El peor presidente

Son especulaciones. Casi todo lo que se sabe sobre lo que sucedi¨® estos ¨²ltimos d¨ªas en la cumbre del poder argentino son especulaciones: reconstrucciones a base de rumores, filtraciones. El s¨¢bado 5 la presidenta Cristina Fern¨¢ndez viuda de Kirchner fue ingresada en una cl¨ªnica privada de Buenos Aires y, desde entonces, todo fueron secretos y susurros.

Durante los dos d¨ªas siguientes el pa¨ªs se pregunt¨® qu¨¦ ten¨ªa su jefa, cu¨¢l era su pron¨®stico y, sobre todo, qui¨¦n lo gobernaba. La presidencia no informaba si era Cristina Fern¨¢ndez o su vice Amado Boudou, acusado en dos docenas de causas por corruptelas varias. Los comunicadores de la presidenta ¡ª?los comunicadores de la presidenta?¡ª no parecen practicar el primer principio de su oficio, el que ense?a que enunciar algo preciso y cre¨ªble sirve para que los otros no puedan decir lo que se les cante: para manejar los t¨¦rminos de la conversaci¨®n. Aunque s¨ª permitieron que The Economist acertara por fin con un buen chiste: ¡°Las noticias de Argentina se parecen a una pel¨ªcula de David Lynch: cuanto m¨¢s te enteras, menos entiendes¡±.

Mientras tanto, el pa¨ªs se arrugaba: la incertidumbre produce esas molestias. Periodistas, pol¨ªticos, economistas ¡ªe incluso honestos ciudadanos¡ª trataban de saber; se dice ¡ªsiempre los rumores¡ª que el c¨ªrculo ¨ªntimo de la presidenta intentaba evitarlo. Y que tambi¨¦n quer¨ªan evitar a Boudou: dicen los que dicen que Cristina Fern¨¢ndez hizo todo lo posible por seguir en su puesto ¡ªy que por eso, al principio, no se anunci¨® la operaci¨®n¡ª pero al fin su salud se lo impidi¨®.

El lunes al mediod¨ªa Amado Boudou recibi¨® por fin oficialmente la presidencia ¡ªpero hasta anoche el Bolet¨ªn Oficial no hab¨ªa publicado, como debe, la medida¡ª. Y, mientras el presidente en funciones dec¨ªa en un acto que su jefa solo necesitaba un poco de reposo, ella se internaba para que la operaran.

La intervenci¨®n, dicen ahora, sali¨® bien. Es un alivio, pero seguimos sin saber mucho sobre el resto. Sabemos que en el peor momento de su vida pol¨ªtica la presidenta va a tener que salir de la escena ¡ªo mantenerse en un rinc¨®n tranquilo¡ª durante semanas. Sabemos que eso va a tener consecuencias para ella y para los dem¨¢s, y no sabemos cu¨¢les.

En pleno proceso de debilitamiento pol¨ªtico, la enfermedad la debilita de otra forma: de un modo que quiz¨¢ la fortifique. Le pas¨® cuando sufri¨® su ataque de mayor debilidad ¡ªcuando se muri¨® su marido¡ª o cuando pareci¨® que ten¨ªa c¨¢ncer. Pero esta vez parece que la desgracia, que siempre la ayud¨®, puede si acaso mejorar su imagen; es improbable que la de su Gobierno. Su enfermedad le permitir¨¢, quiz¨¢, desmarcarse un poco de la derrota anunciada para las elecciones del 27 de octubre, pero no mucho m¨¢s que eso.

Porque, por una vez, lo que le reprocha la mayor¨ªa de los que le reprochan algo ¡ªel 70% que vot¨® en su contra¡ª no tiene que ver con su estilo e imagen sino con su gobierno: con hechos de su Gobierno ¡ªinflaci¨®n, corrupci¨®n, inseguridad¡ª que no van a cambiar aun cuando muchos puedan decir o incluso pensar 'pobre, qu¨¦ mala suerte tiene'.

Y, al mismo tiempo, deber¨¢ pelear contra una burla cruel de su destino: tener que prestarle su presidencia al pol¨ªtico m¨¢s desprestigiado del pa¨ªs. Para la mayor¨ªa de los argentinos, Amado Boudou tiene la peor imagen ¡ªcorrupto, fr¨ªvolo, voluble¡ª de un colectivo que la tiene muy mala. Y a¨²n para los kirchneristas m¨¢s ac¨¦rrimos, que intentan conservar algo del relato ¨¦pico-progre que usaron durante unos a?os, la conducci¨®n de un muchacho fashion formado en el partido de la derecha neoliberal ¡ªUced¨¦¡ª es casi intolerable.

Hace un mes su jefa no lo dejaba participar en la campa?a electoral para no espantar a los votantes; ahora es presidente en funciones por un tiempo impreciso. En la Argentina es dif¨ªcil aburrirse. Inquietarse, irritarse, hartarse es f¨¢cil; aburrirse nunca.

Mart¨ªn Caparr¨®s es escritor y periodista argentino. Su ¨²ltima novela es Com¨ª (Anagrama). Es autor del blog Pamplinas en elpais.com.