¡°Es urgente una gran batalla europe¨ªsta¡±
El primer ministro italiano teme que Europa no se d¨¦ cuenta del avance de la antipol¨ªtica
![El primer ministro italiano, Enrico Letta.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/S63XDA37VXRMQLCEIGDKQTSXBY.jpg?auth=65fa0dbdb72f0be3864071fc5a774843a12e158884267f4f62723b0fe6cb34d5&width=414)
El socialdem¨®crata Enrico Letta (Pisa, 1966) lleva seis meses al frente del Gobierno de Italia, pero a¨²n no ha ocupado el apartamento reservado al primer ministro en la tercera planta del palacio Chigi. Tal vez porque prefiere que su familia siga viviendo en el barrio de Testaccio ¡ªsus hijos van a la escuela p¨²blica¡ª o quiz¨¢ porque no se f¨ªa de que Silvio Berlusconi, con quien mantiene un tormentoso pacto de Gobierno, llame por su cuenta al cami¨®n de la mudanza. Como si no tuviera problemas en casa, Enrico Letta ha convertido en una misi¨®n la lucha contra los populismos. Teme que, al igual que sucedi¨® en Italia, Europa no se d¨¦ cuenta del avance de la antipol¨ªtica hasta que sea demasiado tarde.
Pregunta. ?Hasta qu¨¦ punto es el populismo un peligro creciente para la estabilidad de Europa?
Respuesta. Aunque est¨¢ muy subestimado, existe un riesgo muy grande de que el pr¨®ximo mes de mayo se elija el Parlamento Europeo m¨¢s antieuropeo de la historia. Lo m¨¢s probable es que en algunos de los grandes pa¨ªses y tambi¨¦n en los m¨¢s peque?os nos encontremos con un crecimiento de todos los partidos y movimientos euroesc¨¦pticos y antieuropeos. Con un efecto muy negativo y peligroso. El a?o pr¨®ximo, Italia presidir¨¢ el segundo semestre, el primero de la nueva legislatura, con el consiguiente cambio del presidente del Consejo Europeo y de la presidencia de la Comisi¨®n. El tema de fondo ser¨¢ pasar de la legislatura de la austeridad (2009-2014) a la del crecimiento, pero el riesgo de encontrarnos con el Parlamento m¨¢s euroesc¨¦ptico de la historia hace que este objetivo nazca cojo, atascado. Y de esto, aunque se hable en los distintos pa¨ªses, se hace t¨ªmidamente. Es urgente una gran batalla europe¨ªsta, la Europa de los pueblos contra la Europa de los populismos: esto es lo que est¨¢ en juego en los pr¨®ximos seis meses.
P. ?Qu¨¦ posibilidades hay de que el Movimiento 5 Estrellas (M5S) de Beppe Grillo se convierta en el primer partido italiano en las elecciones europeas? ?C¨®mo pretenden conjurar esta posibilidad?
?Qu¨¦ es Europa? ?Qui¨¦n nos representa? Las respuestas siempre balbucientes contribuyen a la victoria de? todos los populistas¡±
R. Es un riesgo muy fuerte. Las elecciones europeas son el mejor terreno sobre el que el Movimiento 5 Estrellas puede expresar su populismo. Y ya ha empezado. Y, frente a esto, no podemos ser t¨ªmidos, debemos plantar una batalla con la cabeza alta, planteando las razones de un europe¨ªsmo del cual hemos subestimado los aspectos positivos. Empezando por decir que la profunda crisis econ¨®mica y financiera no es debida a Europa, sino a la poca Europa. Un ejemplo: han sido necesarias 27 cumbres europeas desde 2008 antes de llegar a la frase de Mario Draghi ¡ª¡°whatever it takes¡±¡ª para salvar el euro, una declaraci¨®n que ha servido para empezar a salir de la crisis. Poca Europa significa que no existen las instituciones adecuadas. ?Qu¨¦ es Europa? ?Qui¨¦n nos representa? Las respuestas siempre balbucientes contribuyen a la victoria de Grillo, de Marine Le Pen, de Farage, de todos los populistas. Hablo con mucha franqueza: las instituciones europeas est¨¢n muy fragmentadas: el presidente del Consejo, de la Comisi¨®n, el presidente de turno del semestre, el Eurogrupo, el representante permanente¡ Cuando he hablado con Obama en Washington le he dicho: es importante que vaya a Bruselas. Hasta ahora, en cinco a?os, Obama no ha ido nunca¡.
