son ajenos los paquistan¨ªes que venden falsificaciones por la calle. A dos pasos de la sede de AD, con los cierres met¨¢licos echados, un emporio chino de venta al por mayor desaf¨ªa la supremac¨ªa de la ¡°raza griega¡±, una de las proclamas favoritas de los neonazis.
"Salen a pegar a los inmigrantes como si fuera un deporte", dice una vecina
Tal vez por eso la demostraci¨®n de fuerza de las huestes de Mijaloliakos ha sido constante en el lugar. ¡°Est¨¢n por todas partes. Pero no los busques hoy , se los ha tragado la tierra¡±, explica el vecino. Una anunciada concentraci¨®n de simpatizantes de AD ante la sede del partido ni siquiera tiene lugar.
Las primeras encuestas publicadas tras la operaci¨®n policial rebajan su nivel de apoyo popular, que se situaba en torno al 13%; la consigna parece ser aparentar que nadie tiene relaci¨®n con AD: ni sus simpatizantes, ni el Gobierno, ni el sistema pol¨ªtico en general, algo que la izquierdista Syriza, principal partido de la oposici¨®n, ha denunciado. Con el foco puesto en la dimensi¨®n presuntamente criminal de la organizaci¨®n, todos manejan esta patata caliente como si pudiese resolverse ¨²nicamente C¨®digo Penal en mano, mientras el Ejecutivo descarta, un d¨ªa tras otro, toda posibilidad de elecciones anticipadas, incluso si el grupo parlamentario ultra renuncia en bloque a sus esca?os.
Pero el mensaje no enga?a a muchos vecinos de Keratsini. Como la sexagenaria Katerina Maniotis, hija y nieta de v¨ªctimas de la ocupaci¨®n nazi de Grecia en Sal¨®nica, su ciudad natal. ¡°Claro que hay una responsabilidad pol¨ªtica, AD es una excrecencia del sistema que debemos extirpar; si no, el c¨¢ncer har¨¢ met¨¢stasis. No pueden tratarlo s¨®lo como si fuera una banda de criminales, hay que levantar la alfombra. ?Se ha preguntado alguien por qu¨¦ el grueso de sus militantes tiene entre 18 y 35 a?os? Son la generaci¨®n que debe echar a andar este pa¨ªs; ellos, al contrario, est¨¢n inoculando veneno: entre sus hijos, entre los sobrinos o los vecinos que van al instituto y que coquetean con los Centauros [ala juvenil de AD], que les animan a salir a pegar a los inmigrantes como si fuera un deporte¡±, denuncia Maniotis. ¡°Lo preocupante de AD es lo que no se ve¡±, a?ade.
M¨¢s de uno de esos chavales ha podido participar tal vez en los m¨¢s de 300 episodios de violencia racista contabilizados en la regi¨®n del ?tica en los ¨²ltimos dos a?os; en esa violencia instrumental, al servicio de qui¨¦n sabe qu¨¦ intereses, alentada por algunos polic¨ªas que miraban para otro lado (seg¨²n algunos medios locales, se espera la emisi¨®n de ¨®rdenes de arresto para una veintena de polic¨ªas implicados) y azuzada en ocasiones contra Syriza, seg¨²n denuncia el partido de Alexis Tsipras. Como Maniotis, muchos temen que la investigaci¨®n se quede en lo que se ve y no desvele las ra¨ªces y los intereses ocultos de Aurora Dorada.
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