Riesgo de par¨¢lisis

En Europa acostumbramos a quejarnos de nuestras instituciones, salvo seguramente en Gran Breta?a. Pero ?qu¨¦ decir de Estados Unidos? La todav¨ªa primera potencia mundial se enfrenta a una situaci¨®n que cada vez tiene m¨¢s visos de grave crisis institucional. Y a un evidente riesgo de par¨¢lisis. En todo caso, est¨¢ dando un espect¨¢culo de desorganizaci¨®n y debilitamiento. Si a esto a?adimos una presidencia dubitativa en el plano de la pol¨ªtica exterior, los norteamericanos har¨ªan bien en preocuparse mucho m¨¢s de s¨ª mismos que del resto del mundo. A las pruebas me remito. Primero vino el triste y desafortunado shutdown, fruto de un chantaje de una facci¨®n del Partido Republicano, que supeditaba la aprobaci¨®n del presupuesto a la retirada del servicio sanitario creado por Barack Obama. La Obamacare, una reforma que, a ojos de los europeos, parece el m¨ªnimo imprescindible, es decir, el acceso a una cobertura m¨¦dica para las innumerables personas que carec¨ªan de ella. A esto ha venido a a?adirse la discusi¨®n sobre el techo de la deuda, resuelta in extremis. Tanto es as¨ª que China, principal acreedor de Estados Unidos, lleg¨® a ¡°preocuparse¡±: hasta tal punto es cierto que la confianza que inspira Estados Unidos no se basa solo en el poder¨ªo de su econom¨ªa, sino tambi¨¦n en su capacidad para asumir sus deudas.

China, en todo caso, ha tocado precisamente donde duele. Seguramente, estos dos episodios ¨²nicamente han quedado aplazados, pues el acuerdo alcanzado en el Congreso solo es v¨¢lido hasta comienzos del a?o que viene.

Y he aqu¨ª que, desde los primeros d¨ªas de su aplicaci¨®n, la Obamacare, primera y ¨²nica verdadera victoria de la presidencia de Obama hasta la fecha, se ha visto pr¨¢cticamente paralizada... ?por problemas inform¨¢ticos! ?Una p¨¢gina web insuficientemente preparada! En resumen: una tecnolog¨ªa defectuosa. El pa¨ªs que nos domina a trav¨¦s del tri¨¢ngulo de oro Google-Facebook-Twitter es incapaz de controlar su propia tecnolog¨ªa cuando esta se encuentra al servicio de sus ciudadanos. No se puede ilustrar mejor la debilidad de un sistema. De hecho, este reposa fundamentalmente en su capacidad permanente de conciliar puntos de vista diferentes y de hacer una fuerza de la extraordinaria diversidad de este pa¨ªs. En los cimientos de las instituciones estadounidenses, en todo caso en su esp¨ªritu, se halla la cultura del consenso: la que obliga a los dos partidos de Gobierno a ponerse de acuerdo a intervalos regulares para preservar sus fuerzas con respecto al exterior.

Sin embargo, este esquema est¨¢ siendo desmontado cada vez m¨¢s abiertamente por la radicalizaci¨®n del Partido Republicano. Este se encuentra hoy bajo la presi¨®n constante del Tea Party, es decir, de la forma estadounidense del populismo. As¨ª pues, en este momento est¨¢ teniendo lugar una batalla decisiva. Por una parte, entre los republicanos y el Tea Party; pero sobre todo, en el seno del Partido Republicano, entre aquellos que se sienten tentados por la radicalizaci¨®n para no verse superados por la derecha y aquellos que se niegan a someterse a esta presi¨®n demag¨®gica. Algo que ya ha conducido a un primer shutdown. Esto deber¨ªa recordarnos una cosa: el auge populista en Europa (especialmente en Francia) fomenta en el seno de los partidos de derecha la misma tentaci¨®n de deriva hacia los extremos. Y como, a pesar de todo, seguimos bajo la influencia de Estados Unidos, esta batalla nos ata?e. Esperemos que los moderados, los sensatos, en una palabra: los dem¨®cratas, recuperen sin tardanza el control del Partido Republicano.

Traducci¨®n de Jos¨¦ Luis S¨¢nchez-Silva