P. ?Qu¨¦ le respondi¨®?
R. Me dijo que ir¨¢, pero el hecho de que en cinco a?os no haya venido, me hace pensar que tambi¨¦n desde la percepci¨®n americana hay una dificultad para interpretar a Bruselas como el lugar de la representaci¨®n europea. Probad a hacer un sondeo entre los ciudadanos europeos con esta pregunta: ?qui¨¦n es el jefe de Europa? Ser¨¢ interesante ver cu¨¢ntos responden Merkel, cuantos Barroso, cu¨¢ntos Van Rompuy¡
P. ?Y c¨®mo se puede corregir esto¡?
¡°No esperaba tanto racismo¡±
¡°Ahora que han pasado seis meses desde el nacimiento de mi Gobierno, debo decir que estoy muy orgulloso de la decisi¨®n de haber elegido a Cecile Kyenge como ministra de Integraci¨®n. Una decisi¨®n tomada en la soledad total, pero que al final deja constancia de la determinaci¨®n de este Gobierno de hacer frente de forma radical a un tema cultural muy fuerte, afrontado hasta ahora ¡ªtambi¨¦n desde el punto de vista generacional¡ª de un modo muy distinto. Cuando yo iba a la escuela, ¨¦ramos todos blancos. Mis hijos, en cambio, experimentan ya desde la escuela p¨²blica elemental la diversidad en el color de la piel. Es cierto, no me esperaba reacciones racistas tan violentas¡±.
Enrico Letta tiene ese orgullo y esa espina clavada. El orgullo de haber llevado al Gobierno a la primera ministra negra de la historia de Italia. La pena de constatar que los episodios racistas ¡ªtambi¨¦n contra la ministra Kyenge¡ª ensucian un d¨ªa s¨ª y otro tambi¨¦n las p¨¢ginas de los peri¨®dicos. El Gobierno que se enorgullece por el comportamiento de los vecinos de Lampedusa es tambi¨¦n el que mantiene una ley ¡ªla ya famosa Bossi-Fini¡ª heredada del populismo y la intolerancia. ?Est¨¢ satisfecho de la forma en que Italia ha reaccionado a la tragedia de Lampedusa? ¡°Estamos poniendo una generosidad y un esfuerzo extraordinario, desde el trabajo de nuestros militares ¡ªmientras est¨¢bamos en el Consejo Europeo salvaron la vida a 700 personas¡ª a los habitantes de Lampedusa, con quien tenemos una deuda de reconocimiento. Es verdad que debemos hacer m¨¢s, pero solos no podemos. Europa tiene que saber que el problema de la inmigraci¨®n o lo solucionamos entre todos o no tiene soluci¨®n¡±.
R. Si fuese dictador europeo durante media hora, publicar¨ªa dos edictos. Creo que el primero ser¨ªa inmediatamente compartido por la opini¨®n p¨²blica: la unificaci¨®n del presidente de la Comisi¨®n y del presidente del Consejo Europeo en una ¨²nica figura. Esto se puede hacer sin cambiar los tratados, basta con proponer a la misma persona. Una uni¨®n personal ¡ªdig¨¢moslo as¨ª¡ª de las dos funciones ya ser¨ªa una decisi¨®n importante. S¨¦ que desde el punto de vista de la perfecci¨®n jur¨ªdica de Bruselas estoy diciendo una especie de blasfemia porque el presidente del Consejo desempe?a un papel de gesti¨®n, mientras el presidente de la Comisi¨®n tiene otra funci¨®n, pero ser¨ªa m¨¢s pr¨¢ctico y todo el mundo lo entender¨ªa. Con el segundo edicto abolir¨ªa todos los acr¨®nimos que son incomprensibles para todos. La burocracia de Bruselas los utiliza como una br¨²jula, pero el resto de la gente se pierde. Solo basta pensar en el asunto de la crisis: EFS, ESM, SIX PACK TWO PACK¡, esto es, una lista de t¨¦rminos absolutamente incomprensibles entre los que nos perdemos. Har¨ªa falta volver a llamar a las cosas por su nombre para volver a acercar a los ciudadanos.
