El segundo Transiberiano
Un viaje a bordo de la inmensa l¨ªnea de mercanc¨ªas construida por el Gulag revela un territorio inh¨®spito y olvidado por Mosc¨²
Las mercanc¨ªas tienen prioridad sobre las personas en el Ferrocarril Baikal-Amur (BAM), el llamado? ¡°segundo Transiberiano¡±, que es una ruta clave para que Rusia explore sus ¨²ltimas fronteras y exporte sus riquezas hacia Asia.
Interminables convoyes formados por cisternas de crudo y gasolina, vagonetas repletas de carb¨®n, contenedores y plataformas cargados de madera cruzan hoy Siberia hacia los puertos rusos del Pac¨ªfico. Identificados con los domicilios moscovitas de las compa?¨ªas exportadoras, esos trenes despiertan m¨¢s temor que esperanza entre quienes viven en los pueblos venidos a menos del Lejano Oriente y dependen de decisiones que se toman a miles de kil¨®metros de estos parajes magn¨ªficos e inh¨®spitos.
La Uni¨®n Europea es hasta ahora el principal comprador de materias primas rusas, pero la crisis en Occidente hace que el Kremlin busque nuevos mercados en Asia, para lo cual necesita modernizar sus infraestructuras de transporte y su capacidad portuaria en el Pac¨ªfico. De ah¨ª que Mosc¨² quiera modernizar el BAM, un gran sue?o truncado al desaparecer la URSS en 1991.
Las grandes empresas energ¨¦ticas ven futuro en Siberia oriental, pero los ciudadanos no notan avances en su vida
Una expedici¨®n organizada para la prensa por los Ferrocarriles Rusos (RZHD) permiti¨® a EL PA?S recorrer la ruta del BAM y la isla Sajal¨ªn. El itinerario, con idas y venidas, comenz¨® en Jab¨¢rovsk, sigui¨® hacia Komsomolsk del Amur, lleg¨® al puerto de V¨¢nino, para volver a Jab¨¢rovsk, y de esa ciudad sigui¨® en avi¨®n hacia Iuzhno-Sajalinsk, capital de la isla de Sajal¨ªn y de la provincia del mismo nombre, donde se encuentran el puerto de Jolmsk y el legado ferroviario japon¨¦s. No se trat¨® solo de un viaje por el espacio, sino tambi¨¦n por el tiempo.
La construcci¨®n del BAM se decidi¨® en 1932. ¡°La URSS era una gigantesca obra y los m¨¢s cualificados estaban ocupados en la zona occidental, as¨ª que mandaron aqu¨ª a 25.000 j¨®venes que en tres meses salieron huyendo. Adem¨¢s de la falta de comida y equipo, hab¨ªa lluvias, y el Amur se desbordaba, como ahora¡±, dice Vlad¨ªmir Z¨²yev, veterano e historiador del BAM.
Stalin recurri¨® entonces al Gulag (el sistema de campos de trabajos forzados), bajo cuya ¨¦gida se cre¨® un departamento espec¨ªfico para el proyecto. En 1933 llegaron los prisioneros. No ten¨ªan calzado, ni ropa, ni s¨¢banas, y cavaban con las manos. Perecieron decenas de miles de personas entre reclusos del Gulag y los prisioneros de guerra japoneses enviados a las obras tras la Segunda Guerra Mundial.
La invasi¨®n de la URSS por la Alemania nazi puso fin a la primera etapa de construcci¨®n. En aras de la defensa del pa¨ªs, parte de las traviesas del BAM fueron arrancadas y trasladadas a Stalingrado, donde sirvieron para evacuar los vagones acumulados en la ciudad asediada, cuenta Z¨²yev.
La segunda etapa finaliz¨® tras la muerte de Stalin (marzo de 1953), cuando iba a iniciarse la excavaci¨®n de un t¨²nel submarino de 12 kil¨®metros que habr¨ªa unido el continente con la isla de Sajal¨ªn. Los sucesores de Stalin renunciaron al t¨²nel.
En los sesenta, el BAM adquiri¨® valor estrat¨¦gico debido al conflicto fronterizo entre Mosc¨² y Pek¨ªn. Temiendo una invasi¨®n, el Kremlin impuls¨® el BAM, m¨¢s alejado de China que el Transiberiano. En oto?o de 1984 el ferrocarril se inaugur¨® a bombo y platillo: iba a ser la ¡°locomotora¡± para los yacimientos en las profundidades de Siberia oriental. Junto a la v¨ªa surgieron embriones de grandes urbes que se convirtieron en ruinas apenas nacer. ¡°Se planeaba que un m¨ªnimo de cinco millones de personas iban a vivir en una zona donde ahora hay unas 150.000 o 160.000¡±, dice Z¨²yev.
