Solo m¨¢s Europa con m¨¢s democracia

Los europeos estamos haciendo m¨¢s Europa. Sobre todo en la econom¨ªa, mucho menos en asuntos de Interior y Justicia (inmigraci¨®n, esa debacle ego¨ªsta) y un conjunto vac¨ªo en pol¨ªtica exterior (con EE UU, Oriente Pr¨®ximo, Rusia, Norte de ?frica).

Pero en econom¨ªa, s¨ª, y mucho, una refundaci¨®n. En tres a?os y medio, se ha dotado a la moneda com¨²n de muchos de los mecanismos de una uni¨®n monetaria (y econ¨®mica): fondos de rescate, tratado fiscal, regulaci¨®n bancaria, bosquejo de uni¨®n bancaria, nuevas funciones del Banco Central Europeo (las barras de liquidez por un bill¨®n y la promesa de comprar deuda p¨²blica, que han salvado al euro), nuevas coordinaciones (el procedimiento de desequilibrios macro)...

?C¨®mo se ha hecho? Transfiriendo competencias al poder federal, la Comisi¨®n, si bien aherrojada por el Consejo, el club de los Gobiernos. El problema estriba en que cada transferencia de una funci¨®n no ha ido acompa?ada del correspondiente traspaso de su control democr¨¢tico: el escrutinio por cuenta de los ciudadanos exhibe vac¨ªos o confusi¨®n.

Las pr¨®ximas elecciones al Parlamento Europeo pueden ser un acicate para la uni¨®n pol¨ªtica ¡ªquerida por Alemania y ya no rechazada por Francia¡ª como encuadre de la uni¨®n econ¨®mica. Encuadre concreto: toda competencia cedida a Bruselas (Comisi¨®n) deber¨ªa acompa?arse de la transferencia sim¨¦trica de su control democr¨¢tico a Estrasburgo (Parlamento).

Ejemplo reciente: el examen de los presupuestos nacionales por la Comisi¨®n (rega?ina a Espa?a), antes de que los vean las C¨¢maras nacionales. Est¨¢ aprobado (en el llamado two-pack), para prevenir antes que curar, de acuerdo. Pero aunque no genere inmediatas sanciones, las puede fraguar a largo plazo. Estos ex¨¢menes deber¨ªan, pues, pasar por el cedazo de la Euroc¨¢mara. Quiz¨¢ por una comisi¨®n especial y no la presupuestaria. Quiz¨¢ a modo de un Senado territorial interno para la supervisi¨®n de los Estados (en funci¨®n de autonom¨ªas), como asunto de inter¨¦s com¨²n para todos.

Si la ecuaci¨®n a m¨¢s uni¨®n econ¨®mica, m¨¢s Europa pol¨ªtica no la ejecuta la ciudadan¨ªa europea, el control democr¨¢tico lo har¨¢ la parroquia: v¨¦ase el papel invasivo del Tribunal Constitucional alem¨¢n. Riesgos de fragmentaci¨®n y de nacionalismos.

Si no lo estropeamos en las votaciones de mayo de 2014, el Parlamento Europeo ¡ªaunque lleno de vicios, y cu¨¢l no¡ª, podr¨¢ hacer buena tarea. La prueba, los servicios prestados en mejorar el nefasto paquete presupuestario septenal propuesto por el Consejo (tras jibarizar el de la Comisi¨®n). Ha arrancado 60.000 millones de m¨¢s por una v¨ªa indirecta, emplear los sobrantes no gastados en vez de devolverlos a las capitales.

Dada la amenaza populista, las pr¨®ximas elecciones se leer¨¢n no solo en clave dom¨¦stica, sino tambi¨¦n, al fin, en clave europea: europe¨ªstas contra ultras. Y como hemos estado culpando (sobre todo los Gobiernos necesitados de un chivo expiatorio) a la UE de todos los males, ahora igual hay posibilidades de que muchos m¨¢s ciudadanos se percaten de que eso de Europa es decisivo para sus vidas. Y se arremanguen. Ser¨¢ que Dios sigue escribiendo recto con renglones torcidos.