P. Las elecciones son el pr¨®ximo mes de mayo. ?Qu¨¦ propone para acercar a los ciudadanos en tan escaso margen de tiempo?
R. Ser¨¢ fundamental que Europa levante la bandera de la lucha contra el desempleo juvenil. Convertirla en una lucha europea. Si se lanza un gran proyecto para los j¨®venes, se hablar¨¢ de ello en todo el continente. Es m¨¢s: teniendo en cuenta que el Consejo Europeo de febrero se ocupar¨¢ de pol¨ªticas econ¨®micas relacionadas con la industria, tenemos dos opciones. O podemos dar un mensaje burocr¨¢tico o, en cambio, emprender una virtuosa segunda vuelta. En la ida ¡ªlos ¨²ltimos 10 a?os¡ª se ha teorizado que Europa no deb¨ªa tener m¨¢s industrias, que bastaba con finanzas y servicios. La cuesti¨®n ahora es c¨®mo reindustrializar de la manera m¨¢s avanzada, buscando dar trabajo a nuestros j¨®venes. Y est¨¢ tambi¨¦n la cuesti¨®n de la inmigraci¨®n. Europa se juega buena parte de sus posibilidades de ganar a los populistas precisamente sobre este terreno. Con una gesti¨®n equivocada del problema se pueden perder las elecciones europeas.
P. En Italia, el populismo ha tenido una larga incubaci¨®n. Umberto Bossi ¡ªel viejo l¨ªder de la Liga Norte¡ª entr¨® en el Parlamento en 1987 y ahora, 26 a?os despu¨¦s, uno de cada tres electores ha votado populismo, entre el Movimiento 5 Estrellas y la Liga. ?No cree que ser¨ªa necesario que ustedes ¡ªla pol¨ªtica tradicional¡ª hicieran una autocr¨ªtica sobre los errores que han favorecido esta escalada?
R. S¨ª, desde luego. No quiero que se me malinterprete. Cuando hablo de populismos me refiero a las pol¨ªticas y a los representantes, pero s¨¦ que entre los ocho millones que han votado al M5S, hay much¨ªsimos electores que antes han votado por el Partido Democr¨¢tico (PD) y por las formaciones moderadas del centroderecha. He reflexionado mucho sobre esto en los ¨²ltimos meses: la sentencia sobre el populismo no puede ser autoabsolutoria. No digo: nosotros somos buenos y ellos malos. Si tantos electores que votaban por nosotros en el pasado han elegido pol¨ªticas populistas, los primeros que debemos preguntarnos por qu¨¦ debemos ser nosotros. El 90% del ¨¦xito de los partidos populistas en Italia no se ha basado sobre cuestiones de Europa o de las pol¨ªticas econ¨®micas, sino como reacci¨®n a una pol¨ªtica que ha tardado demasiado tiempo en renovarse y en reducir los costes. Por eso, en Italia, una de las claves del resultado de las pr¨®ximas europeas depender¨¢ de si ¡ªcomo espero¡ª se convierten definitivamente en leyes la abolici¨®n de la financiaci¨®n p¨²blica de los partidos y una nueva ley electoral. Y necesitamos tambi¨¦n un rejuvenecimiento general de la direcci¨®n de los partidos. Debemos demostrar que la pol¨ªtica en Italia es capaz de reformarse sin que sea necesaria la toma de la Bastilla.
La cuesti¨®n ahora es c¨®mo reindustrializar de manera avanzada, buscando dar trabajo a nuestros j¨®venes¡±
P. Usted habla de la necesidad de la buena pol¨ªtica, pero tanto el anterior jefe del Gobierno, Mario Monti, como usted fueron apadrinados por el presidente de la Rep¨²blica y no por las papeletas de los electores. ?No fortalece esto tambi¨¦n la antipol¨ªtica, la falta de fe en la democracia?