El Distrito Federal del Extremo Oriente, un territorio de m¨¢s de 6,1 millones de kil¨®metros cuadrados, es el escenario del viaje. En esta superficie, equivalente a m¨¢s de 12 veces la de Espa?a, la poblaci¨®n no llega a 6,3 millones de personas. Desde hace casi un cuarto de siglo, los que pueden emigran a entornos m¨¢s benignos. En 2012, ocho de las nueve provincias del distrito segu¨ªan perdiendo habitantes, incluida Jab¨¢rovsk, junto a la superpoblada China, y Sajal¨ªn pese al tir¨®n econ¨®mico en la isla por la primera planta de licuefacci¨®n de gas de Rusia. Este a?o, torrenciales lluvias han provocado una subida sin precedentes de las aguas del Amur y otros r¨ªos. Las inundaciones han afectado a decenas de miles de personas.
Komsomolsk del Amur, centro de la industria militar y de la construcci¨®n de submarinos nucleares de la URSS, es un ejemplo del declive. Sus edificios de arquitectura estalinista flanquean avenidas desproporcionadas para una urbe que ha perdido casi 60.000 personas desde 1989. Los nuevos programas de defensa y construcci¨®n de aviones (Suj¨®i Superjet 100) no la han reanimado. ¡°Las f¨¢bricas trabajan por debajo de su capacidad: la de aviaci¨®n, al 60%, y los astilleros, al 25%¡±, se?ala Z¨²yev.
El BAM transporta 22 millones de toneladas anuales de carga hacia el Pac¨ªfico. En su mayor parte, el trayecto carece de doble v¨ªa y no est¨¢ electrificado. Tras su reconstrucci¨®n, que deber¨ªa acabar en 2016, el BAM podr¨¢ transportar 100 millones de toneladas al a?o, se?ala Eduard Kruglov, de los Ferrocarriles Rusos en Jab¨¢rovsk.
En busca de inversores
Ferrocarril Baikal-Amur(BAM) discurre a lo largo de 4.287 kil¨®metros desde Taishet (en Irkutsk) hasta el puerto de Sovi¨¦tskaya Gavan, en el Pac¨ªfico, pasando por el norte del lago Baikal. Se construy¨® en varias etapas desde 1932 hasta 1984.
Para la modernizaci¨®n del BAM, Rusia proyecta una inversi¨®n de 560.000 millones de rublos (m¨¢s de 13.000 millones de euros), de los cuales 263.000 millones son a cuenta del Estado. Los Ferrocarriles Rusos buscan inversores para completar el resto.
El BAM no es c¨®modo para los pasajeros. Hay que hacer transbordos y el RZHD ha reducido el n¨²mero de trenes y la duraci¨®n de sus paradas para dar prioridad a los de mercanc¨ªas, dice Tatiana Sedyj, directora del peri¨®dico Moio Poverezhie de V¨¢nino.
En el pueblo de Litovko, una cadena humana descarga cajas de comestibles de un desvencijado vag¨®n contratado por Vaguip, un comerciante oriundo del norte del C¨¢ucaso. En la carga que transporta sin frigor¨ªfico hay muslos de pollo congelado. ¡°No pasa nada porque se descongelen un poco¡±, exclama Vaguip, que se qued¨® el Lejano Oriente tras la mili hace 30 a?os.
La menor duraci¨®n de las paradas perjudica a los vendedores de bayas o setas que en algunas estaciones ofrecen su mercanc¨ªa desde el and¨¦n. Los vendedores calibran si el pasajero que se asoma a las ventanillas va a comprar o no, y si lo descartan, corren jadeantes hacia otros vagones.
Vysokogorni, una localidad de 4.000 habitantes (en el pasado 6.000), es otro episodio del declive. De madrugada pasa el tren hacia Komsomolsk del Amur, a 238 kil¨®metros de distancia. De d¨ªa, unos adolescentes recorren las calles sin asfaltar en un coche sin matr¨ªcula. Se divierten as¨ª porque no hay ad¨®nde ir. Los adultos temen que la cl¨ªnica se cierre. Les han asegurado que seguir¨¢ abierta, pero ellos desconf¨ªan. La secci¨®n de maternidad fue clausurada porque en Vysokogorni no nacen ni?os, les han dicho. Para dar a luz hay que esperar el tren o aventurarse por malas carreteras a merced del incierto clima local.
