Honduras sin modelo
El segundo puesto logrado en las elecciones por el partido del expresidente Zelaya modifica la alternancia en el poder de los dos tradicionales, el Nacional y el Liberal
Un 45% de la poblaci¨®n hondure?a vive con un d¨®lar al d¨ªa y dos terceras partes (sobre 8,2 millones) deben arreglarse con no m¨¢s de dos d¨®lares. Honduras es el pa¨ªs m¨¢s violento del planeta con 85 homicidios por 100.000 habitantes y a?o, lo que en 2010 rest¨® un 10,5 % del PIB, casi 1.700 millones de d¨®lares. Tras un largo periodo de turbulencia y la restauraci¨®n en 1982 de algo que con ligereza se llama democracia, esta modesta naci¨®n, que no figura en los c¨®mputos estrat¨¦gicos de ninguna gran potencia, se hizo acreedora a un golpe de Estado militar en junio de 2009 contra el presidente Manuel Zelaya, que se vio obligado a abandonar el pa¨ªs en pijama, acusado de un repentino acceso de chavismo e in¨¦ditos planes de redistribuci¨®n de la riqueza.
Desde la divisi¨®n de Am¨¦rica Latina en dos izquierdas, la moderada de Lula-Rousseff en Brasil y la radical de sucesores y ep¨ªgonos del difunto Hugo Ch¨¢vez en el mundo bolivariano, y una eterna y ¨²nica derecha, se espera que los dirigentes latinoamericanos se alineen en alguna de esas trincheras de pol¨ªtica exterior. Y las elecciones presidenciales celebradas el domingo en Honduras cobran por ello un inter¨¦s que desborda largamente el peso internacional de esta naci¨®n centroamericana.
Estaba en juego el mantenimiento o no de un bipartidismo de los poderes f¨¢cticos entre el Partido Nacional y el Partido Liberal, con la aparici¨®n de un tercero en discordia, Libre (Libertad y Refundaci¨®n), nacido de los grupos populares de resistencia al golpe, que dirige la esposa de Zelaya, Xiomara Castro, junto al propio expresidente, al que se hab¨ªa permitido regresar en 2011. Pudorosamente, este solo ha asumido el puesto de coordinador general, ya que por ley no puede desempe?ar un segundo mandato, pero, sobre todo, para que nadie olvide que son dos por el precio de uno. Los resultados oficiales consideran irreversible la victoria del Partido Nacional, con su candidato Juan Orlando Hern¨¢ndez, pero no est¨¢ claro si el bipartidismo ha muerto o simplemente ha cambiado de ganador, porque en segundo lugar, gritando "fraude", figura el t¨¢ndem matrimonial, mientras que alejado se encuentra el Partido Liberal al que hab¨ªa pertenecido Zelaya, y hab¨ªa sido la pareja cl¨¢sica de ese bipartidismo.
El triunfo de Hern¨¢ndez? (mano dura contra el crimen y alguna caridad para los m¨¢s desfavorecidos) resultar¨ªa en cualquier otra latitud fuertemente extra?o
Si hay que atenerse a las declaraciones de los Castro-Zelaya, su victoria habr¨ªa sido a lo Lula en vez de a lo Ch¨¢vez, puesto que, tras la muerte del l¨ªder bolivariano el pasado 5 de marzo, hab¨ªan desaparecido de sus m¨ªtines las banderas cubana y venezolana, y la se?ora Zelaya hab¨ªa pasado a reivindicar un socialismo catracho, que es como decir hondure?o castizo. Su conversi¨®n hab¨ªa sido, sin embargo, lo bastante convincente como para que el presidente de la Asociaci¨®n Nacional de Industriales, Adolfo Fito Facuss¨¦, se expresara de manera muy receptiva ante la suerte electoral de la pareja. El triunfo de Hern¨¢ndez, cuyo programa era todo un cl¨¢sico: mano dura contra el crimen y alguna caridad para los m¨¢s desfavorecidos, resultar¨ªa, sin embargo, en cualquier otra latitud fuertemente extra?o. Ve¨¢se si no el Latinobar¨®metro de Marta Lagos: solo el 47% de los hondure?os apoya la democracia reinante, nueve puntos menos que la media latinoamericana; apenas un 18% expresa alguna satisfacci¨®n con el sistema, 21 puntos por debajo de la media; un miserable 12% considera justa la distribuci¨®n de la riqueza en el pa¨ªs; y en consonancia el 86% afirma que los que gobiernan lo hacen en su propio beneficio. Y, pese a todo ello, gana el representante del continuismo. ?Conducci¨®n caciquil del voto; compra de sufragios, manoseo del censo? O ser¨¢ que a Castro le ha perjudicado la apariencia de que a quien eleg¨ªan era a su marido.
La segunda inc¨®gnita ata?¨ªa al modelo de Gobierno. La previsible victoria de la socialista Bachelet el 15 de diciembre en las presidenciales chilenas planteaba la disyuntiva entre el modelo economicista de la derecha saliente y una socialdemocratizaci¨®n de la izquierda entrante. Honduras, en cambio, va a seguir aparentemente sin modelo conocido. La victoria de una derecha machihembrada ahondar¨¢ el retroceso de la l¨ªnea chavista, sin aportar ninguna propuesta nueva. Pero, pese a ello, Honduras dif¨ªcilmente volver¨¢ a ser la de antes del golpe porque ha nacido una fuerza que habla de refundaci¨®n constituyente y de atacar crimen y atraso no con la polic¨ªa ¡ªpor lo dem¨¢s, perfectamente in¨²til¡ª sino por la educaci¨®n regeneradora de un pa¨ªs que hasta hace nada parec¨ªa no importarle a nadie. Ni a sus gobernantes.
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