Calcuta junto al Capitolio
Mientras que la capital de Estados Unidos se convierte en uno de los principales polos de riqueza, su distrito 8 se estanca en el desamparo. Sus ¨ªndices de desempleo, pobreza, abandono escolar y salud duplican los de la ciudad
¡°Aqu¨ª no solo no ha cambiado nada sino que todo est¨¢ peor¡±. La ciudad de Washington y su entorno han experimentado en los ¨²ltimos a?os un notable desarrollo econ¨®mico que, sin embargo, no ha llegado ni por asomo a su barrio m¨¢s deprimido. Ibrahim Ranson, un joven negro de 27 a?os, sabe bien de lo que habla. Ha vivido toda su vida en el Ward 8, el distrito m¨¢s pobre de la capital, y recurre a todo tipo de ejemplos para relatar c¨®mo siente que cada vez tiene menos oportunidades de salir del atolladero en el que se encuentra: sin trabajo desde hace varios a?os, viviendo en un centro de acogida y dependiente de las ayudas del Gobierno. El ¨²nico aspecto positivo que resalta es que la presencia policial ha aumentado ligeramente en la zona. El resto de desigualdades, asegura, siguen enquistadas en este barrio al sureste de la ciudad y, de hecho, las estad¨ªsticas le dan claramente la raz¨®n: las disparidades econ¨®micas y sociales en el Ward 8 duplican y en ocasiones triplican los est¨¢ndares del resto de Washington y Estados Unidos.
Una retah¨ªla de cifras de toda ¨ªndole habla por s¨ª sola. Mientras que la tasa de paro se sit¨²a en el 7,2% en Estados Unidos y en el 8,7% en Washington DC, en el distrito 8 se dispara hasta el 21,3%, seg¨²n los ¨²ltimos datos disponibles. Pese a haber ca¨ªdo t¨ªmidamente en el ¨²ltimo a?o, la tasa a¨²n supera en siete puntos la del segundo distrito con m¨¢s desempleo. El panorama tambi¨¦n es desolador en t¨¦rminos de pobreza: entre 2007 y 2011 fue del 36% en el Ward 8, enfrente del 18% del resto de la capital federal. La comparaci¨®n empeora a¨²n m¨¢s entre la poblaci¨®n infantil, del 49% y del 28% respectivamente.
En la otra orilla del r¨ªo Anacostia, hacia el centro de la ciudad, las cosas se ven con mucho m¨¢s optimismo. All¨ª empieza el distrito 6, que en los ¨²ltimos a?os ha empezado lentamente a renacer gracias a suculentas inversiones tras una larga etapa azotado tambi¨¦n por el drama de la pobreza y la inseguridad. Esta zona, junto a otras m¨¢s al norte y al oeste, s¨ª se ha beneficiado del buen comportamiento de la econom¨ªa de Washington en los ¨²ltimos a?os, seg¨²n apunta Peter A. Tatian, investigador del Urban Institute, que, junto al Ayuntamiento, ha llevado a cabo un profundo an¨¢lisis estad¨ªstico de los ocho distritos de la capital.
Washington ha conseguido resistir mejor que otras ciudades los efectos de la recesi¨®n de 2008 al atraer a nuevos perfiles de profesionales m¨¢s all¨¢ del ej¨¦rcito de funcionarios federales que han colmado desde siempre la urbe. As¨ª, la creciente actividad de abogados, lobistas, consultores y grandes contratistas de defensa aup¨® en 2010 al ¨¢rea metropolitana de Washington a superar a la de San Jos¨¦ -en California, donde se ubica la meca tecnol¨®gica de Silicon Valley- como la de mayor renta per c¨¢pita de Estados Unidos. De hecho, a simple vista es bien patente el resurgir de muchas zonas de Washington, con un sinf¨ªn de construcciones de edificios y la apertura de nuevos servicios.
