Bruselas avisa a Edimburgo de que debe pedir la adhesi¨®n si se divorcia de Londres

Los votantes escoceses decidir¨¢n en septiembre de 2014 si Escocia sigue formando parte de Reino Unido o se convierte en un estado independiente. Despu¨¦s de m¨¢s de tres siglos de uni¨®n pol¨ªtica, los partidarios de romper dieron a entender este martes que se tratar¨ªa de un corte limpio, sin costes: no hay por qu¨¦ preocuparse ni de la moneda (la libra, con el Banco de Inglaterra como ventanilla de ¨²ltimo recurso) ni de la jefatura de Estado (la reina Isabel II) ni de la Uni¨®n Europea. Escocia seguir¨ªa formando parte de la Uni¨®n, aunque para ello requerir¨ªa la autorizaci¨®n de los Veintiocho, sin un solo veto. Bruselas trat¨® ayer de echar balones fuera, tal y como ha hecho a menudo con Catalu?a. "La Comisi¨®n no se pronunciar¨¢ hasta que no haya un escenario real", dijo escuetamente un portavoz, para luego repetir la f¨®rmula catalana: si aparece un nuevo pa¨ªs en el continente, quedar¨ªa autom¨¢ticamente fuera de la UE, tendr¨ªa que pedir su inclusi¨®n, negociar el tratado de adhesi¨®n y que el resto de Estados miembros lo aceptaran.

La Comisi¨®n considera que el tratado (en su art¨ªculo 49) es claro en lo que respecta a un tercer pa¨ªs que solicite la adhesi¨®n a la UE. Pero los nacionalistas escoceses lo ven de otra manera: Escocia es un territorio que ya est¨¢ dentro de la UE y en caso de una independencia pactada bastar¨ªa con alterar los tratados, siempre con el acuerdo de cada uno de los Veintiocho. Eso emparenta directamente a Escocia con Catalu?a: Alex Salmond ha tratado de desligar por todos los medios la cuesti¨®n escocesa de la catalana ¡ªcon el argumento de que Escocia no sentar¨ªa ning¨²n precedente para Catalu?a, repetido una y mil veces en Edimburgo¡ª para evitar un eventual veto espa?ol, mientras que los pol¨ªticos catalanes tratan de hacer todo lo contrario.

Bruselas va y viene: tiende a lavarse las manos, aunque ¡ªa menudo rega?adientes¡ª siempre acaba recordando que una Escocia o una Catalu?a independiente tendr¨ªan que pedir el ingreso en la UE. Esa fue la respuesta en su d¨ªa del presidente Romano Prodi, y es el punto de vista de los juristas m¨¢s reputados en Bruselas, como Jean-Claude Piris, la m¨¢xima autoridad legal en la capital europea durante m¨¢s de una d¨¦cada. Pero la primera respuesta de la Comisi¨®n es siempre m¨¢s ambigua: para Bruselas, Escocia es "un asunto interno del Reino Unido", al igual que Catalu?a es un asunto de Espa?a.

En ambos casos sucede exactamente lo mismo: los partidarios de la independencia explican que ni Escocia ni Catalu?a tendr¨ªan mayores problemas con la UE porque ya forman parte, virtualmente, de ella. Los contrarios ¡ªy con calculadas medias tintas tambi¨¦n la Comisi¨®n¡ª explican que ambos territorios tendr¨ªan que negociar su adhesi¨®n y enfrentarse a diversos problemas, m¨¢s all¨¢ de los posibles vetos, como la cuesti¨®n en torno a la adopci¨®n o no de la libra o el euro. Para quedarse con la libra, Escocia necesita el pl¨¢cet de Londres. Y para el euro, Catalu?a necesita la luz verde de Madrid. En caso de una independencia pactada eso es relativamente m¨¢s f¨¢cil, indican fuentes diplom¨¢ticas.