?Estados Unidos=Italia?
En muchos pa¨ªses avanza la 'vetocracia', un sistema pol¨ªtico plagado de grupos, o hasta individuos, que tienen la capacidad de vetar las iniciativas de sus rivales
Que Italia tenga peri¨®dicamente accidentes pol¨ªticos que paralizan su gobierno no es una sorpresa. Que eso le pase a Estados Unidos s¨ª lo es. Y todo parece indicar que el m¨¢s reciente de estos accidentes en su gobernanza no ser¨¢ el ¨²ltimo que sufrir¨¢ el gigante del norte. Tampoco fue el primero. Entre 1976 y 1996, el Gobierno de EE UU dej¨® de funcionar 17 veces, siempre debido a la falta de acuerdo de los dos partidos. Ninguno de estos paros gubernamentales dur¨® m¨¢s de tres semanas. Pero ninguno de los anteriores ocurri¨® en un ambiente pol¨ªtico tan conflictivo como el m¨¢s reciente. Sabemos las causas: una minor¨ªa obtiene los votos necesarios para tener representaci¨®n en el Congreso y con ello el poder para enredar, posponer, diluir o hasta frustrar las decisiones del Gobierno.
A estos actores no les interesa gobernar, sino bloquear. Su objetivo es impedir, a cualquier costo, el ¨¦xito de sus adversarios, especialmente de aquellos que est¨¢n en el poder. Y justifican las consecuencias da?inas de sus actos como ¡°da?os colaterales¡± en aras de objetivos m¨¢s importantes para la naci¨®n. En la pr¨¢ctica, muchas veces estas conductas solo sirven a los muy particulares intereses de los l¨ªderes de estos grupos, quienes enarbolan las banderas del bien com¨²n para esconder el hecho de que los ¨²nicos beneficiados son ellos y sus m¨¢s cercanos aliados. Pero esto no solo ocurre en Italia o Estados Unidos: estos accidentes de gobernanza se han convertido en una tendencia mundial.
Las democracias del mundo ¡ªtanto las m¨¢s longevas y maduras como las m¨¢s j¨®venes y menos institucionalizadas¡ª muestran rasgos comunes en este sentido. Quiz¨¢s el m¨¢s importante es que los m¨¢rgenes de votaci¨®n con los cuales se ganan las elecciones han venido achic¨¢ndose. Es cada vez menos frecuente que un candidato presidencial arrolle a sus contrincantes. Lo normal es que los comicios se ganen con una ventaja muy estrecha.
En el mundo de hoy prevalecen los electorados polarizados y, en muchos casos, muy fragmentados, cuyos votos no dan un mandato claro o posici¨®n dominante a ning¨²n partido o candidato. Por eso tantos pa¨ªses est¨¢n gobernados por complejas, engorrosas e inestables coaliciones formadas por grupos pol¨ªticos que no solo tienen poco en com¨²n, sino que a veces son claramente antag¨®nicos.
En 30 de los 34 pa¨ªses m¨¢s industrializados que forman parte de la OCDE, el Gobierno se enfrenta a un Parlamento controlado por sus opositores
En 30 de los 34 pa¨ªses m¨¢s industrializados que forman parte de la OCDE, el Gobierno se enfrenta a un Parlamento controlado por sus opositores. En las democracias electorales, los partidos minoritarios han venido ganando terreno desde la posguerra: entre 1944 y 2008, han logrado de promedio m¨¢s de la mitad de los esca?os en los Parlamentos. En 2008, estas formaciones que no representan a la mayor¨ªa de los votantes ocupaban el 55% de los asientos de los Parlamentos del mundo.
En Estados Unidos las posiciones pol¨ªticas se han ido polarizando desde hace d¨¦cadas y, seg¨²n las encuestas, ahora han alcanzado niveles sin precedentes. De acuerdo con Nate Silver, uno de los m¨¢s respetados analistas pol¨ªticos de EE UU, esta polarizaci¨®n se debe principalmente a que los republicanos han extremado m¨¢s sus posiciones, mientras que los dem¨®cratas solo se han movido muy ligeramente hacia la izquierda. Pero quiz¨¢s lo m¨¢s importante es que los dos grandes partidos estadounidenses se han fragmentado y sus dirigentes ya no logran imponer una posici¨®n com¨²n a sus militantes ni mantener una dosis m¨ªnima de disciplina partidista. Las escenas de John McCain y otros exasperados l¨ªderes republicanos apelando por televisi¨®n a Ted Cruz y a sus radicales colegas del Tea Party para que abandonasen las posiciones recalcitrantes que estaban llevando al partido y al pa¨ªs al precipicio han quedado grabadas para la historia.
El profesor Frank Fukuyama ha llamado a esta tendencia vetocracia, es decir, un sistema pol¨ªtico plagado de grupos, o hasta individuos, que tienen la capacidad de vetar las iniciativas de sus rivales pol¨ªticos. Muchos actores tienen el poder de trancar el juego y muy pocos el poder de lograr que sus iniciativas y decisiones sean adoptadas.
Las fuerzas que estimulan la aparici¨®n de las vetocracias son muchas y variadas ¡ªde las crisis econ¨®micas que disminuyen los est¨¢ndares de vida y aumentan la impaciencia de los votantes a los frecuentes esc¨¢ndalos de corrupci¨®n de pol¨ªticos y gobernantes; de la revoluci¨®n en las comunicaciones y la informaci¨®n a los cambios demogr¨¢ficos¡ª. Pero en todos los casos conducen a la disfunci¨®n pol¨ªtica, que ya forma parte del panorama de muchos pa¨ªses y cuyas secuelas nos afectan a todos. El poder est¨¢ cambiando de maneras sorprendentes y a¨²n poco comprendidas.
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