Este progreso econ¨®mico, sin embargo, no ha conllevado una reducci¨®n de las disparidades entre clases. Tras el estado de Nueva Jersey, Washington DC y la aleda?a Virgina son los que tienen una mayor divergencia de renta entre su poblaci¨®n. Los trabajadores con mayor sueldo cobran hasta cinco veces m¨¢s que los peor remunerados, seg¨²n un estudio del Commonwealth Institute. Como es previsible, en ese extremo negativo de la balanza se encuentra el Ward 8. El distrito -ubicado a escasos seis kil¨®metros al este de la Casa Blanca y a tres del Capitolio- registra unos ingresos medios por hogar casi tres veces inferiores al promedio del conjunto de Washington.
Pero m¨¢s all¨¢ de la crudeza de las cifras actuales, lo m¨¢s alarmante es que el nivel de renta y buena parte de los otros indicadores de bienestar del barrio han empeorado en las ¨²ltimas dos d¨¦cadas. As¨ª, el Ward 8 retrocede y persiste sumido en su abismo, mientras el resto de la ciudad evoluciona. Por ejemplo, las actuales tasas de pobreza y desempleo son ligeramente superiores a las del a?o 2000, y si se echa la mirada a 1990 llegan a situarse diez puntos por encima. ¡°La falta de ingresos conduce a un c¨ªrculo de pobreza del cual es dif¨ªcil salir¡±, agrega Tatian en conversaci¨®n telef¨®nica. ¡°A todo ello se le suman otros elementos que est¨¢n interconectados. La calidad de la educaci¨®n no es la mejor y existe un d¨¦ficit de instalaciones m¨¦dicas¡±.
De hecho, en t¨¦rminos educativos y sanitarios se mantiene la analog¨ªa negativa con la capital. El abandono escolar y la tasa de adolescentes que han sido madres en el Ward 8 superan en diez puntos la media de Washington, en tanto que la mortalidad infantil lo hace en siete. En este caso, los datos apenas han mejorado en las ¨²ltimas dos d¨¦cadas, un ejemplo m¨¢s del estancamiento que vive el distrito. Adem¨¢s, las familias sin padre superan en 24 puntos el promedio, mientras que el porcentaje de infectados por VIH concede al barrio peores ¨ªndices que los de algunos pa¨ªses africanos. Un c¨ªrculo de factores tr¨¢gicos que, como es tristemente habitual, se cierra con una mayor tasa de inseguridad: siete cr¨ªmenes violentos m¨¢s por cada mil que en toda la ciudad. Tambi¨¦n cotas similares a las del 2000.
Una inseguridad que dice conocer bien Carmen L¨®pez, una estadounidense de origen cubano de mediana edad. ¡°Cada ni?o de este barrio ha presenciado por lo menos un crimen en alg¨²n momento¡±, explica con angustia a las puertas de un centro social del Ayuntamiento, que gestiona la concesi¨®n de ayudas a los m¨¢s desfavorecidos. El edificio se encuentra en una de las calles principales del Ward 8, la avenida Martin Luther King Junior. A simple vista, se trata de una calle parecida a otras tantas de Washington con hileras de casas antiguas. No obstante, las casas est¨¢n un tanto destartaladas y llama la atenci¨®n la numerosa cantidad de hombres apostados en grupos en las esquinas, as¨ª como los que deambulan sin demasiado entusiasmo arriba y abajo de la avenida.
Ibrahim Ranson, el joven que encabezaba este reportaje, es una de esas personas que matan su abundante tiempo libre dando vueltas por el barrio y hablando con conocidos. Ibrahim es tambi¨¦n uno de los 44.228 beneficiarios en el Ward 8 (casi el doble que hace seis a?os) de los cupones que otorga el Gobierno para la compra de comida. Con diferencia, se trata del distrito de Washington donde m¨¢s cupones se conceden, frente a un promedio de 18.536 receptores, seg¨²n los datos de este a?o. Ibrahim recibe 200 d¨®lares al mes en vales que intercambia por alimentos en supermercados. Desde hace unos a?os se beneficia de este programa y denuncia que ¡°no es suficiente¡± dinero para poder comer durante un mes. Sus problemas empezaron cuando dej¨® la universidad a los pocos meses de empezarla para poder ayudar a su familia. Desde entonces busca un trabajo que no aparece. Se declara ¡°frustrado¡± por su situaci¨®n, asegura que aceptar¨ªa cualquier empleo pero lamenta que las empresas no lo consideren ¡°lo suficientemente bueno¡± para contratarlo.