En Vysokogorni, las explotaciones forestales ya no son lo que eran, porque el bosque cercano fue esquilmado y ahora hay que viajar lejos del ferrocarril para encontrar troncos que talar, dice Valentina Jar¨ªtonova, exjefa de la estaci¨®n ferroviaria. En verano, los obreros de Arkaim, la mayor empresa forestal de estas regiones, hicieron huelga para reclamar sus sueldos. ¡°El director les amenaz¨® con despedirlos y contratar a chinos en su lugar¡±, afirma Jarit¨®nova.
En el Pac¨ªfico, los puertos rentables o con expectativas de serlo han sido privatizados. El puerto mar¨ªtimo comercial de V¨¢nino, adquirido por la compa?¨ªa Mecheltrans y otros inversores con sede en Chipre, se especializa en exportar carb¨®n. De las palas mec¨¢nicas que lo cargan en los buques cae una lluvia de carbonilla. Suek, la mayor compa?¨ªa carbon¨ªfera de Rusia, tambi¨¦n se ha instalado en V¨¢nino y all¨ª han tomado posiciones Guennadi Tymchenko ¡ªun viejo amigo de Vlad¨ªmir Putin¡ª y Vlad¨ªmir Yakunin, el presidente de RZHD.
En pueblos como Vysokogorni adolescentes aburridos se entretienen recorriendo las calles en coches sin matr¨ªcula
V¨¢nino no dispone de especialistas cualificados, y para atraerlos habr¨¢ que crearles condiciones. El Ayuntamiento acaba de construir el primer bloque de viviendas para familias j¨®venes despu¨¦s de a?os, dice Sedyj. La periodista ha sobrevivido a un intento de atropello y un incendio provocado en su casa, pero est¨¢ contenta de poder ser ¨²til a la comunidad. Sus dos hijos, en cambio, emigraron a la Rusia europea.
Los planes de Mosc¨² para el Lejano Oriente podr¨ªan resucitar la idea de unir la isla de Sajal¨ªn con el continente. ¡°Entre un t¨²nel o un puente, parece que Mosc¨² se inclina por el puente¡±, dice el ingeniero Vasili Fastovets. De momento, a Sajal¨ªn se va en transbordador desde V¨¢nino o en avi¨®n desde Jab¨¢rovsk.
La ciudad de Iuzhno-Sajalinsk tiene un festival internacional de cine y una importante comunidad de expatriados vinculados a la industria del gas. Pero el desarrollo en la isla es irregular. En el puerto de Jolmsk, donde atracan los transbordadores procedentes de V¨¢nino, decenas de ruinosos bloques de viviendas se combinan en un l¨²gubre paisaje con los restos de una antigua f¨¢brica de papel japonesa. ¡°En Ch¨¦jov por lo menos derriban las viviendas abandonadas y eso es un alivio psicol¨®gico¡±, dice una inspectora de ferrocarriles procedente de la localidad dedicada a Ant¨®n Ch¨¦jov, el escritor ruso que en 1890 inspeccion¨® las degradantes condiciones de vida en las prisiones de Sajal¨ªn.
De los japoneses, que controlaron el sur de la isla entre 1905 y 1945, quedan m¨¢s de 700 kil¨®metros de ferrocarril, cuyas estrechas v¨ªas est¨¢n siendo sustituidas por otras con el ancho est¨¢ndar de los ferrocarriles rusos.
En Yasnomorskoe, uno de esos fantasmales pueblos de Sajal¨ªn, unos pioneros del turismo han abierto una escuela de submarinismo. ¡°Es un negocio para dos meses de verano¡±, afirma la due?a, Yana Lav¨ªnova. En la isla hay negocios de m¨¢s envergadura, como el que planea Rosneft. Esta compa?¨ªa estatal, dirigida por Igor Sechin ¡ªotro hombre de confianza de Putin¡ª, ha anunciado la construcci¨®n de una nueva planta de gas licuado en la isla junto con Exxon-Mobil. En Sajal¨ªn funciona ya la primera de Rusia, controlada por Gazprom, asociado con Shell y las japonesas Mitsui y Mitsubishi.
Las grandes empresas energ¨¦ticas rusas y sus socios multinacionales ven futuro en Siberia Oriental y Sajal¨ªn, pero de momento los ciudadanos residentes en estas regiones se quejan de los altos precios y el escaso provecho que les reportan las mercanc¨ªas que ellos mismos producen. Como si fueran los abor¨ªgenes de una colonia dirigida desde una lejana metr¨®poli, a lo largo del viaje nuestros interlocutores repiten una y otra vez que ¡°Mosc¨² se lo lleva todo¡±, su gas, su petr¨®leo, su carb¨®n, sus ¨¢rboles, sus peces... Y que no esperan nada de la capital del Imperio.
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