Un cauto aunque sustancial optimismo
Putin sabe que el bipolarismo no puede volver y que EE UU no puede ser desafiado
Durante las ¨²ltimas semanas, Rusia ha dado grandes muestras de esa firmeza que caracteriza desde hace tiempo la propuesta pol¨ªtica y el estilo de Vladimir Putin. No hay duda de que el ganador activismo ruso ha sido posible gracias a las indecisiones sobre Siria de Barack Obama, que se ha visto empujado a un conflicto en el que no cre¨ªa. Con su iniciativa diplom¨¢tica sobre las armas qu¨ªmicas, Putin le ha ofrecido una salida. Sin embargo, ser¨ªa un error pensar que el ¨¦xito, pol¨ªtico y de visibilidad, del l¨ªder ruso, es un fen¨®meno circunstancial, resultado de una diplomacia muy h¨¢bil que ha sabido aprovechar la ocasi¨®n del momento.?
Merece la pena interpretar estos ¨²ltimos acontecimientos a la luz de una estrategia pol¨ªtica coherente de la Rusia de Putin, cuyos contornos y fines son todo menos misteriosos.
En la base de todo est¨¢ la humillaci¨®n del pueblo ruso, tambi¨¦n en sus componentes anticomunistas, por la p¨¦rdida de su anterior posici¨®n mundial y por la fragmentaci¨®n de un Estado que la mayor¨ªa de los ciudadanos habr¨ªa preferido mantener incluso despu¨¦s del final de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Precisamente este sentimiento es el que expresaba Putin cuando en 2005 defini¨® el fin de la URSS como ¡°la mayor cat¨¢strofe geopol¨ªtica del siglo XX¡±.?
Pero ?c¨®mo superar esta humillaci¨®n, devolver a Rusia a la posici¨®n mundial que nunca ha dejado de considerar ¨C hist¨®rica y culturalmente antes que pol¨ªticamente ¨C un derecho propio? ?Y en qu¨¦ medida esta ambici¨®n es compatible con nuestros intereses, como europeos y como italianos?
Los analistas que hablan de una vuelta a la Guerra Fr¨ªa no han entendido que, aunque esta aspiraci¨®n es antigua, las estrategias y las t¨¢cticas para convertirla en realidad son nuevas, y tienen en cuenta las transformaciones tanto de Rusia como del mundo.?
Putin es ambicioso, pero no megal¨®mano. Sabe perfectamente que la ¨¦poca del bipolarismo no puede volver y que Estados Unidos no puede ser desafiado y tampoco contrarrestado. Es inconcebible hacerlo en el ¨¢mbito militar, donde la desproporci¨®n de fuerzas es enorme, y donde el equilibrio de las armas estrat¨¦gicas, que esencialmente se ha mantenido, muestra m¨¢s a¨²n que en los tiempos de la Guerra Fr¨ªa su total irrelevancia pol¨ªtica. La hip¨®tesis de una competencia en el ¨¢mbito econ¨®mico es a¨²n m¨¢s irreal de lo que era en los tiempos de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Y finalmente, desde luego, no hay materia para una competici¨®n ideol¨®gica, dado que la Rusia de Putin comparte oficialmente no solo el capitalismo sino tambi¨¦n la democracia, aunque con una interpretaci¨®n bastante peculiar que justifica la definici¨®n de ¡°imitation democracy¡± que le han dado algunos acad¨¦micos.?
Putin ha entendido, con gran realismo, que el ¨²nico terreno en el que Rusia puede hacer valer sus intereses y acreditar su imagen de gran potencia es el diplom¨¢tico.?
Desde luego, Rusia no ha dejado de causar problemas y de oponerse a los intereses estadounidenses: ayudando a los enemigos de Washington; ejerciendo presi¨®n sobre pa¨ªses que est¨¢n de parte de ese ¡°extranjero cercano¡± (desde Asia Central hasta el C¨¢ucaso y Ucrania) que Mosc¨² pretende mantener en su propia esfera de influencia aunque formalmente sean independientes; oponi¨¦ndose con dureza a los planes estadounidenses de desplegar sistemas antimisiles cerca de sus fronteras.