¡°Entras en una din¨¢mica que te atrapa¡±, tercia a su lado Andr¨¦, un hombre negro de 36 a?os, que hace cola en la calle para apuntarse a un plan de llamadas de m¨®vil para receptores de los cupones de alimentos. En su caso, dice asumir con zozobra que se encuentra ante un muro infranqueable al tener antecedentes penales por tr¨¢fico de drogas: ¡°Nunca me van a contratar. No hay nada que pueda hacer. Es deprimente¡±. Antes trabajaba de fontanero pero fue despedido al ser detenido. Seg¨²n Carmen L¨®pez, cerca del 75% de las personas de 25 a?os del barrio han sido arrestadas en alg¨²n momento. ¡°Como que no tienen nada que hacer se meten en problemas¡±, alega. ¡°Tampoco ayuda que est¨¦n rodeados de pandillas y que en muchas familias haya problemas de alcohol y drogas¡±.
?A qu¨¦ se debe el desamparo end¨¦mico del Ward 8? El investigador Tatian sostiene que no hay motivos espec¨ªficos sino una serie de factores que confluyen y que han ido socavando la vida del barrio y desestructurando a sus familias. Hist¨®ricamente la mayor¨ªa de habitantes del distrito 8 eran blancos, a diferencia de otras zonas del entorno de Washington en las que era mayoritaria la poblaci¨®n negra que llegaba a la ciudad huyendo del sur de Estados Unidos, primero de la esclavitud y luego de la segregaci¨®n racial. Sin embargo, a ra¨ªz del movimiento de los derechos civiles en los convulsos a?os 60, las familias blancas decidieron buscar un entorno m¨¢s aislado y comenzaron a emprender su ¡°¨¦xodo¡± hacia los suburbios de Washington. Entonces, se?ala Tatian, el distrito empez¨® a ser repoblado por la fr¨¢gil minor¨ªa negra y se origin¨® el actual c¨®ctel de pobreza, desempleo y violencia. ¡°Su ubicaci¨®n junto al r¨ªo ha hecho que siempre haya sido una zona aislada. La red de metro no lleg¨® hasta hace poco, por lo que nunca se produjo un verdadero desarrollo econ¨®mico. El Ayuntamiento tiene que hacer m¨¢s y aumentar la inversi¨®n¡±, opina. A modo de ejemplo, es la zona con menos parques p¨²blicos de la ciudad.
El consistorio tiene en marcha distintos planes de mejora del distrito. ¡°La situaci¨®n ha mejorado mucho en los ¨²ltimos a?os¡±, subraya una portavoz del centro social, obviando que tanto las estad¨ªsticas como los testimonios recogidos en la calle coinciden en destacar que el panorama se ha deteriorado y que apenas vislumbran esperanzas. Sin duda, la reciente mejora econ¨®mica de Washington ha pasado de largo del Ward 8 pero el origen de toda esta triste realidad va mucho m¨¢s all¨¢ de la coyuntura actual y se cementa en profundos desequilibrios y prejuicios estructurales. Y es que, en definitiva, el drama latente que subyace tras las horribles estad¨ªsticas del distrito 8 es el de las desigualdades raciales a¨²n existentes en Estados Unidos. Un 94% de la poblaci¨®n del barrio es de raza negra. Por poner solo un ejemplo, un negro tiene actualmente seis veces m¨¢s probabilidades que un blanco de ser condenado a c¨¢rcel por un tribunal. Seguramente, este distrito al sureste de Washington sea de los lugares de Estados Unidos donde, casi cinco d¨¦cadas despu¨¦s del fin de la segregaci¨®n racial, es m¨¢s patente el mantenimiento de estas profundas disparidades.
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