R. Este es el motivo por el cual yo insisto tanto en que hay que cambiar las reglas institucionales. Entre nosotros hay muchos conservadores que dicen que este Parlamento est¨¢ deslegitimado y por tanto no puede cambiar la Constituci¨®n. Pero yo les digo que, si no se cambia, nuestro sistema continuar¨¢ aumentando los populismos. El ciudadano tiene que poder elegir un Parlamento, un presidente, un Gobierno. Pero en Italia tenemos dos parlamentos [la C¨¢mara de Diputados y el Senado] que tienen el mismo poder. Creo que antes del verano podemos cerrar la partida del cambio de la Constituci¨®n para reducir los parlamentarios y poner fin a un bicameralismo que nos lleva a la inestabilidad. Yo trabajo para que, en las elecciones del 2015, los ciudadanos puedan escoger entre dos opciones y esta elecci¨®n se traduzca en un Gobierno claro. En este sentido, la gran coalici¨®n que estamos viviendo en Italia es un momento extraordinario en el verdadero sentido de la palabra. Lo ordinario es la confrontaci¨®n entre el centroderecha y el centroizquierda con reglas institucionales que lo consientan.
P. La noche de las elecciones europeas, ?a partir de qu¨¦ resultado pueden convertirse para usted en peligrosos los partidos populistas?
R. Ser¨ªa un grand¨ªsimo problema si los populistas europeos superan el 25%. Esto lo debemos tener todos muy presente. Hay que tener en cuenta algo: desde 1979 hasta hoy todos los resultados de las elecciones europeas se han mirado en clave nacional, para ver las consecuencias internas de la subida o la bajada de tal o cual partido. Nunca en estos 35 a?os se ha mirado el resultado de forma conjunta. Ahora, en cambio, por primera vez la partida ser¨¢ de europe¨ªstas contra populistas. Y creo que esta din¨¢mica ser¨¢ id¨¦ntica en el resto de los grandes pa¨ªses. Ser¨¢ importante en Italia, pero tambi¨¦n en Alemania, donde todos ir¨¢n a ver ¡ªtambi¨¦n yo¡ª si Alternativa [para Alemania] est¨¢ todav¨ªa bajo el 5% o ha crecido; ser¨¢ fundamental obviamente en Francia y en Reino Unido y lo ser¨¢ tambi¨¦n en Espa?a, donde habr¨¢ que ver si los dos grandes partidos retienen todav¨ªa el 80% del electorado o si, por el contrario, empieza a pasar como aqu¨ª en los ¨²ltimos cinco a?os: en 2008, los dos grandes partidos juntos reun¨ªan casi el 70% del electorado y hoy son menos del 50%.
No pienso hablar de Berlusconi. No dir¨¦ nada, porque si digo algo titular¨¦is con ¨¦l¡±
P. Hablando de Italia, ?Silvio Berlusconi y sus problemas con la justicia contin¨²an poniendo en riesgo el Gobierno de coalici¨®n?
R. [Sonriendo] No pienso hablar de Berlusconi. No dir¨¦ nada, porque si digo algo titular¨¦is con Berlusconi. Quiero hablar de Europa.
P. Pero al menos diga si tambi¨¦n mete a Berlusconi en el saco de los populistas¡
R. Bueno, un poco s¨ª, un poco s¨ª¡
P. ?Qu¨¦ quiere decir un poco?
R. El PDL es una mezcla entre las dos cosas. Berlusconi en estos a?os ha mantenido posiciones populistas y a la vez otras m¨¢s institucionales y moderadas. Pero Italia tiene la gran fortuna de tener un presidente de la Rep¨²blica que se ha echado a la espalda la misi¨®n imposible de gestionar un resultado electoral tan dif¨ªcil y en un momento tan cr¨ªtico para salir de la crisis. Italia tiene que estar muy agradecida a Napolitano y tenemos que apoyarlo en su esfuerzo de mantener unido al pa¨ªs durante esta dif¨ªcil transici¨®n.
Esta entrevista ha sido realizada conjuntamente con Andrea Bachstein (S¨¹ddeutsche Zeitung), Lizzy Davies (The Guardian), Philippe Ridet (Le Monde), Tomasz Bielecki (Gazeta Wyborcza) y Fabio Martini (La Stampa).
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