Gritos de ¡°asesinos¡± a las autoridades en el funeral por las v¨ªctimas de Lampedusa
Lo peor no fue que Letta no asistiera, sino que enviara a Angelino Alfano, partidario de la ley Bossi-Fini que criminaliza a los inmigrantes
Como se tem¨ªa, el funeral de Estado que prometi¨® el primer ministro italiano, Enrico Letta, durante su visita fugaz a Lampedusa se qued¨® en un mero tr¨¢mite, una ceremonia sin ata¨²des ni supervivientes, en un puerto tur¨ªstico -el de Agrigento, Sicilia- situado a m¨¢s de 200 kil¨®metros del lugar donde se ahogaron 387 inmigrantes hace ya dos semanas y media. "Esto no es un funeral de Estado, esto es una farsa de Estado", dijo el alcalde de Agrigento, Marco Zambuto, quien adem¨¢s calific¨® de "pu?alada a los muertos" la presencia en el acto de representantes diplom¨¢ticos de Eritrea, "el pa¨ªs del que muchas de las v¨ªctimas quer¨ªan huir".
Lo peor del asunto no fue que Letta no asistiera al funeral, sino que enviara en su nombre a Angelino Alfano, vicepresidente del Gobierno, ministro del Interior y, como buen dirigente del Pueblo de la Libertad (PDL) de Silvio Berlusconi, ferviente partidario de la ley Bossi-Fini que criminaliza a los inmigrantes y a quien les tiende una mano. Su presencia en el funeral no fue precisamente un prodigio de diplomacia. Al t¨¦rmino del acto, en el que tambi¨¦n participaron los ministros de Defensa e Integraci¨®n, los guardaespaldas tuvieron que llevarse a Alfano casi en volandas mientras buena parte de los asistentes le gritaban "asesino, asesino".
La celebraci¨®n del funeral en Agrigento no ten¨ªa para muchos ning¨²n sentido. Entre ellos se encontraba la alcaldesa de Lampedusa, Giusi Nicolini, quien acus¨® entre l¨ªneas a Enrico Letta de haber prometido en falso un funeral de Estado: "?Por qu¨¦ los funerales no se han celebrado en Lampedusa? Si hubi¨¦ramos sabido que se iban a celebrar as¨ª los funerales, los hubi¨¦ramos organizado nosotros antes de dejar salir a las v¨ªctimas. La verdad es que la decisi¨®n del funeral de Estado naufrag¨® en el momento mismo en que se anunci¨®: nunca ha habido se?ales concretas". Ni de eso ni de una presencia m¨¢s activa del Gobierno en Lampedusa. Aunque el presidente de la Rep¨²blica, Giorgio Napolitano, pidi¨® hace 15 d¨ªas al Ejecutivo que se trasladase a la isla para tomar desde all¨ª las decisiones, a¨²n lo est¨¢n esperando. En un intento por desbloquear la situaci¨®n -a pesar de las promesas de Letta y del presidente de la Comisi¨®n Europea Jos¨¦ Manuel Durao Barroso, el centro de acogida sigue en condiciones infrahumanas--, la alcaldesa Nicolini acudi¨® ayer a Roma y se reuni¨® con el presidente Napolitano.
Mientras, en Lampedusa, una parte de los 155 supervivientes del naufragio del 3 de octubre -en su mayor¨ªa eritreos, pero tambi¨¦n sudaneses y et¨ªopes-protestaron ante los responsables del centro de acogida por no permitirles acudir a Agrigento para honrar a sus compa?eros de traves¨ªa. Durante el acto, algunas pancartas tambi¨¦n reclamaban su presencia con lemas como "?D¨®nde est¨¢n los supervivientes?" o "Sangre nostrum, v¨ªctimas de vuestras leyes".
"Hemos llegado con tres autobuses desde Roma y otros tres desde Mil¨¢n", dijo a la agencia Ansa la eritrea Naznet Indipendenca Araia, quien lleg¨® a Italia en 1979 y trabaja como int¨¦rprete. "Han llegado representantes de otras comunidades eritreas desde todo el mundo. No conoc¨ªamos a las v¨ªctimas, pero son nuestras v¨ªctimas. Quer¨ªamos acercarnos a los ministros para preguntarles por qu¨¦ no han tra¨ªdo a los supervivientes. El ministro del Interior [y tambi¨¦n el primer ministro Letta] dijo que los muertos tendr¨ªan autom¨¢ticamente la ciudadan¨ªa. ?Y los vivos, qu¨¦ tienen?"
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