La subversi¨®n
Berlusconi ha declarado la guerra abierta al Gobierno y, sobre todo, al presidente Napolitano, culpable de recomendar serenidad y no indultar al condenado
La profec¨ªa de Nanni Moretti se ha cumplido con creces. En su filme Il caimano, de 2006, in¨¦dito en Espa?a, Moretti repasaba la trayectoria de negociante y pol¨ªtico de Berlusconi, siempre a la sombra de desplantes, enga?os y posibles delitos, que llevaba inexorablemente a un enfrentamiento final con la justicia. Al ser condenado, el Caim¨¢n desencadenaba toda la violencia de los suyos contra los jueces, sin que le importara que ardiese el Palacio de Justicia. Ahora va m¨¢s all¨¢: el incendio roza ya al orden democr¨¢tico. Eso s¨ª, no ha dejado un solo d¨ªa de difamar a sus jueces, calificados de ¡°comunistas¡± y a llamar a movilizarse contra ellos. De los fraudes que motivaron la condena, por no hablar de la otra condena en primera instancia por prostituci¨®n de menores ¨Cel caso Ruby Robacorazones, la ¡°sobrina de Mubarak¡±-, hasta ayer ni palabra.
La supuesta bufonada que hizo re¨ªr al premier Letta, apoyando por sorpresa al gobierno el 2 de octubre, no fue tal, sino el ¨²nico medio de mantener el enlace con sus apoyos sociales (los empresarios, la iglesia) y con los berlusconianos gubernamentales, con el delf¨ªn Alfano a la cabeza. Tumbar sin m¨¢s al gobierno ¡°de amplios acuerdos¡± era excesivo. Solo que al renovar sus ministros la lealtad al jefe, quedaban atrapados por la exigencia de serle fieles en el futuro. Para que tregua no fuera paz, hizo entrar entonces a sus radicales, aut¨¦nticos ¡°lealistas¡±, encargados de denunciar la traici¨®n de Alfano y los ¡°moderados¡±, hasta que estos, minoritarios, se vieron empujados a crear su propio partido, mientras Berlusconi se dejaba llevar en la refundaci¨®n de Forza Italia. A partir de aqu¨ª, la guerra abierta, al aproximarse el voto de la C¨¢mara Alta donde se decidir¨¢ que Berlusconi resulta deca¨ªdo como senador. Contra el PD, contra el Gobierno y, sobre todo, contra el presidente Napolitano, culpable de recomendar serenidad y no indultar al condenado.
Napolitano es as¨ª para Berlusconi el objetivo a destruir, en el marco de su reto subversivo contra las instituciones. En su peri¨®dico, Il Giornale, los insultos dejan atr¨¢s a los de la antigua prensa fascista. Napolitano, escribe su director, ¡°es la cabeza de una conspiraci¨®n que trata de subvertir la voluntad popular. Es un viejo amargado y de mala fe, indigno de ocupar los m¨¢s altos cargos del Estado¡±. Estamos ante una brutal incitaci¨®n a la violencia para las manifestaciones de forzisti iniciadas hoy, dirigidas a imponer la impunidad de un delincuente frente al Estado de derecho, con el respaldo de su coro medi¨¢tico. Futuro incierto.
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