Letta sobrevive al ¨®rdago de Berlusconi
El Gobierno de coalici¨®n recibe el respaldo del Senado por 235 votos a favor y 70 en contra Il Cavaliere rectifica y asegura la continuidad del Ejecutivo seis d¨ªas despu¨¦s de condenarlo
A las 13.32, despu¨¦s de que Silvio Berlusconi, maquillado como para asistir a su propio entierro, sorprendiera a propios y extra?os al anunciar que el centroderecha seguir¨ªa apoyando al Gobierno del socialdem¨®crata Enrico Letta, las miradas se fijaron en el primer ministro, quien, en medio de una sonrisa incontenible, exclam¨®: ¡°Es un grande¡±. Era el homenaje p¨®stumo a la capacidad pol¨ªtica y teatral de quien, durante las ¨²ltimas dos d¨¦cadas, ha marcado la vida pol¨ªtica italiana y que ahora, con 77 a?os, asfixiado por sus cuentas pendientes con la justicia y traicionado por quienes hasta ahora le sirvieron de comparsa, disfrazaba con un ¨²ltimo golpe de escena un fracaso hist¨®rico. A partir de este 2 de octubre de 2013, Silvio Berlusconi ya no condicionar¨¢ m¨¢s la pol¨ªtica italiana.
Despu¨¦s de anunciar el viernes que retirar¨ªa a sus parlamentarios, de hacer dimitir el s¨¢bado a sus cinco ministros, de provocar el domingo una rebeli¨®n jam¨¢s vista en su partido y de precipitar el lunes a Italia en una crisis de Gobierno de la que tomaron buena nota las bolsas y la prima de riesgo, Berlusconi acudi¨® al Senado y, tras comprobar que no pod¨ªa ganar, decidi¨® no perder. Tom¨® el micr¨®fono y dijo tranquilamente: ¡°Hemos decidido, no sin trabajo interno, otorgar un voto de confianza al Gobierno¡±.
La cara de p¨®ker que se le qued¨® a Pietro Grasso, el presidente del Senado, expresaba bien la sorpresa de todos
La sonrisas de Letta y la cara de p¨®ker que se le qued¨® a Pietro Grasso, el presidente del Senado, expresaban bien la sorpresa de todos, el estupor, tal vez la admiraci¨®n por la habilidad pol¨ªtica que volvi¨® a exhibir el viejo tah¨²r, capaz de dejar a todos sus enterradores¡ª-sobre todo a los de su propio partido¡ª con tres palmos de narices. Durante toda la ma?ana se hab¨ªa dado por seguro que un buen n¨²mero de los senadores del Pueblo de la Libertad (PDL) traicionar¨ªan la orden de su jefe y votar¨ªan a favor de la continuidad del Gobierno del socialdem¨®crata Letta, pero todo era muy confuso. Se hablaba de 23, incluso de 40 disidentes dispuestos a formar un nuevo grupo parlamentario... Los m¨¢s fieles y radicales al pol¨ªtico y magnate ¡ªlos llamados halcones¡ª ya hab¨ªan iniciado la caza de los m¨¢s moderados ¡ªlas palomas¡ª, mientras que Letta intentaba desde la tribuna ara?ar entre las filas enemigas los votos necesarios para seguir adelante con su proyecto de reformas.
Letta explic¨® que Italia se arriesgaba a un ¡°riesgo mortal¡± si, en vez de votar por la confianza del Gobierno de coalici¨®n, se deslizaba por la peligrosa senda de un incierto proceso electoral. El primer ministro apel¨® a la historia para demostrar que la inestabilidad pol¨ªtica marc¨® los peores a?os de Italia. ¡°Desde 1946 a 1968, Italia solo tuvo tres jefes del Gobierno que hicieron posible la reconstrucci¨®n del pa¨ªs despu¨¦s de la guerra y el crecimiento econ¨®mico. Sin embargo, de 1968 a 1992 se sucedieron 24 gobiernos que minaron la evoluci¨®n del pa¨ªs. Y la siguiente etapa, desde 1992 hasta nuestros d¨ªas, ha sido a¨²n peor. En solo dos d¨¦cadas hemos tenido 14 gobiernos mientras que en Alemania solo ha habido tres cancilleres. Luego hablamos de la prima de riesgo¡¡±.
Se trat¨® de un discurso sereno, salpicado de frases contundentes y llamadas a la responsabilidad ¡ª¡±no estoy aqu¨ª por estar, me ir¨¦ si no puedo gobernar¡±, pero predestinado al ¨¦xito o al fracaso no por su contenido sino por la decisi¨®n de los senadores del Pueblo de la Libertad (PDL). La atenci¨®n no estaba en el aula del palacio Madama, donde ¡ªcomo de costumbre¡ª las r¨¦plicas serenas y bien estructuradas al primer ministro se alternaron con insultos e incluso con citas para agarrarse a trompazos a la salida. A la espera de construir un discurso asumible y constructivo, los diputados del Movimiento 5 Estrellas (M5S) que siguen fieles a Beppe Grillo suelen amenazar a voz en grito a las compa?eras que dejaron la formaci¨®n. Una de ellas termin¨® su discurso llorando. No fueron las ¨²nicas l¨¢grimas.
La decisi¨®n de Il Cavaliere de apoyar al Gobierno de Letta cogi¨® con el paso cambiado a sus leales. Desde Alessandro Sallusti, el director de Il Giornale, el peri¨®dico de la familia Berlusconi, hasta su escudero y experto en econom¨ªa Renato Brunetta pasando por el fiero Sandro Bondi se pasearon por las televisiones garantizando que el PDL votar¨ªa en contra de renovar la confianza a Letta. Algunos incluso iban m¨¢s all¨¢, minusvaloraban la capacidad num¨¦rica de los traidores y planeaban venganza. Incluso alguno, como Bondi, se encaraba con Letta, le acusaba de tomar el pelo al Parlamento y conclu¨ªa su intervenci¨®n as¨ª: ¡°Usted fracasar¨¢. Ha dado vida a un gobiernito y solo ha conseguido un triunfo, romper el PDL. Pero le digo una cosa, ninguno de nosotros ¡ªrefiri¨¦ndose a los diputados del centroderecha que aplaud¨ªan su intervenci¨®n¡ª asistiremos a esta humillaci¨®n de Berlusconi, de nuestro partido y de Italia¡±.
Unos minutos despu¨¦s, el PDL, tal vez por ¨²ltima vez alineado con el viejo l¨ªder, votaba a favor del Gobierno de Letta, que sonre¨ªa, dedicaba un piropo a la capacidad teatral de Berlusconi y estrechaba la mano de Angelino Alfano, su viceprimer ministro, el hombre que creci¨® a la sombra de Il Cavaliere y quien, a la postre, ha cavado su tumba pol¨ªtica.
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