Luces y sombras de la tormenta Sandy
Un a?o despu¨¦s cerca de 20.000 casas en el Estado de Nueva York siguen en ruinas y 100 familias viven a¨²n en hoteles Una exposici¨®n y dos libros de fotograf¨ªas recuerdan las inundaciones
Sandy lleg¨® el 29 de octubre de 2012 y no trajo lluvia, sino una brutal crecida de aguas que aneg¨® la ciudad de Nueva York y desat¨® el caos durante cerca de una semana. Murieron 68 personas en este Estado y 71 en Nueva Jersey. Se inundaron los t¨²neles del metro, la planta el¨¦ctrica que alimenta la parte sur de Manhattan y miles de personas se quedaron atrapadas. Un a?o despu¨¦s la estaci¨®n de metro de la l¨ªnea N, la que qued¨® m¨¢s afectada, ofrece viajes gratis y se ha organizado una vigilia con velas para conmemorar la brutal inundaci¨®n que par¨® la fren¨¦tica actividad de Nueva York y puso encima de la mesa las abismales diferencias econ¨®micas que separan a los habitantes de esta ciudad. Las mechas de las velas del recuerdo se encender¨¢n a las siete de la tarde, pero ya desde primera hora de la ma?ana el gobernador y el alcalde de la ciudad comenzaron con los actos del primer aniversario de Sandy.
Michael Bloomberg visit¨® Crescent Beach en Staten Island, una de las zonas m¨¢s castigadas por el hurac¨¢n en la que a¨²n queda mucho por reconstruir. El cuerpo de ingenieros del Ej¨¦rcito est¨¢ levantando un muro de protecci¨®n que deber¨ªa estar terminado antes de final de a?o. Pero lo cierto es que la mayor¨ªa de los planes de construcci¨®n de presas o barreras que protejan esta pedan¨ªa y la zona costera de Queens, los Rockaways, siguen estancados. El a?o transcurrido ha servido para reflexionar y analizar posibles soluciones pero queda mucho trabajo por hacer. Este verano la administraci¨®n de Bloomberg present¨® las conclusiones de un panel sobre cambio clim¨¢tico: se espera que el nivel del mar suba entre 30 y 76 cent¨ªmetros en 2050, casi 70 kil¨®metros de costa quedar¨ªan expuestos a inundaciones semanales. El informe sobre las infraestructuras necesarias para hacer frente a esto?situaba en 20.000 millones de d¨®lares su coste. Un dinero que deber¨ªa ser invertido en la pr¨®xima d¨¦cada y, por tanto, un reto que aguarda al siguiente alcalde. Los da?os y el cese de actividad durante los d¨ªas posteriores a Sandy en 2012 provocaron p¨¦rdidas estimadas en 19.000 millones.
La reacci¨®n del Gobierno federal en las postrimer¨ªas de la inundaci¨®n fue r¨¢pida y se asignaron 60.000 millones para esfuerzos de reconstrucci¨®n y ayudas a los particulares afectados, pero por las trabas burocr¨¢ticas m¨¢s de 20.000 hogares a¨²n sigan en ruinas. Unas 100 familias siguen vagando por habitaciones de hoteles, desde hace unos meses costeadas por la Cruz Roja. El gobernador Andrew Coumo que en la ma?ana del martes arranc¨® su recorrido en la zona baja de Manhattan, a¨²n tiene pendiente ultimar la comprar por parte del estado de unas 300 casas que quedaron arrasadas y que no ser¨¢n reconstruidas, sino que quedar¨¢n desiertas conformando un cintur¨®n de seguridad. Solo media docena de estas compras han sido cerradas.
El retraso en la asignaci¨®n de las ayudas y la implementaci¨®n de los planes de protecci¨®n ha impulsado a muchos a tomar medidas por su cuenta. Muchos edificios de oficinas en el distrito financiero de Manhattan han construido muros de protecci¨®n y la el¨¦ctrica Confederated Edison ha subido las paredes de su planta en Manhattan, la misma que qued¨® inundada y dej¨® a oscuras la parte baja de la isla. Muchos particulares han montado sus casas sobre pilares en los Rockaways y en Long Island los vecinos de Montauk, en la punta oeste de los Hamptons, han construido barreras en el mar frente a sus casas.
La crisis provocada por Sandy expuso la vulnerabilidad de la ciudad y sus infraestructuras. El principal hospital p¨²blico, Belllevue qued¨® a oscuras y tuvo que ser evacuado despu¨¦s de tres d¨ªas. Y es precisamente el deficiente plan de evacuaci¨®n previsto para personas mayores y minusv¨¢lidos el motivo por el que se ha interpuesto una demanda federal contra ciudad.
Pero la tormenta tambi¨¦n ofreci¨® una posibilidad a los neoyorquinos de mostrar su solidaria fuerza y capacidad de reacci¨®n. Con los metros parados en seco y una preocupante escasez de gasolina, compart¨ªan coches, se ofrec¨ªan como voluntarios en zonas masacradas como Breezy Point, donde el hurac¨¢n provoc¨® un fuego que arras¨® m¨¢s de 130 casas, o en los altos edificios de apartamentos donde hab¨ªa personas mayores atrapadas. Muchos restaurantes en el por unos d¨ªas oscuro sur de Manhattan decidieron ofrecer cenas gratis, mientras los m¨¢s afortunados escapaban a la zona alta de la isla. Ahora, un a?o despu¨¦s de la apocal¨ªptica experiencia, imbuido en parte por aquel esp¨ªritu que uni¨® a los neoyorquinos, el fot¨®grafo de Magnum Gilles Peress ha sacado un libro?que regala y el Museo de la Ciudad de Nueva York inaugura una exposici¨®n con fotograf¨ªas captadas con m¨®viles en aquellos d¨ªas. Inundada o seca, fotog¨¦nica siempre, Nueva York.
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