Pero todas estas partidas se ven como fichas de un juego diplom¨¢tico m¨¢s amplio y m¨¢s importante, en el que mucho, si no todo, es negociable a cambio de fines mucho m¨¢s significativos y sustanciales. Un juego que Rusia pretende seguir en muchos terrenos, pero sobre todo en el plano multilateral. Es suficiente con echar un vistazo al texto, aprobado el pasado mes de febrero, en el que se exponen los fines de la pol¨ªtica exterior rusa (La concepci¨®n de pol¨ªtica exterior de la Federaci¨®n Rusa) para ver cu¨¢ntas veces se menciona a Naciones Unidas y tambi¨¦n a las embrionarias, aunque din¨¢micas, iniciativas multilaterales que Rusia promueve en Asia.?
Mosc¨² da por descontado que no habr¨¢ nunca m¨¢s una dimensi¨®n bipolar de las relaciones internacionales y ¨C como en el provocador editorial de Putin del pasado 11 de septiembre en The New York Times ¨C le gusta recordar a los estadounidenses que su sue?o unipolar ha fracasado irrevocablemente. Solo queda la hip¨®tesis multipolar, en la que algunos pa¨ªses no pueden aspirar a imponerse m¨¢s all¨¢ de reglas y compromisos, pero s¨ª a ser, dado su peso objetivo, ¡°m¨¢s igual que los dem¨¢s¡±, no solo en lo que respecta a la tutela de sus intereses, sino tambi¨¦n al momento en que se toman decisiones fundamentales relacionadas con la estructura y las reglas del sistema internacional. En efecto, al principio del citado documento estrat¨¦gico, leemos una referencia a la ¡°mayor responsabilidad¡± de Rusia en la definici¨®n de la agenda internacional y en la estructuraci¨®n del sistema de relaciones internacionales. ?Pero no es quiz¨¢ el panorama multipolar el ¨²nico en el que tambi¨¦n la Uni¨®n Europea puede aspirar a desempe?ar un papel mundial?
El desaf¨ªo de Rusia ser¨¢ acogido por estadounidenses y europeos de forma muy cr¨ªtica (desde luego, no todos los intereses podr¨¢n coincidir), pero no premeditadamente hostil. Por lo que respecta a Italia, hay que decir que en esta nueva fase ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil avanzar en la l¨ªnea del di¨¢logo y la colaboraci¨®n a la que Italia nunca ha renunciado, a pesar de ciertas dificultades con Washington, ni siquiera en los tiempos de la Guerra Fr¨ªa. En Italia siempre se ha mirado a Rusia como a un socio de gran inter¨¦s desde el punto de vista econ¨®mico-comercial. Por la energ¨ªa, naturalmente, pero no solo. Los datos m¨¢s recientes han puesto de relieve un hecho llamativo: Estados Unidos ha superado a Rusia en la producci¨®n de petr¨®leo y de gas.
En perspectiva, esto significar¨¢ que Rusia tendr¨¢ que disminuir su actual dependencia de la exportaci¨®n de energ¨ªa y desarrollar mucho m¨¢s y mucho mejor de lo que ha hecho hasta ahora su potencial industrial. Se abren por lo tanto, para Italia, y en general para Europa, oportunidades esenciales para entablar una relaci¨®n que vaya mucho m¨¢s all¨¢ del mero intercambio comercial, y que se desplace m¨¢s bien hacia la integraci¨®n productiva y la colaboraci¨®n tecnol¨®gica. Pero para Italia no se trata solo de econom¨ªa. Una Rusia que, en el ¨¢mbito de Naciones Unidas, pasa del proverbial nyet a un juego m¨¢s flexible en el intento de hacer valer su propio papel y sus propios intereses a trav¨¦s del sistema de la ONU y no en su contra, solo puede ser visto positivamente por un pa¨ªs que, como Italia, ha demostrado concretamente la fuerte orientaci¨®n multilateral de su pol¨ªtica exterior.
Desde luego, Rusia ¨C y citamos ahora el documento del pasado febrero sobre el concepto ruso de pol¨ªtica exterior ¨C no tiene ninguna intenci¨®n, como tampoco la tienen los dem¨¢s miembros permanentes, de abandonar su estatus privilegiado en el ¨¢mbito del Consejo de Seguridad, pero admite tambi¨¦n, como desde hace tiempo insiste Italia, la necesidad de que el Consejo de Seguridad sea m¨¢s representativo y se pueda ampliar. En lo que respecta a Rusia, en Roma prevalece un cauto aunque sustancial optimismo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.