Esta es una nueva Le Pen
¡°El FN es el laboratorio de un modelo de gesti¨®n autoritario de la crisis¡±, dice Edwy Plenel
Existe una tendencia generalizada de lo que cabr¨ªa denominar democracia de centro, razonable defensora de los derechos humanos y escrupulosamente respetuosa de ritos y formalidades, a fabricar amalgamas. As¨ª es como empaqueta a todos los partidos de extrema derecha en una sola confusi¨®n, cuando cada uno es quien es, aunque haya un crecimiento de la mayor¨ªa de ellos desde Escandinavia hasta Grecia pasando por Reino Unido. Y el que m¨¢s se presta al equ¨ªvoco puede que sea el Frente Nacional (FN), el movimiento de la familia Le Pen, ayer padre, hoy hija, que figura en primer lugar en las encuestas en Francia y ganaba, como anticipo de las europeas de 2014, las cantonales de Brignoles, el domingo pasado.
??Por qu¨¦ el Frente Nacional computa por encima del 20%, cuando lo homologado era que no rebasara el 10%? Hay factores directamente atribuibles a la coyuntura. El presidente socialista, Fran?ois Hollande, no logra llenar el espacio simb¨®lico que corresponde a un jefe de Estado, en innecesario contraste con su predecesor Nicol¨¢s Sarkozy, que reventaba las costuras del cargo; la crisis econ¨®mica que multiplica el voto contra quien haya cometido el error de estar hoy en el poder; los atroces sucesos de Lampedusa, que, con toda la solidaridad instant¨¢nea que puedan generar, asustan a medio plazo con la perspectiva de la horda inmigrante que viene del Sur; y la obsesi¨®n por hacer la guerra preventiva a la extrema derecha ¡ªManuel Valls, ministro del Interior franc¨¦s, amenazando de expulsi¨®n a la minor¨ªa de gitanos extranjeros¡ª lo que en lugar de atraer o recuperar votos de la xenofobia consigue, con la banalizaci¨®n del problema, que parezca menos radical la posici¨®n del FN. El electorado, puesto a elegir entre el original y la copia, puede preferir el producto genuino. Pero tambi¨¦n hay toda una serie de razones de dise?o propio.
La l¨ªder del FN, Marine, 46 a?os, hija del fundador Jean-Marie Le Pen, est¨¢ reinventando el lepenismo. El padre era hirsuto, cejijunto, siempre pr¨®ximo a sufrir un ataque de apoplej¨ªa pol¨ªtica, mientras que la hija encarna una indignaci¨®n en positivo que, aparte de ser f¨ªsicamente agradable, no se asimila en absoluto a la protesta de la derechona, cat¨®lica, carca y apolillada. No es la protesta de los se?ores, sino la del pueblo, con una dirigente de la que no es tan f¨¢cil hacer un gui?ol como del viejo Le Pen, que hab¨ªa ya nacido con cara de mu?eco de pimpampum. Pero es que eran otros tiempos en los que hac¨ªa falta lo estent¨®reo para existir, mientras que hoy toca convencer a la masa sin caer en el delirium tremens.
?Y el programa?: la sencillez misma. Siempre la pucelle d'Orle¨¢ns; el proteccionismo de todo lo franc¨¦s en riesgo de permanente contaminaci¨®n; y mucho reclamo de soberan¨ªa popular, lo que explica que en los m¨ªtines del partido se cante la Marsellesa, y alg¨²n despistado hasta pueda creer que est¨¢ rodeado de militantes de izquierda. Y como redondeo geopol¨ªtico, la oposici¨®n a un nuevo Orden Mundial del que la UE es coto privilegiado de caza y la Globalizaci¨®n, su ¨¢ngel exterminador. Contra todo ello el FN alza un poderoso ariete presuntamente anticapitalista, la Naci¨®n, seg¨²n parece, enemiga hist¨®rica de la oligarqu¨ªa. Si nos atenemos a la sola ret¨®rica podr¨ªa picar incluso Robespierre, y considerarse aliado, bien que sumamente involuntario, a R¨¦gis Debray, que subrayaba en Le Monde Diplomatique la forma en que ¡°la desregulaci¨®n econ¨®mica neoliberal socavaba los cimientos del poder p¨²blico, que era la gran fortaleza de Francia¡±.
El marino-lepenismo es por todo ello especialmente temible como amenaza que pueda apartar al pa¨ªs del Hex¨¢gono del poderoso surco que traz¨® en 1789: la grande nation como tierra de acogida, el ius solis por encima del ius sanguinis. Y el periodista y escritor franc¨¦s Edwy Plenel, director de M¨¦diapart, aporta una sugerente explicaci¨®n sobre ese peligro: ¡°El FN es el laboratorio de un modelo de gesti¨®n autoritario de la crisis¡±. Desde ese punto de vista la formaci¨®n ultra ni siquiera necesitar¨ªa llegar al poder para ver cumplidos cuando menos una parte de sus objetivos, porque es la masa sumergida, como ocurre con los icebergs, de la pol¨ªtica neoliberal que erosiona el Estado-Providencia en toda Europa. Imaginemos por un momento que el FN fuera el mascar¨®n de proa de un movimiento hiperpopulista europeo, que en 2014 mandara, aun siendo minor¨ªa, una nutrida representaci¨®n al Parlamento de Estrasburgo. Un torpedo disparado contra la idea de una UE democr¨¢tica y solidaria.
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